Redacción Canal Abierto | La planta de Fabricaciones Militares de Azul ultima detalles para en marzo de este año comenzar a producir Mastermix, un componente que se usa para la producción de dinamita para la actividad minera.
“Costó trabajo y lucha, pero ya recuperamos 104 de los 230 puestos laborales destruidos durante el macrismo”, señaló Vanina Zurita, dirigente provincial de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE).
Hasta el momento las tareas vienen siendo pruebas de seguridad y capacitación del personal para cubrir los dos turnos en los que se espera producir unas 78 toneladas por mes para la empresa Exsa, del grupo peruano Orica.
La elaboración de este explosivo en Azul se suma a la exportación que ya venía realizando la planta de Fabricaciones Militares de Villa María.
Hasta el 28 de diciembre de 2017, FanAzul era –junto a Cerámicas San Lorenzo y diversos molinos– uno de los pilares industriales de la localidad bonaerense de poco más de 60 mil habitantes.
Y si bien ya había habido varias señales que anticipaban el cierre de la planta bonaerense de Fabricaciones Militares, recién en ese momento se confirmó el golpe que significaría la no renovación de los contratos de 230 trabajadores.
Al día siguiente, cientos salieron a cortar la ruta nacional 3 para exigir alguna explicación y en defensa de la empresa. Con el correr de los días y semanas, miles marcharon por la ciudad de Azul, en rechazo al vaciamiento y por la reincorporación de los despedidos.
FanAzul no fue la única fábrica que sufrió los embates del macrismo con Oscar Aguad como Ministro de Defensa y a Jorge Riva como Interventor Militar a la cabeza. En sólo dos años, el sector sumó aproximadamente unas 650 cesantías en las plantas ubicadas en Río Tercero (Córdoba), Beltrán (Santa Fe) , Villa María (Córdoba), la Sede Central en Capital Federal y Azul.
Historia
Contando en su mejor momento con 14.500 trabajadores, divididos en 17 fábricas y establecimientos, además de la sede central, Fabricaciones Militares conformaba gran parte de las áreas más importantes del país en metalúrgica, mecánica, química y extractiva minera, contado además con participación accionaria en relevantes sociedades mixtas.
La Dirección General de la Empresa Estatal Fabricaciones Militares (DGFM) estaba conformada como un organismo autárquico, por fuera del Tesoro Nacional, y hasta el año 1980 gozaba de una privilegiada posición. A partir de allí, los acontecimientos políticos y económicos de nuestro país degradaron el rumbo de esta dirección y de sus trabajadores. Es así como llegó el año 2000, tras dos décadas de políticas neoliberales con un tinte fuertemente privatista que afectó al Estado nacional. En ese período se cerraron o privatizaron la mayoría de los establecimientos, quedando finalmente sólo 5 fábricas y la sede central.
En 2009 el Ministerio de Planificación Federal impulsó la creación de “Fabricaciones Militares Sociedad del Estado”, que significó la posibilidad de relanzar la producción nacional vinculada a la Defensa.
En 2015, Senadores sancionó la ley que quitó la figura de “Sujeta a privatización”, en lo que parecía un salvaguarda frente al fantasma privatista que subsistía desde los 90’.
A la postre de los cientos de despidos antes mencionados, en los inicios de 2019 Mauricio Macri decretó la “transformación de la Dirección General de Fabricaciones Militares, entidad que funciona en la órbita del Ministerio de Defensa, en Fabricaciones Militares Sociedad del Estado”. La medida cosechó el repudio de los trabajadores, al entender que abría la puerta a una privatización total de la entidad.
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