Redacción Canal Abierto | La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) es un organismo creado por la Constitución porteña con la finalidad de ejercer el control externo del sector público y las empresas, sociedades o entes en los que la localidad tenga participación en sus aspectos económicos, financieros, patrimoniales y de gestión de legalidad.
Según lo dispuesto por ley, su presidencia debe estar en manos de un representante de la oposición. En este caso y desde hace dos años, Mariana Gagliardi (Frente de Todos) es la encargada de encabezar el cuerpo colegiado compuesto por un bloque de dos auditores contra cinco del oficialismo (dos del PRO, dos de la UCRA y uno de la Coalición Cívica).
Sin embargo, con la llegada del macrismo a la jefatura de Gobierno, en 2007 se produjo una modificación en los reglamentos que terminó por debilitar el rol de su presidencia y puso trabas a las fiscalizaciones. “Esto generó atrasos en las investigaciones, a tal punto que hoy por hoy sólo se auditó el 13% del presupuesto 2019, mientras que la primera gestión de Larreta no se investigó en su conjunto”, señaló a Canal Abierto el abogado y auditor por la oposición junto a Gagliardi, Lisandro Teszkiewicz.
Según un relevamiento reciente del organismo, debido a las cancelaciones de licitaciones para edificación de obras nuevas, ampliaciones y refacciones en las escuelas, sólo en este año la Ciudad dio de baja inversiones en infraestructura por al menos 528 millones de pesos.
Sólo por citar algunos ejemplos, el recorte repercute en la paralización de obras para la Escuela de Danzas 2, en Lope de Vega y Murature; en la construcción de la primaria de Creación Estación Buenos Aires, en Suárez y Monasterio; en las ampliaciones del Jardín de Infantes Nucleado E D.E N° 8, en Parque Saavedra, y de la Escuela Inicial N° 14 – D.E. 21°, en Olleros y Av. Córdoba; o bien en los necesarios trabajos de instalación eléctrica para la Escuela Nº 33 D.E. 18, ubicada en Av. Álvarez Jonte y Renque Cura. Un dato relevante es que los centros más perjudicados son los de las comunas del sur de la Ciudad.
De hecho, el mismo día en que Larreta anunciaba la judicialización del decreto presidencial que suspendía por 15 días las clases presenciales, el Boletín Oficial porteño oficializaba la paralización de obras en ocho escuelas y jardines de infantes. Se trataba de trabajos relacionados con la instalación eléctrica, termomecánica y extensión de la red de agua y de cloacas.
A este ajuste en 2021 se suma al registrado durante el anterior ciclo lectivo, cuando sólo en el cuarto trimestre se subejecutó un 48% de lo dispuesto por el presupuesto para arreglos y modificaciones en los edificios educativos.
“Encontramos irregularidades en los procesos licitatorios, incumplimientos por parte de las empresas beneficiarias y contrataciones a parte para resolver sólo algunas de las irregularidades. Es ni más ni menos que la prueba de la destrucción sistemática de la infraestructura escolar durante la gestión del Pro”, apuntó Teszkiewicz.
En la misma línea, un estudio reciente ubicó a la Ciudad de Buenos Aires como el distrito que menos invierte en educación de todo el país, con solo el 17,3% del total de su presupuesto destinado el área (muy lejos del 35,9% de Santa Fe, el 28,61% de Formosa, el 26,2% bonaerense o el 19,15% de Entre Ríos, por citar sólo algunos ejemplos). En 2007, cuando asumió Macri como jefe de Gobierno, la localidad más rica de la Argentina destinaba poco más del 28%; mientras que en 2020 el porcentaje se había descendido hasta el 17,3%.
Aulas sin calefacción y con vidrios rotos, sistemas eléctricos sin control y superpoblación son sólo algunas de las deficiencias que más se repiten en las escuelas porteñas. Lo mismo sucede con los elementos de higiene y limpieza, que en muchos casos son provistos por las cooperadoras con el aporte de las familias. “No hay ni un edificio del sistema público escolar de la Ciudad que esté cien por ciento en condiciones para el dictado de clases en condiciones normales”, denunció el abogado y auditor porteño. “Y si a esto le sumamos las particularidades que impone la pandemia, peor aún”.