Redacción Canal Abierto | 18 años, 19 denuncias, 12 puñaladas. Así terminó la vida de Úrsula Bahillo en manos de Matías Martínez, su pareja y oficial de policía. Así, otra mujer se suma a las estadísticas que duelen, que no bajan, que nos dicen que cada 23 horas se nos va una más.

Úrsula lo dijo: “Me dijo que me va a matar”, pero nadie más que sus amigas escucharon su miedo. Esas amigas a las que la policía reprimió a balazos cuando fueron a pedir justicia. Hoy, con las heridas todavía abiertas, salen a las calles a gritar, a romper todo por las que ya no están.

 

“Me mandé una cagada”, le dijo Martínez a su tío cuando confesó lo que había hecho, “una cagada”. Así definió el haber matado a su pareja en nombre del amor, y a quien hasta el último momento intentó ensuciar cuando se provocó cortes para decir que intentó defenderse de ella.

¿Cuántos policías más tienen que golpear y matar a sus parejas, violar perimetrales y hacer abuso de poder para que finalmente se haga justicia?

Hoy el cuerpo de Úrsula yace en una morgue, esperando, y en el país miles de gargantas arden al grito de Ni Una Menos.

Voces de la movilización a la Casa de la Provincia en la CABA

Fotos y videos: Silvia Juárez Fernández

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