Redacción Canal Abierto| El 26 de junio de 2002, en el marco de una jornada nacional de lucha, Maximiliano Kosteki y Darío Santillán fueron asesinados en la entonces Estación Avellaneda del Ferrocarril Roca, que hoy lleva sus nombres. El hecho marcó el inicio de la cuenta regresiva del gobierno de Eduardo Duhalde, surgido de la pueblada que puso fin a la presidencia de Frenando De La Rúa y, con esta, al modelo heredado de su antecesor, Carlos Menem.
Estos gobierno dejaron un tendal de desocupados y excluidos, que hacían valer sus reclamos mediante los cortes de calles, rutas y accesos. En la represión de una de estas jornadas Kosteki y Santilla´n fueron asesinados por la policía bonaerense. Si bien los autores materiales, el comisario Alberto Fanchiotti y el Cabo Alejandro Acosta fueron encontrados culpables y hoy cumplena cadena perpetua, los familiares y compañeros de las víctimas nunca cesaron su reclamo por la condena a los autores intelectuales de la masacre.
«Seguimos en la misma búsqueda de poder tener plenamente justicia y que los responsables políticos de los asesinatos de Maxi y Darío estén juzgados y condenados por las responsabilidades que ellos tuvieron aquel día. Solamente Fanchiotti y Acosta tienen cadena perpetua que está firme pero para nosotros no es suficiente» plantea Vanina Kosteki, hermana de Maximiliano. «La responsabilidad no es solamente de los que apretaron el gatillo y mataron. Ellos recibieron una orden desde el gobierno para ir a reprimir y parar las protestas, por ende ellos también son responsables. En 17 años gobierno tras gobierno vienen matando jóvenes y vienen reprimiendo en todas las protestas para que la gente no se manifieste reclamando derechos que les corresponden», agrega.
En el mismo sentido, Leonardo Santillán, hermano de Darío, afirma que «tras todos estos años de lucha en los que cada 25 estuvimos en la vigilia cultural con bandas, compañeros, familiares de otros casos que es ha tocado perder un familiar. Estamos agradecidos por todo este aguante que hay con Darío, Maxi y, sobre todo, el compromiso de no olvidar. Porque entendemos que si olvidamos vuelven a aparecer todos los responsables».
Santillan ve una continuidad entre la lucha de su hermano y otras revueltas populares que hubo en nuestro país. «Hay una lucha que venía de antes. Había otra gente que había luchado por conquistar derechos. Eso era algo que le tocaba muy de cerca. El reivindicaba la lucha de los desaparecidos y de las Madres de Plaza de Mayo y él venía tomando esas banderas».
Esa lucha, lejos de haber concluido aquella jornada, hoy encuentra otras continuidades. Al respecto, Santillaán cree qe «una de las cosas que han quedado, como también con todo tenía que ver con su vida cotidiana que siempre estaba con compañeros que tenían dificultad y viviendo situaciones de mucha miseria y mucha pobreza. El intentaba convencerlos que había que salir a luchar. Y esas cosas han quedado en la gente y en los compañeros que son los que hoy vienen reivindicando ese ejemplo militante».
Pero así como las luchas populares encuentran herencias, también lo hace la represión estatal. «Es muy similar lo que ha sucedido el último año con la profundización de la represión hacia todos los sectores que están en lucha denunciando este saqueo, los cierre de fábrica que dejan sin trabajo y este ajuste brutal que se viene sobre el pueblo. Es muy similar a lo que el gobierno de Duhalde intentó hacer en su momento. El plan que tenía que ver con asesinar compañeros y después decir que eran internas piqueteras, que había vínculos con fuerzas guerrilleras y que había intentos de desestabilización e insurrección popular, como lo anunciaron algunos funcionarios como Anibal Fernandez días después de la masacre cuando todo el gobierno había cambiado el discurso por la aparición de las fotos y el repudio de todas las organizaciones populares. Eso es algo que a Duhalde le ha salido mal y que este gobierno lo viene intentando de diferentes maneras, con casos como el de Santiago Maldonado o como la masacre de San Miguel del Monte. El gobierno viene rompiendo barreras en eso de asesinar pibes. Me parece que hay algo similar, pero ese gobierno se muestra cada vez más tenaz en cuanto a la represión, las violaciones de los derechos humanos y en asesinatos para la estigmatización de la gente pobre» afirma Santillán.
«Como sociedad fuimos aguantando a un gobierno menemista que llevó a la desocupación y a la miseria a un pueblo. Y llegó un momento que la gente se cansó. Y la única forma que tenía para hacerse oír era salir a la calle para reclamar un trabajo, digno, educación, vivienda… Todo tiene un límite. Si hoy por hoy vemos la realidad del país estamos nuevamente en una situación de crisis. En algún momento la sociedad va a abrir los ojos y va a decir basta, se acabó, hasta acá llegamos y no le vamos a seguir permitiendo al gobierno que que ponga a la sociedad en el lugar en que estamos. Eso fue lo que pasó el 19 y 20 de diciembre con la caída de De La Rúa y posteriormente con el asesinato de Maxi y Darío. Por eso Duhalde llama a elecciones. Se dio cuenta que lo que hicieron fue una animalada y que seguían los pasos de De La Rúa», conluye Vanina Kosteki.
A 17 años de aquellos sucesos, Canal Abierto presenta un audioinforme con los testimonios de Vanina Kosteki y Leonardo Santillán.