Redacción Canal Abierto | A través de mecanismos como jubilaciones compulsivas, no renovación de contratos, persecuciones sindicales y los clásicos telegramas, un 30% del personal de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno fue despedido en los cuatro años que duró el gobierno de Cambiemos.
“En 2015 éramos aproximadamente 1200 compañeros. Durante la gestión macrista, el ajuste, el desguace del organismo, nos llevó a que hoy seamos alrededor de 800”, relata Leonardo Heredia, congresal de la CTA Autónoma Capital y trabajador del organismo.
La Biblioteca Nacional -fundada en 1810 y cuyo edificio actual fue inaugurado en los 90- alberga aún los volúmenes donados por Manuel Belgrano. Según su página web, su misión es “custodiar, acrecentar, preservar, conservar, registrar y difundir la memoria impresa del país o sobre el país”. Pero son demasiadas tareas para el personal que aún continúa.
Bajo la dirección de Alberto Manguel, primero, y Elsa Barber, después, el edificio de Recoleta se fue convirtiendo en una biblioteca más.
“La Biblioteca Nacional quedó vaciada de actividades estos últimos cuatro años. Hay programas, como el de traducción o el del noticiero panamericano, que fueron cerrados. Las actividades culturales tampoco se ven. El Auditorio Jorge Luis Borges, que está en el primer piso, está cerrado, no tiene luces, no tiene audio. Y las políticas de digitalización, de restauración, que hacen a la investigación de la biblioteca tampoco siguen”, explica Juan Domingo Pignataro, delegado de la Junta Interna de ATE en la Biblioteca por veinte años.
La precarización al palo
Patricia Castro es docente y trabajó en la Biblioteca por más de veinte años. “Yo trabajaba en la parte cultural, en investigaciones para muestras, becas, concursos, etc. Y el 2 de mayo del año pasado recibí el telegrama de despedido. No entendí por qué”, cuenta en diálogo con Canal Abierto.
Como ella y gracias a su condición laboral precaria, la mayoría de los despedidos no recibió indemnización.
“De los 800 trabajadores que le quedan a la Biblioteca, los contratados somos unos 750. Cuatro compañeros solamente están en planta permanente, y el resto son monotributistas y están percibiendo ahora unos haberes de $20.000”, detalla Natalia Vega, también congresal de la Central y trabajadora de más de veinte años de antigüedad.
Aún con fallos judiciales a favor en algunos casos, los despedidos siguen sin ser reincorporados. Organizados en una comisión, esperan por una reunión con la nueva dirección a cargo de Juan Sasturain, quien promete “revisar caso por caso”. “Estamos esperanzados en que se dé vuelta esto, que se cambie la realidad de los trabajadores que hoy estamos con molinetes, con horarios extendidos, con las horas extras congeladas, en un ado de precariedad muy grande”, agrega Pignataro.
Realización audiovisual: Pablo Martínez Levy
Entrevista: Gladys Stagno