Miles cortaron, marcharon y acamparon en el puente Rosario-Victoria, ruta bioceánica y mirador privilegiado de las dos orillas, una arrasada y con focos de incendios aún ardientes,  la otra ahogada en un solo grito: queremos respirar y para ello necesitamos que se detengan los fuegos intencionales y que se trate de una vez la cajoneada ley de protección de humedales.

Fotos: Juan Alaimes

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