Palabra extravagante, desde luego, pero es la que minutos atrás largó un tal Pablo Rossi en su programa “Volviendo a casa”, radio Mitre. “Estamos viviendo en una infectocracia”, dijo. Cosa similar había dicho unos días atrás Marcelo Longobardi en su programa, también de Mitre: “La infectocracia que nos gobierna nos va a volver locos”.
Si uno se atiene a la etimología del término democracia, es decir, gobierno del pueblo, y con sumo esfuerzo intenta trasladarla al significado de infectocracia, podríamos inferir que a juicio de los tales Rossi y Longobardi estamos padeciendo los arrestos de un gobierno de gente infecta. De gente, digamos, que de tan sucia y descuidada puede provocar infecciones. Gobierno de gente infecta, al decir de los tales Rossi y Longobardi, que celebra y echa mano de la arremetida de la peste para disimular su verdadero y espeluznante propósito: apropiarse de comercios y empresas; ocultar a los ojos de los ciudadanos de bien su estrepitoso fracaso en la política social y económica; su ausencia de sensatez en la negociación del pago de la deuda externa, “porque la Argentina, para ser creíble, debe honrar su palabra, sus compromisos”; someter y narcotizar a la población a través de la artera instauración de un infundado temor a una peste que, al final de cuentas, no hace más que matar viejos y pobres.
Quedarse con todo, en fin, lo que en este momento, diría Arlt, sería quedarse con un miserable plato de lentejas.
Vamos, si la cosa viene de ponerse a inventar palabras, cosa que ocurre desde hace años, mal no vendría la invención del término infectoperiodismo, gobierno que tiene entre sus hombres más sublimes y locuaces a los tales Rossi y Longobardi; a los tales Majul y Jorge Fernández Díaz; a los tales Eduardo Feinmann y Federico Andahazi… Y demases retoños periodísticos del ánimo y la idiosincrasia menemista. Hay que posicionarse, hay que posicionarse. Y lo bien que han sabido posicionarse.
Como solía decir el tío Polaco, ejemplar de porteño y vecino de Plaza Almagro: Yo no opino, solamente observo y hago observar.