Por Pablo Díaz Mayorga* | El domingo en la provincia de La Rioja, además de votar el estamento presidencial se realizó la elección para renovar los cargos de gobernador y jefes comunales de diferentes distritos. Ocurrió en una jornada que estuvo marcada por la polarización nacional Macri-Fernández, que sumaron muchísimos votos a los contendientes locales. Pero más sumó el voto en blanco.
Si bien la dupla vencedora integrada por Ricardo Quintela y Florencia López llegó al 40,84% de los votos, hay un mensaje en las urnas para el justicialismo, que está en el poder hace 36 años. Ésta tiene que ver con llevar adelante no sólo una agenda social que sepa contener y ayudar a los miles de riojanos y riojanas que viven en la pobreza, sino también con transformar y transparentar el sistema electoral de la provincia, que una vez más se mostró oxidado en vistas de una discusión más profunda de ideas. Se primó de nuevo el aparato por sobre las propuestas, y la institucionalización del “punterismo” a través de numerosas colectoras que, en esta ocasión, llegaron al impresionante número de 63 sólo para el departamento capital.
A su vez, lo que terminó por expresar este descontento fue el altísimo número de riojanos y riojanas que no votaron en el tramo a diputados nacionales: más del 38% de un padrón electoral de 288.000 ciudadanos y ciudadanas que optaron por no elegir a ninguna de las variantes políticas, votaron en blanco y fueron mayoría. Así, dejaron en segundo lugar al actual gobernador Sergio Casas con 66.981 votos y en tercer lugar al candidato de Cambiemos, Felipe Álvarez, que llegó a 56.522 votos.
Otro de los elementos que podría haber reafirmado esta situación son las fricciones internas pero públicas que se sucedieron durante el proceso de acuerdos dentro de la lista del Frente de Todos, que alcanzaron a mellar la unidad del peronismo. El enojo de algunos dirigentes históricos del PJ local, entre ellos Beder Herrera, hizo que los logros alcanzados en las PASO -que sirvieron como termómetro para medir la bronca contra el gobierno macrista- no se reflejaran tal cual en las generales.
No obstante, que una vez más el voto en blanco ocupa un lugar protagónico, termina manifestando un descontento de la sociedad ante un debate polarizado por fuerzas que no quisieron o no pudieron representar un mejor modelo económico, ni ofrecer soluciones de fondo para problemas estructurales de nuestra provincia como la precarización laboral, los bajos salarios y la falta de un proyecto productivo.
Ninguna de las fuerzas políticas, salvo expresiones minoritarias, hicieron una propuesta seria que sea verdaderamente superadora. El Frente de Todos apeló al marketing del “voto abrazo” y no quiso polemizar con el macrismo local para debatir modelos económicos y políticos. El mismo método utilizó el candidato de la Casa Rosada y ex ministro de defensa, Julio Martínez, quien no quiso hablar de economía ni de políticas públicas, reproduciendo un discurso emotivo que, al calor de las marchas del “Sí se puede” -que tuvieron una fuerte reproducción en redes sociales y medios hegemónicos-, logró sumar los suficientes votos para que por primera vez en la historia democrática de la provincia, la intendencia de la capital esté presidida por una integrante sólida del Partido Radical.
El voto en blanco ocupa un lugar protagónico, termina manifestando un descontento de la sociedad ante un debate polarizado por fuerzas que no quisieron o no pudieron representar un mejor modelo económico, ni ofrecer soluciones de fondo para problemas estructurales de nuestra provincia como la precarización laboral, los bajos salarios y la falta de un proyecto productivo.
En ese sentido, es importante remarcar que, en La Rioja, ese conjunto de ideas que hace apenas 4 años llevaron al macrismo al poder, están hoy más vitales que nunca. Por lo que resulta cada vez más necesario el poder discutir de forma franca y crítica los modelos económicos en pugna detrás de “la grieta”, para trazar un camino de largo aliento y que le devuelva a nuestra provincia un crecimiento sostenido y plena autonomía política.
(*) Desde La Rioja