Redacción Canal Abierto | “Hace 40 años discuto convenios colectivos sin ninguna huelga”. “En mi sector el problema no es el salario. Yo hice muchas flexibilizaciones que me pidieron los empresarios”, quien habla no es un gerente o un jefe de personal. Son declaraciones en una reciente entrevista televisiva de Armando Oriente Cavalieri, secretario General de la Federación de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS).
La federación agrupa a los principales sindicatos de trabajadores de comercio del país (el SEC de la CABA, AGEC de Córdoba, AEC de Santa Fe, por nombrar algunos) y está encabezada por el “gitano” Cavalieri desde el 2007. El dirigente es, a la vez, secretario General del Sindicato de Empleados de Comercio de la ciudad de Buenos Aires desde hace nueve mandatos y presidente de la obra social del sector, OSECAC. La suma del poder… y la caja.
Las consecuencias de este modelo de unicato y sin democracia sindical están a la vista: el de los empleados de comercio es uno de los sectores con mayor precarización laboral, peores salarios, con remuneraciones recortadas en este escenario de pandemia y un amplio universo de trabajadores sumidos en la informalidad con la vista gorda del gremio y los gobiernos.
Sindicato Joven
“En 2015, siendo delegado de AGEC (Asociación Gremial de Empleados de Comercio de Córdoba) en un supermercado mayorista Yaguar, hicimos asambleas para exigir camperas de abrigo –era pleno invierno– y el pago de las horas extras. Eso en comercio, y aquí en Córdoba, es muy raro, parar toda la línea de cajas en un mayorista nunca se había visto. Había compañeros a los que se le debían muchas horas extras en negro”, comenta Walter Camino, secretario general del CIS – CTA Córdoba (Comercio, Industria, Servicios – Sindicato joven), un gremio afiliado a la CTA Autónoma provincial que agrupa a trabajadoras y trabajadores de distintas actividades del sector privado.
“Enseguida, desde Buenos Aires, llegaron abogados y el gerente de recursos humanos de la empresa. Nosotros les dijimos que pagaran las horas extras, que iba a ser más barato que una multa de la AFIP. A la semana siguiente nos pusieron una denuncia penal por amenazas y coacción y nos iniciaron una presentación para quitarnos la tutela sindical. Nuestro gremio en ese momento, AGEC, nos puso un abogado que trabajó muy mal y nos dejó a la deriva. Luego buscamos una abogada que era de la CTA; no pudimos recuperar la tarea pero no perdimos la tutela sindical como delegados electos por lo que seguimos activando y organizándonos sindicalmente. En abril de 2019 se nos venció el mandato y, al no hacer nuevas elecciones AGEC, en abril de 2020 la tutela caducó definitivamente y no nos dejaron entrar más a la empresa. Ahí encontramos al CIS y nos pusimos en contacto con Gustavo Córdoba, su secretario general”, narra Camino. Así nace el CIS Córdoba, de un conflicto puntual en el que un gremio pro-patronal abandonó a los trabajadores que luchaban por sus derechos: es decir, que deja zona liberada a la patronal para conculcar derechos adquiridos.
Pese al contexto de pandemia que sobrevino –e impidió la realización de las elecciones de delegados–, trabajadoras y trabajadores del mayorista Yaguar se afiliaron masivamente al CIS y hoy, de realizarse una compulsa de afiliados, AGEC perdería la representación en la empresa.
“Gracias a la figura de organizador sindical del CIS nosotros seguimos activando. Las empresas no reconocen al gremio, lo rechazan, pero el trabajador tiene el derecho de elegir el sindicato y la federación donde se sienta representado”, señala Camino.
El CIS Córdoba crece en otros sectores como Solvent, empresa que hace la reposición externa de Arcor; hace algunas semanas los trabajadores hicieron el pedido de representación del CIS en reemplazo de la AGEC ya que son mayoría los afiliados al nuevo sindicato. También cuentan con representación en Unilever, Easy, PDVSA, Mediterránea Clean (servicios de limpieza), Gestam (mantenimiento y limpieza), Protec (seguridad de Carrefour). En todos estos casos, trabajadores y trabajadoras eligieron delegados organizadores del CIS, ante la imposibilidad de la elección con validación del Ministerio de Trabajo. A su vez, todos estos son sectores de alta precarización y maltrato empresarial y, obviamente, carentes de la protección sindical del gremio tradicional.
“Ante el hartazgo y la indiferencia del gremio ausente, la gente está yendo al frente. Mientras que ellos creen que no podemos hacer nada, la organización avanza. Con nosotros se les escapó la tortuga”, señala Camino, en relación al gremio tradicional que conduce Pablo Chacón, a su vez secretario de Previsión Social de la Federación de Empleados de Comercio (FAECyS).
SITRAIC
Otra área de alta informalidad y precarización, a la vez que una de las mayores empleadoras del país, es la de la construcción. De la mano de la patria contratista agremiada en la Cámara Argentina de la Construcción, el gremio casi monopólico del sector es la UOCRA conducida hace décadas por Gerardo Martínez, usual delegado de la CGT en la Organización Internacional del Trabajo.
Hace poco más de una década, luchando contra el unicato sindical, las patotas armadas y las elecciones a dedo de la UOCRA, surgió el SITRAIC (Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Construcción). En 2013, tras un fallo de la Corte Suprema el Ministerio de Trabajo, a cargo de Carlos Tomada, tuvo que reconocer la legalidad del gremio.
La semana pasada una nueva noticia debe haber incomodado a Martínez, que este año no viajará a Ginebra. El Ministerio de Trabajo reconoció el derecho del SITRAIC-CTA-A a percibir la cuota sindical de sus afiliados y afiliadas, a la vez que recordó a los empleadores la obligación de actuar como “agente de retención” de los aportes que deben girar al sindicato. Esta es una gran victoria para un sindicato todavía pequeño.
“A partir de esta decisión, vamos a poder reclamar judicialmente para que los empleadores hagan los aportes en tiempo y forma ya que, si bien nosotros ya cobrábamos la cuota sindical, hay empresas que hacen la retención de la cuota pero luego no realizan el aporte al sindicato. Hace más de cuatro años que reclamamos esto y antes tuvimos fallos de la Justicia, pero por fin pudimos destrabar esto tras una reunión que tuvimos con el ministro Moroni, junto con la conducción nacional de la CTA Autónoma y se pudo avanzar”, señala Víctor Grosi, secretario General del gremio, en entrevista con la Agencia ACTA.
¿Paralelizar o ir al muere? ¿Una falsa dicotomía?
En el contexto de pandemia Mc Donald’s –al igual que otras empresas “sangucheras” como Mostaza y Burger King–, redujo los ya de por sí bajos salarios y beneficios a sus empleados con la excusa del descuento del presentismo, contraviniendo el decreto de necesidad y urgencia del Gobierno Nacional que dispuso el aislamiento obligatorio y que estableció que en ese período “los trabajadores y trabajadoras del sector privado tendrán derecho al goce íntegro de sus ingresos habituales”. El recorte fue refrendado mediante un acuerdo con la Federación de Trabajadores Pasteleros y Afines, conducida por Luis Hlebowicz, que accedía a las suspensiones de personal con el cobro del 75% del salario.
El equipo jurídico del Sindicato Joven CIS con fecha 11 de junio interpuso una medida cautelar donde se ordena a Mc Donald’s que pague el 100% de los salarios e inició un reclamo colectivo. La empresa decidió ir marcha atrás con las reducciones y respondió que reconocería el 100% de los sueldos en adelante e iba a completar los ya abonados de forma íntegra.
Hay que señalar que en toda la empresa Arcos Dorados, que maneja en Argentina la franquicia del gigante de las hamburguesas, no hay ni un solo delegado de Pasteleros y el CIS ha comenzado a organizarse eligiendo a la primera Delegada Organizadora, Andrea Flores Da Costa, trabajadora del Mc Donald’s de Liniers.
Sin embargo, hay quienes debaten que esta construcción de nuevos gremios fragmenta y debilita las luchas. “Ir por adentro o en paralelo para mí es casuístico, depende de cada caso. En algunos casos ir por adentro es imposible, incluso peligroso”, señala Luis Campos, director del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, a Canal Abierto. “Pero en otros casos, por ejemplo en Comercio de Rosario (Asociación de Empleados de Comercio), es muy interesante esa experiencia y ¿valdría la pena construir un sindicato paralelo?”.
“Incluso sindicatos cuya conducción no se muestra muy combativa, permiten o dan lugar a experiencia combativas dentro de la organización. Depende mucho de cada situación concreta y de la evaluación que hagan los compañeros y compañeras en cada momento”, continúa Campos. “Crear un sindicato es muy complejo y te obliga a destinar un montón de energía a cuestiones que no son prioritarias, y ni que hablar cuando empiezan a aparecer internas que terminás destinando más energía a resolver eso que a cómo organizarte frente a la patronal”.
“Hay ocasiones, incluso en sindicatos tradicionales donde hay espacio para organizarse, en otros casos no. No es un problema de modelos sino de evaluación de fuerzas y situación concreta”, concluye.
Es claro que el unicato ha construido organizaciones fuertes, pero esa fortaleza se ha tornado en muchos gremios en una plataforma de negocios y un tapón para las luchas.
Ilustración de portada: simil de gráfica de campaña del CIS-CTA en el conflicto con la empresa Arcos Dorados.