Redacción Canal Abierto | Luego de una minicorrida que la llevó a superar los $40 el jueves 21, la divisa  norteamericana se estabilizó en la City porteña y el propio ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, se aventuró a decir en el púlpito de TN que “la volatilidad va a ser baja” y que desde el Gobierno “están tranquilos”. Sin embargo, los centavos que ganó el dólar alcanzaron para fomentar la remarcación de precios al consumidor, que sumados a los tarifazos en los principales servicios que seguirán hasta agosto, prometen una inflación en alza.

Para Alejandro Rebossio, periodista especializado en el economía y coautor, junto a Alejandro Bercovich de Estoy verde -libro sobre la incidencia del dólar en la idiosincrasia y la economía argentina- la combinación de devaluación e inflación no redunda, ni siquiera, en exportadores contentos.

¿El dólar está barato o caro?

Hay un índice que se llama tipo de cambio real multilateral que elabora el Banco Central, ajustado por inflación en relación no sólo al dólar sino también a las otras monedas con las que comercia Argentina (el real brasileño, el swan chino, etc.) y mide cuán competitiva está la economía y cuán barato o caro está el peso. Según este índice, el peso hoy está como a principios de 2014, cuando devaluó el gobierno de Cristina Fernández de $6 a $8.

Hoy en día, el dólar ni está tan caro como hace unos meses, en septiembre por ejemplo, ni está tan barato como antes de la devaluación, en marzo de 2018. Después de la devaluación que encareció mucho el dólar, en los últimos meses más o menos se estabilizó, pero la inflación, en cambio, siguió subiendo a un ritmo importante, casi un 3% en enero, y para febrero y marzo se prevé peor.

¿Qué consecuencias trae ese escenario para la economía?

Que volvieron a aparecer los problemas de competitividad de bienes y servicios que se producen en Argentina, y que salen caros.

Devaluar tiene un costo social enorme, pero si hay algo positivo en las devaluaciones es que te abaratás y hay posibilidades de vender tus productos o tus servicios (de software, audiovisuales, anuncios comerciales) en el extranjero. Ese beneficio que tiene la devaluación y que implica mucho sacrificio, ya se está perdiendo en pocos meses. No volvimos al casillero anterior que era el de marzo, pero vamos camino a eso. Muchos pensaban que el tipo de cambio iba a mantenerse competitivo durante mucho tiempo y ahora eso parece diluirse.

El importado sale más barato, o las empresas quieren exportar un producto o un servicio argentino y vuelven a encontrar dificultad para insertarse. Eso se debe a que el dólar se estabilizó, la inflación siguió subiendo, y además aplicaron retenciones que, en el caso de la industria, son más altas que en la época kirchnerista. Hoy los industriales están muy complicados.

Es lógico aventurar, entonces, que los sectores exportadores van a presionar por un tipo de cambio más competitivo, es decir por una devaluación más profunda…

Sí, pero no creo que consigan mucho, porque la única variable que el Gobierno puede ofrecer positiva al electorado es que se estabilizó el dólar. El Gobierno está haciendo todo lo posible para evitar otra devaluación descontrolada como la de abril-septiembre 2018 porque sabe que una devaluación así va a impactar en una mayor inflación todavía y en una mayor caída de la actividad económica, y para evitarlo se pasa al otro lado y sube la tasa de interés. El dólar tranquilo es como un ancla antiinflacionaria que tiene el Gobierno.

¿Pero la estrategia de mantener alta la tasa de interés qué impacto produce?

Genera recesión. Como una devaluación descontrolada sería la muerte de la economía y del futuro político de Mauricio Macri, el Gobierno prefiere evitar ese escenario, sube la tasa de interés y profundiza y prolonga la recesión.

¿Tienen capacidad para aguantar el dólar quieto?

Con recesión, se caen mucho las importaciones, mucho más que las exportaciones, que también caen. Entonces vos tenés superávit comercial, entran dólares y también están los dólares del FMI. No sé si van a faltar dólares para sostener el precio de la divisa salvo que empiece una demanda muy fuerte por parte de los inversores, ya sea grandes o pequeños.

Pero aguantar el dólar a fuerza de recesión tampoco parece un buen escenario…

No, porque a medida que se profundiza la recesión también cae la recaudación y se hace más difícil cumplir con el déficit fiscal, que no cae en la medida en la que busca el Gobierno. Entonces, el Gobierno no tiene plata para pagar la deuda, que estaba prevista para ser pagada con un déficit fiscal primario de antes del pago de intereses de deuda del 0%. Si no se llega al 0% porque los ingresos son menores a los previstos, ¿de dónde va a sacar plata para pagar la deuda? La respuesta puede ser que gastará menos, es decir que habrá más ajuste.

Entonces, vos ves un escenario electoral complicado en lo que tiene que ver con lo económico, aun sosteniendo estable el precio del dólar.

Sí, lo veo complicado. El primer dato de enero muestra que cuando el Gobierno se entusiasmaba con que el segundo trimestre del año se iba a recuperar la economía, ya tiene que estar pateando el horizonte para más adelante.

 

Ilustración: Marcelo Spotti

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