Redacción Canal Abierto | Al igual que cientos de miles de italianos, a sus 8 años Victorio Spoltore arribó a la Argentina huyendo de una Europa desvastada por la guerra. En 1963 empezó a trabajar en la fábrica de carpas y camperas Cacique Camping S.A. Tras sufrir dos infartos y habiendose visto obligado a renunciar, en 1988 decidió iniciar un juicio para que la empresa reconociera dichos padecimientos de salud como una enfermedad profesional. Entre múltiples idas y vueltas, el proceso se prolongó por más de 12 años. El propio Estado argentino llegó a reconocer que dicha duración excesiva implicó una violación a la garantía del plazo razonable y el derecho a la protección judicial. Sin embargo, para la Justicia únicamente cabía un llamado de atención a la secretaria del tribunal por la demora en varias diligencias de trámite de la causa.
Fue ante la indiferencia y abandono por parte del Poder Judicial que Victorio resolvió recurrir a una instancia supranacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Victorio falleció en 2012 y no pudo conocer el fallo histórico con el que se condenó al Estado argentino por la falta de protección judicial del derecho a condiciones equitativas y satisfactorias que aseguren la salud del trabajador. Para conocer esta historia y sus implicancias a futuro, Canal Abierto convocó a los hijos de Victorio, Liliana y Alejandro; a los abogados que llevaron el caso en el sistema interamericano de protección de los derechos humanos, Gabriel Fernando Bicinskas y Marcos Ezequiel Filardi; a la vicepresidenta de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas, María Paula Lozano; y al presidente de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Estatales, Julio Fuentes.