El milagro de Berna   

La final del mundial Suiza 1954 enfrentó en Berna a Hungría y a Alemania occidental. Para los germanos era su primera participación luego de la segunda guerra mundial.   

El partido comenzó con un golpe de autoridad por parte de los Húngaros: el máximo goleador del siglo 20, Ferenc Puskas convirtió dos goles en los primeros 10 minutos.  

Contra todos los pronósticos, llegaron dos goles teutones, en tan solo 8 minutos y todo volvía a fojas cero.  

Hungría reaccionó y verticalizó su ofensiva. Sin embargo, el palo y el travesaño fueron aliados de Alemania.  

En el minuto 84´ Jelmut Ran marcó el 3-2 para los alemanes y tres minutos después Púskas convirtió, pero el árbitro ingles anuló por offside lo que era el empate húngaro.  

Alemania se coronaba campeona del mundo con futbolistas de los torneos amateurs regionales, frente a la Hungría campeona olímpica, causando un gran impacto en la sociedad alemana en medio de la depresión de la posguerra.   

 

La batalla de Santiago 

Uno de los partidos más violentos de la historia de los mundiales se vivió en el Estadio Nacional de Chile en el mundial del 62 cuando el local se enfrentó con Italia, en lo que se dio en llamar la “batalla de Chile”.  

En la previa, tanto la prensa italiana como la trasandina se encargaron de caldear el ambiente, y en el campo los jugadores no defraudaron las expectativas: patadas desleales y piñas a espaldas del árbitro fueron moneda común en el encuentro. 

Poco desde lo futbolístico`, hasta que promediando el segundo tiempo un cabezazo de Ramirez, tras un rechazo del arquero azurro,marcó el uno a cero para los chilenos y desató el delirio en las gradas. 

Sobre el final, un tiro de larga distancia de Toro puso el dos cero definitivo, lo que le dio la clasificación a Chile y eliminó a Italia.  

 

La expulsión de Rattin  

El 23 de julio de 1966, Argentina enfrentó al local, Inglaterra, por los cuartos de final de la Copa del Mundo.  

Iban 0 a 0 cuando a los 36 minutos del primer tiempo y ante 90 mil espectadores que colmaban Wembley, un intercambio de palabras entre el árbitro alemán Rudolf Kreitlein y Antonio Ubaldo Rattín cambiaría la historia del fútbol.   

Nadie entendía lo que pasaba, mucho menos el defensor argentino: el referí alzaba su mano hacia afuera al grito de “off” mientras el jugador, que no hablaba inglés ni alemán, intentaba resistir la expulsión. Así durante casi 10 minutos. Finalmente, Rattin dejó el campo de juego: antes, apretujó el banderín británico del corner.   

El confuso hecho obligó a la FIFA a implementar el sistema de tarjetas, amarilla y roja, que harían su debut recién en el Mundial de México 1970.   

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