Por favor, no me digas que te olvidaste de comprarme las aspirinas. ¿Me estás jodiendo? ¡Te lo dije mil veces! Y seguro que también te olvidaste del pan, ¿no? Ah, bueno. ¿Sabés qué? A esta altura ya no sé si sos boluda o si te hacés la boluda. No me mires así. ¿Ahora te vas a hacer la difícil? No te da la cabeza, querida. Andá a ver si los pibes se durmieron. Hoy no tengo ganas de hacer un carajo. Así que a moverse, linda. Yo pago el alquiler de esta casa, ¿no? ¿O lo pagás vos sin hacer ni garcha todo el día? Vamos, no me vengas con eso de que porque tenés hijos que cuidar nadie te da laburo. Seguro que los boludos de tus viejos te enseñaron a vivir de alguien. ¡No me mientas y no vuelvas a mirarme así, pelotuda! No lo puedo creer, siempre fideos y tu cara de culo. Ah, me contó el flaco de la casa de al lado que hoy te vio cagándote de risa con el de la verdulería. ¿De qué hablaban? Porque en casa nunca te reís. Dale, contame. Contame de qué mierda hablaban. No te animás, claro. También me contó que te vio caminando como a dos cuadras de casa. ¿En qué mierda andás? ¿Tenés una vida que yo no conozco? Ahora me vas a contar todo, hija de puta, me lo vas contar todo o no sé cómo puede terminar esto, linda.