Redacción Canal Abierto | Este martes a las 19 en La Usina del Pensamiento Nacional y Popular (Venezuela 574, CABA), Eduardo Silveyra presenta su libro “La gorra, prontuario de la Policía de la Ciudad”, editado por Ediciones Ciccus, sello de la Fundación Centro de Integración, Comunicación, Cultura y Sociedad.
En él, Silveyra desmenuza los prontuarios de los recientes jefes de la Policía Metropolitana, el origen de la expresión gatillo fácil y la doble vara del macrismo respecto a las diversidades, los casos de “femicidios de uniforme” y las implicancias de la obligatoriedad de portar el arma fuera de servicio, el fenómeno frecuente de los “polichorros” y el racismo intrínseco de la fuerza.
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La presentación está organizada junto al Departamento de Cultura de ATE Nacional, y participarán junto a Silveyra en el panel Ricardo Ragendorfer (periodista especializado en temas policiales), Adriana Meyer (periodista especializada en violencia institucional y derechos humanos), María José Cano (directora del departamento de Derecho de los Pueblos de ATE) y Miguel Galante (historiador).
En diálogo con Canal Abierto, el autor de “La Gorra” comentó: “Lo que me motivó a escribir y hacer la investigación fue el crimen de Lucas González, el pibe que mató la policía de la Ciudad al salir de un entrenamiento de fútbol de Barracas Central. A partir de ahí comencé a investigar y descubrí que había una sistematización en los casos de gatillo fácil”.
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Respecto a esto, señaló: “Hasta el momento, la Policía tiene más o menos unos 120 casos de gatillo fácil. Es una cuestión sumamente sistematizada por parte de la Metropolitana de matar pibes de barriadas populares. Ese fue el germen. Después, cuando comencé a escribir vi que hay otras sistematizaciones en su composición. Por ejemplo, todos los jefes de la fuerza tenían prontuarios por algo, y todos provenían de la Superintendencia de seguridad de la Policía Federal, con un pasado represivo durante todas las dictaduras”.
En este sentido, resaltó el cómo esto se vio potenciado recientemente con los nuevos dispositivos de vigilancia que tiene la Ciudad. “Está llena de cámaras, con una superpoblación de policías por habitantes. La ONU recomienda tres policías cada 1000 habitantes, y la Ciudad tiene ocho. Además hay una marcada diferencia por zonas, porque si uno va por los barrios de la zona norte encontrás un policía en cada esquina, pero vas a los barrios de la zona sur como Pompeya o Lugano y encontrás un policía de casualidad”.
El libro también hace foco en que, a poco de su creación en 2008 por el entonces jefe del gobierno porteño Mauricio Macri, la Policía Metropolitana protagonizó feroces represiones en la Villa 31, la sala Alberdi, el hospital Borda y el Parque Indoamericano, además de ataques a la prensa.
Sobre este punto, el autor destacó: “La Policía de la Ciudad en realidad no opera como fuerza policial, opera como una fuerza de ocupación dentro de la Ciudad, preservando de manera violenta los espacios públicos con la represión a vendedores ambulantes, o con el racismo sumamente enraizado, fuerte y feroz por ejemplo contra migrantes africanos”.
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Y agregó: “Es una fuerza de ocupación que además replica el modelo que ejerce la Policía israelí en los territorios palestinos ocupados, donde el objeto a perseguir y reprimir es el palestino. Acá es el negro, el pobre, el migrante africano. Está todo muy determinado y son el brazo armado de Cambiemos y de todas las políticas liberales que implementan”.
Foto: Sergio Goya