Por Melissa Zenobi | Piloto Automático cuenta la historia del reencuentro de Emma y Leticia luego de 17 años sin verse, y con la vida totalmente modificada. Ambas habiendo contraído matrimonio, pero contrariadas ante un amor que es más fuerte que las decisiones que puedan ser capaces de tomar, un amor desgarrador que trasciende diferentes circunstancias.
Fanny Rodríguez le pone el cuerpo a Emma. Es católica practicante y a la vez racional, conservadora, y muy estructurada en sus ideas y sentires. Es madre presente y cuidadora en una familia tipo, y bien acomodada.
La Tana Cardella es Leticia, de un perfil más hippie. Fotógrafa, artista, casada con otra mujer: “pareciera que tiene todo más resuelto, al menos en relación a su sexualidad, porque verla a Ema la desestabiliza por completo”, explica Fridman.
Lo real es que el encuentro entre ambas mujeres viene a desequilibrarlo todo: mandatos, decisiones, vidas armadas. Aparece una intensidad tan latente que es capaz de desarmar al público más frío.
“Yo considero que uno suele vivir por inercia, en Piloto Automático. Es importante detenerse, pensar, observarse y jugársela dejando de lado los mandatos familiares, el ideal social de pareja ideal y, por supuesto, el miedo al propio fracaso”, reflexiona Gabyta Fridman, autora y directora.
Y reconoce: “Una se mueve en algunos ámbitos donde vemos que estos temas están más resueltos, pero la verdad es que no es así. Hay gente con mucho prejuicios, y no sólo pasa por la edad, sino por cómo se piensa”.
Además de reflexionar sobre el amor, lo que propone Piloto Automático es “empezar a dejar de lado las etiquetas, porque parecemos Facebook que todo lo necesitamos nombrar. Que cada uno viva la vida como quiera”.
«Es importante detenerse, pensar, observarse y jugársela dejando de lado los mandatos familiares, el ideal social de pareja ideal y, por supuesto, el miedo al propio fracaso”.
Puede verse todos los viernes a las 21, en NÜN Teatro Bar (Juan Ramírez de Velazco 419, Ciudad Autónoma de Buenos Aires).