Por Melissa Zenobi | De algún modo, la obra empieza por el final: un femicidio. Y luego la pregunta de la protagonista mirando de frente al público: ¿Que por qué no me fui antes? “Es una pregunta que está en el aire, y para mí es una premisa de la obra. Se devela de entrada que ella termina muerta porque el eje tiene que ver con cuándo, cómo empieza este espiral de violencia. Sentí la necesidad de incorporar esta pregunta porque la sociedad toda sigue preguntándose –con volumen más alto o más bajo, con más o menos consciencia- por qué no se fue antes”, explica Mariana Wainer, directora y dramaturga de “El virus de la violencia”.
La respuesta es la historia. Una docente y un escritor, un matrimonio feliz varado en medio de su luna de miel a causa del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio dispuesto en marzo del 2020. “La pregunta quiere decir además que la culpa es de la mujer por no haberse ido antes. ¿Cuándo es antes? Hay un desconocimiento muy grande del manejo de la manipulación, que hace que sea muy fácil opinar de estas cosas. Pero el manipulador actúa como algunas sectas. Se convierte en surtidor de aquello que cree que la otra persona necesita, genera problemas para después solucionarlos, criticando sutilmente al entonces, rompiendo puentes, creando malentendidos”, explica Wainer sobre todas las aristas en las que profundiza la historia.
Tras un tiempo de presentaciones por streaming, la obra volvió a la sala de Patio de actores, en el corazón de Palermo, y puede verse todos los sábados. No es teatro para pasar el rato, o para divertirse, se trata de una historia que nació de las entrañas, del horror: “El arte debe ser contestatario, debe servir para preguntarnos, para leer el mundo”, dice la autora. Tras el apagón, cuenta Wainer, el aplauso no es inmediato: “porque no hay nada que festejar”.
“Hubo una absoluta decisión de contar esta historia como si te asomaras a una ventana y vieras algo que puede no ser entretenido desde el punto de vista del espectáculo”, dice la autora.
Es por eso que el spoiler no anula la fuerza de la historia: “No quería jugar con el suspenso con este tema, ni quería jugar con el espectáculo. Me parecía que lo interesante para analizar, pensar y espejar es la gradualidad con que se llega a eso. Me parecía importantísimo que en la platea nos veamos identificades todes, con gestos y reacciones que por estar tan arraigadas, no las vemos”.
Uno de los puntos más potentes de esta historia tiene que ver con el nivel de identificación que encuentran las y los espectadores en las primeras escenas. Al respecto, Marina afirma: “Ha habido algunos comentarios muy curiosos que dicen que en las primeras escenas no pasaba tanto. Y esos son mis favoritos por esto que contaba, que en la dos y tres justamente pasa lo más normalizado”, explica y valora: “En un punto vemos la misión cumplida, porque te pones a hablar con la gente y empieza a notar toda esa violencia que está tapada por la normalidad, y seguramente en algún momento las hemos sufrido, o las hemos avalado, o las hemos cometido”.
¿Por qué contar la violencia en este tiempo tan particular que estamos viviendo como humanidad?
-La respuesta está en la cifra de mujeres asesinadas en todo el mundo. El aislamiento efectivamente incrementó y profundizó la violencia machista. El hecho mismo de la pandemia hizo que algunos presupuestos y asistencias se vieran derivadas a la pandemia. Se vaciaron recursos. Las leyes sin recursos se vuelven perversamente ineficaces. El espacio concreto al que todos nos tuvimos que replegar por el confinamiento, hizo que la víctima tuviera que encerrarse con su maltratador. Y justamente porque la humanidad está viviendo un momento particular, el status quo tiene una vez más una escusa para prorrogar el enfrentamiento de este problema que es pandémico.
¿Cómo fue el proceso de montar una obra de tanta actualidad/vigencia?
-Como en toda obra, el texto es una pata, luego está la entonación, el espacio, el cuerpo, y tantas otras cuestiones que completan en cualquier obra. En este caso, muchísimo más. Para llegar al moretón, al empujón, han pasado tantas cosas que solo se pueden desenvolver y expresar a través del lenguaje no verbal. A través del gesto, de una mirada que fiscaliza, en acotaciones que hasta que no se pone en movimiento la obra, no terminaba de volverse total la obra. Aquí puse el foco como escritora.
Fotos: Paloma García
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
- Autoría: Marina Wainer
- Actúan: Romi Pinto, Iván Steinhardt
- Escenografía: El Vacío Fértil Compañía Teatral
- Diseño De Sonido: Iván Steinhardt
- Realización Audiovisual: Iván Steinhardt
- Fotografía: Paloma García
- Diseño gráfico: Romi Pinto
- Asistencia general: Emilio Zinerón
- Prensa: GarBo Prensa
- Producción general: El Vacío Fértil Compañía Teatral
- Puesta en escena: Marina Wainer
- Dirección: Marina Wainer
- Duración: 60 minutos
Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos
PATIO DE ACTORES
Lerma 568 – Capital Federal – Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 4772-9732
Web: http://www.patiodeactores.com
Entrada: $ 600,00 – Sábados – 20:30.