Canal Abierto Radio | Las desigualdades en el mundo no son solo en términos de ganancia o propiedades individuales, que las hay y son estrepitosas, sino también en términos de ubicación y acceso a servicios elementales para la subsistencia. “Estamos hablando de aberraciones del capitalismo de una situación de exclusión de gran cantidad de seres humanos” indicó Isabel Rauber.
La crisis mundial por el coronavirus “sebe ser un momento para pensar políticas públicas estatales, nacionales provinciales o municipales, distritales, o depende el país, porque esto es común a Latinoamérica” donde hay poblaciones en condiciones de hacinamiento, aisladas o abandonadas. “Es la vida la que está precarizada, los movimientos sociales tienen una gran responsabilidad” subrayó.
La pandemia y las medidas de prevención no van a durar para siempre, y muchas empresas seguramente saldrán beneficiadas mientras los Estados inviertan para cuidar a las poblaciones. Hay sectores fundidos, caída del PBI mundial y pérdida masiva de fuentes laborales.
“Tenemos que mirar con un optimismo activo, organizado y con propuestas. Son tres cosas. El día después la normalidad no va a ser tan normal. Para que no sea peor hace falta que los movimientos sociales se pongan al frente. No solamente de reclamar urbanización sino de construir las propuestas con la comunidad”.
Deben ser las organizaciones sociales las que preparen el terreno y trabajen con la población, para garantizar una “participación informada y formada”. “Todo eso debe ser pensado por la propia población que es la que va a tener que vivir esa transición”, y convocando a todos los actores sociales, también al empresarial a partir a partir de “un compromiso ético y moral”. “Las empresas tienen que aportar para el bienestar de la población porque se han enriquecido de la explotación de esa población” expresó.
“Las luchas son iguales pero los costos de las peleas y los tiempos son diferentes”
En cuanto a la crisis en los distintos países de América Latina, Rauber abordó las diferencias entre gobiernos y niveles de organización entre los países. Concretamente, en el nuestro “hay diálogos establecidos con el gobierno, con los intendentes, gobernadores, pero tiene que haber organización y movilización porque lo que las propuestas deben ser respaldadas, trabajadas”.
Pero en Brasil, Chile, Perú, Ecuador y en gran parte de Centroamérica, donde hay gobiernos neoliberales, los movimientos sociales tienen que enfrentarse, además del virus a la represión y persecución estatal, “aparte de demencias, mentiras y falsedades”. “No podemos seguir conviviendo con una exclusión salvaje, hay que terminar con la hipocresía” disparó.
“Tengo fe porque conozco muchas organizaciones y sus experiencias y el pueblo que sabe, puede y quiere. De alguna manera, con más o menos lucha, estas cuestiones se van a tener que resolver cuando esta pandemia pase, cese, o cuando sea posible”.