Redacción Canal Abierto | En 2020 Medardo Ávila Vázquez fue despedido de la Clínica Caraffa tras 18 años como jefe del servicio de Neonatología y Pediatría. Lo acusaban de saltarse los protocolos y comprar un medicamento a un niño con leucemia, a causa de los agrotóxicos que esparcen sobre su pueblo, a 300 kilómetros de Córdoba.
Tras su participación en la mesa “Alarma: fumigaciones! Tomar conciencia. Pensar decisiones” que se llevó a cabo el pasado 9 de mayo en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, compartió con Canal Abierto sus estudios y análisis sobre las consecuencias del agronegocio que predomina en nuestro país: “los agrotóxicos son venenos y no los podemos utilizar como si fuera agua bendita”.
Uno de los datos más alarmantes que plantea el médico pediatra es que “en los pueblos fumigados la primera causa de muerte es el cáncer”: «un 20% de las muertes en la Ciudad de Buenos Aires son por cáncer, mientras que en muchas poblaciones fumigadas asciende al 40%”.
“El área de epidemiología del Hospital Italiano corroboró que en los últimos diez años, la mayor cantidad de sus pacientes de cáncer provienen de familias de productores que manipulan y están todo el día en contacto con agrotóxicos”
Sobre la incidencia de esta problemática entre los más jóvenes, advierte: «Los cánceres en las infancias fumigadas se multiplican, pero no es la única afección: la mitad de los chicos y chicas de estas localidades sufren el asma, cuando en la Ciudad de Buenos Aires el índice es de sólo el 13%; pasa lo mismo con las tasas de TGD (Trastornos generalizados del desarrollo), problemas de aprendizaje y de autismo porque los agrotóxicos dañan el desarrollo neurológico de los recién nacidos”.
“Se puede cultivar de otra manera y avanzar hacia un modelo que genere más trabajo, responda a la urgencia del cambio climático y evite la injusticia ambiental de un modelo agrotóxico dependiente”, apunta.
Entrevista: Juan Alaimes