Redacción Canal Abierto | “Estamos viendo una meseta en el avance de las segundas dosis en los jóvenes, entre 18 y 39 años. Fueron a darse la primera dosis y son llamados dos, tres, cuatro veces para darse la segunda y no asisten”. Las declaraciones radiales de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, encendieron las alarmas en un contexto de preocupación por la tercera ola de COVID-19 que está atravesando Alemania, país con una de las tasas de vacunación más bajas de Europa occidental, estancada en 67%.
Esta semana, el Instituto Robert Koch (RKI), centro de control y enfermedades alemán, reportó 65.371 casos nuevos de coronavirus en un día, 12.545 más que el día anterior. Su canciller, Angela Merkel, definió la situación como “dramática” por el aumento de las internaciones –sobre todo de población sin vacunar– que amenazan colapsar el sistema sanitario. También anunció que introducirá restricciones para la vida pública de las personas no vacunadas.
Similar situación se vive en República Checa, donde los casos diarios superaron los 22.000 esta semana y sólo el 58,1% de la población está vacunada contra el COVID-19; y en Austria, donde el promedio diario de contagios superó los 12.000, la población vacunada no llega al 65%, y el gobierno decidió confinar al aislamiento a los no vacunados, que rondan los 2 millones de personas.
El escenario es bastante diferente al que atraviesa la Argentina, que alcanzó una vacunación del 80% con una dosis, que llega al 90% en mayores de 50 años. Sin embargo, el porcentaje de población con el esquema completo ronda el 62% y la clave de esa diferencia son los jóvenes.
En Argentina
“Estamos trabajando para que esto (la tercera ola de COVID-19) no suceda. Ahora estabilizamos el número de casos con una tendencia al aumento, el mensaje es que nos sigamos cuidando, sobre todo en los espacios cerrados, y que nos vacunemos. Tenemos que completar los esquemas de vacunación”, sostuvo Vizzotti en diálogo con Radio con vos.
El 12 de octubre, Argentina tuvo el promedio más bajo del año de nuevos casos diarios de COVID-19: 772. Esta caída venía sosteniéndose constante y pronunciada desde comienzos de junio, cuando el promedio diario casi tocó los 33.000. En esos cuatro meses y medio, las medidas se fueron flexibilizando, transcurrieron las temperaturas más bajas del año –que invitan a permanecer en ambientes cerrados y poco ventilados– y los contagios, sin embargo, bajaron a razón de un 20% por semana. La única variable que explica ese descenso fue la vacunación masiva. Actualmente, Argentina atraviesa una estabilidad de casos alrededor de los 1.300 casos diarios, pero con una tendencia al aumento, aunque no exponencial.
Pese al innegable dato empírico, los más jóvenes no asisten al turno para la segunda dosis. “Los motivos son ‘me di la primera dosis, me dio fiebre, me dio cansancio, no me doy la segunda’. O ‘ya pasó, no hace falta’. O no percibir el riesgo de la situación. Y lo que nosotros no queremos es que, en marzo, cuando tengamos las temperaturas más frías con la posibilidad de que aumenten de casos, se dé un cuello de botella”, agregó Vizzotti.
Además, la ministra sostuvo que “tenemos que plantear la estrategia de refuerzos” a quienes se vacunaron hace más de seis meses para evitar un rebrote, algo que se hará masivamente a partir de febrero, ya que la tercera dosis eleva los anticuerpos a cerca del 90%.
La relación entre el curso grave de la enfermedad y la vacuna ofrece la peor de las evidencias en Alemania, donde el número de pacientes en unidades de cuidados intensivos es más alto en las regiones donde las tasas de vacunación son más bajas. Incluso, se calcula que hay más de 3 millones de no vacunados mayores de 60 años.
El RKI definió como “muy alto” el riesgo para la salud de los no vacunados o los parcialmente inmunizados (una dosis), mientras que calificó de “moderado, pero creciente” el riesgo para quienes tienen el esquema de vacunación completo debido al aumento de los contagios.