Por Pablo Bassi, desde Bariloche | La campaña de Patricia Bullrich por el país continuó esta semana en Bariloche, sobre la arena que le resulta más cómoda, la política, a diferencia de la económica donde quedó enterrado su gobierno. Ahí se repliega el voto duro macrista que polariza con el kirchnerismo, a pesar de que en Río Negro la cosecha de adhesiones continúa siendo escasa.
Si en las elecciones de 2015 y 2017 los candidatos a diputados por Cambiemos arañaron el 30%, en 2019 Sergio Wisky (Pro) cayó al 18%. Según los registros que lleva adelante el consultor político Pablo Díaz, la diputada Lorena Matzen (UCR) y el legislador provincial Juan Martin (Pro) –sus figuras más conocidas- tienen hoy una imagen negativa mayor que la positiva.
Bullrich reconoce que el partido en la Patagonia no está consolidado, y para los dirigentes provinciales, el problema es de conducción. “Macri no le podía parar la pija a nadie”, grafica en off y en clave falocéntrica uno de ellos, consultado para este reporte. “Patricia, en cambio, te recorre con mística todo el país”, agrega.
El referente del Pro local, Sergio Capozzi la denominó “nuestra candidata” durante el encuentro provincial del partido realizado en la sala de un hotel con vista al Nahuel Huapi, donde eligieron al empresario y exintendente de Cipolletti Anibal Tortoriello como carta para jugar en su interna con el radicalismo.
Sobre este diagnóstico, Bullrich montó una actividad de campaña con eje en la confrontación con las comunidades indígenas en conflicto con vecinos de Mascardi, que arrancó de la mejor manera cuando Sergio Maldonado encabezó un escrache donde se alojó la ex ministra: el hotel Cacique Inacayán (nombre en honor al prestigioso lonko que vivía en la zona, apresado por el Ejército argentino durante la Campaña del Desierto), ubicado sobre la avenida Juan Manuel de Rosas.
Siguió por la tarde en Wesley, un complejo donde se fabrica cerveza y se alquilan caballos, a 16 kilómetros del centro de la ciudad. Entre perros, pavos reales y un gran operativo de seguridad policial y privada, unas 70 personas compartieron sandwich de carne y gaseosas en un cálido salón de madera, y luego escucharon el relato de diez vecinos que denunciaron ser víctimas de tomas en su propiedad y de diversos hechos vandálicos en las localidades de Villa Mascardi, El Maiten y alrededores.
Se encontraban allí Diego Frutos y Diego Breide, dos de los vecinos con mayor visibilidad pública en relación al conflicto; Florencia Arietto, la exsecretaria de Seguridad del club Independiente e influencer en redes y televisión (que oficiaba allí de conductora); los diputados nacionales Fernando Iglesias, Waldo Wolff, Pablo Torello y Hector Stefani; Gerardo Milman, exsecretario de Seguridad Interior de Bullrich y exdirigente del GEN de Margarita Stolbizer; y Nicolás Suárez Colman, un polémico abogado de la ciudad de General Roca cuyos detractores lo apodan “denunciador serial”, en un intento de asociación con Elisa Carrió.
Si bien se lo anunció como un “Congreso por la paz y el fin de la violencia extrema en la Patagonia”, el mitín trancsurrió sin debate ni resoluciones.
“¿Por qué los gobernadores patagónicos no se ponen al frente de este conflicto? ¿Porqué cambió el gobierno?”, castigó Bullrich en el cierre a los provincialistas Mariano Arcioni, Arabella Carreras y Omar Gutiérrez. También chirló a su tropa: “No queremos ser una fuerza política que sólo aparezca en televisión”. Y a los vecinos, les dejó una frase aterradora: “Ustedes vinieron a hacer patria y ahora tienen que estar defendiéndose de quienes quieren matarlos”, repitió.
Luego Bullrich se dirigió al encuentro de militantes provinciales de Pro, tuvo un brevísimo contacto con la prensa y presentó “Guerra sin cuartel”, su libro en que dedica un capítulo al caso Santiago Maldonado, sobre el que hizo referencia como una pelea contra la instalación de la mentira de los organismos de derechos humanos.
En ese ámbito, arremetió curiosamente sin nombrar a sus adversarios de Juntos por el Cambio: “Que en 2023 nadie sea tan políticamente correcto como para no cambiar”.
Su paso por Bariloche terminó con la cena de apertura del Foro Llao Llao, un encuentro de empresarios entre los que participaron Cristiano Rattazzi, Martín Eurnekián y Eduardo Elsztain, según informó el diario La Nación en medio de un llamativo hermetismo. También habló el ministro de Interior, Wado de Pedro.
Allí, Bullrich hizo una autocrítica de su gobierno, cuenta La Nación, sobre todo en la economía y la política social. Pero lejos de haber mencionado el endeudamiento de 44.000.000.000 de dólares con el FMI (el más grande en la historia del organismo internacional), la exministra hizo foco en lo gradual que resultó el ajuste.