Por Nahuel Croza | Hubo sorpresas. Las elecciones presidenciales del domingo 7 de febrero en Ecuador han sorprendido a muchos. En el correísmo algunos optimistas creían poder evitar la segunda vuelta. El 32% de los votos les dio la victoria pero no debe dejar muy tranquilo al frente UNES, a Andrés Arauz ni a Rafael Correa y su apuesta política.
Lo que en las sierras y la selva se gestaba, como tantas otras veces, medios hegemónicos y encuestadoras no quisieron ni pudieron verlo. Como cuando con todas las rutas bloqueadas por las fuerzas de seguridad y con los voceros mediáticos y gubernamentales amenazando, el movimiento indígena emerge y baja de las sierras y “aparece” y se apodera de Quito u otras capitales –como en el reciente Octubre Rebelde de 2019 o en enero del 2001, cuando tomaron el Congreso y provocaron la destitución del presidente Mahuad–, así emergieron los votos que colocaron a Yaku Pérez Guartambel a las puertas de la segunda vuelta hacia la Presidencia.
El mapa de resultados electorales es clarísimo y divide al país en dos. La costa, que apoyó al costeño Arauz, manabita de Jipijapa, y las sierras y el oriente amazónico que se inclinaron mayoritariamente por la propuesta del movimiento indígena encabezada por el cuencano Yaku Pérez, ex prefecto de su provincia Azuay.
“Las elecciones de ayer arrojan resultados sorprendentes”, señala el analista Decio Machado en diálogo con Canal Abierto. “Parecía que todo el debate político se estaba dado en lógicas de un clivaje correísmo – anticorreísmo y nos hemos encontrado que hay dos fuerzas más que han logrado destacar. Por un lado el Pachakutik que logró posicionar un debate de carácter anti-extractivista y con el acumulado de las movilizaciones de octubre de 2019, que fueron muy importantes y fuertemente reprimidas por el gobierno nacional causando doce muertos. Por el otro, una corriente socialdemócrata liberal que logró posicionar un discurso de lo nuevo frente a lo viejo. Un candidato outsider, que no tenía participación política pero supo conectar con targets jóvenes y sectores ilustrados de la clase media en base a unas lógicas de comunicación innovadoras”.
“Las elecciones de ayer arrojan resultados sorprendentes”, señala @DecioMachadoF. “Parecía que todo el debate se estaba dando en lógicas de un clivaje correísmo – anticorreísmo y nos hemos encontrado que hay dos fuerzas más que han logrado destacar. El Pachakutik y @ID12Ecuador " pic.twitter.com/n1goc8jvaU
— Canal Abierto (@canalabiertoar) February 8, 2021
La sorpresa mejor guardada: Hervas
Otra sorpresa, la menos esperada, es la del candidato que ocupó el cuarto lugar, el candidato del Tik Tok, Xavier Hervas. Representando al Partido de la Izquierda Democrática, una fuerza socialdemócrata de centro como su nombre lo sugiere, acumuló un inesperado 16% de los votos terminando de hacer volar por los aires la supuesta polarización entre el correísmo y la derecha de CREO que todos los especialistas vaticinaban y que imperó en los medios hegemónicos del país durante estos últimos tres años que “agrietaron” la opinión pública entre correísmo y anticorreísmo.
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Apelando a la juventud, a una campaña muy eficiente en redes sociales, con un discurso que proponía romper la “grieta” ecuatoriana y la confrontación planteada previamente, este empresario del sector agrícola y de la alimentación se convirtió en poco tiempo en un fenómeno en las redes y, luego, en las urnas.
La sorpresa que no quieren entender
El movimiento indígena es un actor político preponderante en Ecuador, un país con una gran cantidad de población que se define como indígena y una mayoría mestiza que no puede negar sus raíces amerindias. A través de sus organizaciones por nacionalidades y regiones la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) desde fines del siglo pasado ha crecido en organización y ha sido un factor clave para retrasar los embates del neoliberalismo y el extractivismo en el país y en la región. El crecimiento de las organizaciones indígenas en todo el continente mucho tiene que ver con lo sembrado por los pueblos indígenas del Ecuador.
Si bien en sus primeros años la Revolución Ciudadana de Correa, encabezada por la Alianza PAIS, tuvo buena relación con el movimiento incluyendo la Plurinacionalidad en la reforma constitucional de 2008 y tomando concepciones indígenas como reconocer a la naturaleza como sujeto de derecho declarándola vital para la existencia; o incluyendo el sumak kawsay (buen vivir) como propósito de la Constitución, la gobernabilidad progresista terminó enfrentándose con la CONAIE. Muchos de sus dirigentes –Yaku Pérez incluido, quien visitó la cárcel en cuatro ocasiones– fueron perseguidos judicialmente y encarcelados. A la declamación ambientalista de los primeros años, la sucedieron emprendimientos mineros y petroleros en la selva donde las comunidades terminaron contaminadas y en guerra abierta con el Estado.
Para el movimiento indígena las cuentas con el correísmo están en rojo y duelen.
La base del voto del Pachakutik se amplió con el voto joven y el voto con conciencia ambiental. “Yaku tiene un discurso muy ambientalista, muy vinculado a la Pachamama, anti-extractivista y en defensa del ambiente y ha tenido la virtud de conectar con sectores jóvenes que tienen esa sensibilidad y son de perfil más urbano. Esto le ha dado un caudal político importante a Yaku”, señalaba días antes de las elecciones el analista Decio Machado a este medio.
La anti-sorpresa
El de Lasso era el tercer intento de llegar a la presidencia. El banquero con obvia llegada a los sectores del poder financiero y a las clases acomodadas del país no pudo convencer con su discurso de emprendedurismo y menosprecio a quienes no “comprendieran” que el voto a CREO era la opción “inteligente”, fue castigado quedando –posiblemente– en un tercer lugar que ni el Pachakutik esperaba.
Encuestadoras y medios descontaban su paso a la segunda vuelta. No era negocio para nadie que este acaudalado candidato no participara del juego. Pero Yaku con una campaña en bicicleta, con muy poca inversión y llegada a los medios masivos pero con la amplia base social y organizada del movimiento indígena se impuso este domingo… aún cuando en la CONAIE no se habían saldado las heridas internas que dejó su consagración como candidato.
La segunda vuelta: un 11 de abril con un protagonista incierto
Llueven las especulaciones. El ballotage entre Arauz y Pérez era, hasta hace horas, impensado. Rompe todas las ecuaciones. Los conservadores no votarán a Arauz, pero ¿votarán a un indígena? La campaña de Hervas fue fuerte contra el correísmo y la deshilachada Revolución Ciudadana, ¿sus votantes acompañarán al “delfín” de Correa? Obviamente, el movimiento indígena no va a dividir su voto como ocurriría de ser la opción Lasso o Arauz.
Haciendo una lectura de los resultados, Machado señala: “Destacan principalmente opciones de carácter progresistas. El correísmo por un lado con un 32%, y en segundo lugar el Pachakutik, con una posición no conservadora, en un virtual empate técnico con el conservador Lasso. Y, en tercer lugar, esta opción de centro izquierda más light con un 16% de los votos”. “En la Asamblea Nacional, el legislativo, vamos a tener bancadas principalmente progresistas para el próximo mandato presidencial. Las grandes derrotadas de este proceso electoral son las fuerzas de derecha”.
“En este momento, todavía no sabemos quién va a segunda vuelta a competir con Andrés Arauz. Estamos al 97% del recuento y habría una décimas a favor de la candidatura indígena, pero es posible que se revierta la tendencia debido a que hay un cantidad de actas electorales con inconsistencias que mayoritariamente corresponden a la región de la costa que favorece a Lasso”, señala el analista español con más de una década de residencia y trayectoria en el país andino, en el mediodía de este lunes pos-elecciones.
“Este tramo final de recuento de votos posiblemente sea tremendamente conflictivo, lleno de impugnaciones y denuncias y con movilizaciones en la calle. El movimiento indígena está llamando a movilizaciones porque entiende que hay una operación en el Consejo Nacional Electoral con interés de robarle votos”, concluye Machado.