Redacción Canal Abierto | El próximo viernes 22 de junio se presenta en la Biblioteca del Goethe-Institut (Avenida Corrientes 343, CABA) el libro Desaparecidos y asesinados. Víctimas europeas del centro clandestino de detención y tortura El Vesubio en Argentina, que retoma diez historias de vida de mujeres y hombres de ascendencia europea que lucharon por sus ideales y objetivos, teniendo todos el mismo final: fueron asesinados durante la dictadura cívico-militar en ese antro de exterminio de la provincia de Buenos Aires.
La actividad comenzará a las 18 y es con entrada libre y gratuita.
“A pesar de las iniciativas de solidaridad emprendidas en Alemania, Francia y Austria, no pudieron ser salvados. Los crímenes contra la humanidad cometidos contra estas víctimas están siendo juzgados por la Justicia argentina. Los gobiernos europeos también participaron o participan en estos procedimientos y cooperan con la Justicia argentina en intercambios bilaterales”, dicen desde la Fundación Elisabeth Käsemann y el Goethe-Institut, editores de la publicación.
Participan de la charla la editora del libro y fundadora de la Fundación Elisabeth Käsemann, Dorothee Weitbrecht, el juez federal Daniel Rafecas, que encabezó el tribunal de los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos en Vesubio, y María Susana Reyes, fundadora de la escuela Isauro Arancibia para jóvenes en situación de calle e integrante de la Comisión Vesubio y Puente 12. Modera el periodista y escritor Julián Gorodischer.
El Vesubio
Fue un centro clandestino de detención, utilizado por el Ejército, que estaba ubicado en la localidad de Aldo Bonzi, partido de La Matanza, en el Gran Buenos Aires, cerca del cruce del Camino de Cintura con la Autopista Riccheri en un terreno del Servicio Penitenciario Federal.
Comenzó a funcionar en 1975, siendo utilizado por la Triple A antes del golpe de Estado con el nombre de “La Ponderosa” y fue abandonado por la represión en 1978. Entre desaparecidos y sobrevivientes al menos 400 personas estuvieron detenidas allí, entre ellos el cineasta y militante del PRT-ERP Raymundo Gleyzer, el célebre historietista Héctor Oesterheld, autor del Eternauta y militante de Montoneros y Jorge Watts, fundador de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, entre muchos otros y otras.
Asimismo, las justicias italiana y alemana identificaron a varios ciudadanos prisioneros de El Vesubio de ascendencias europeas: Adrián Esteban, Horacio Altamiranda, Marta Barea, Rodolfo Bourdieu, Jorge Antonio Capello, Ofelia Alicia Cassano, Francoise Dauthier, María del Pilar García, Claudio Gimbini, Juan Marcelo Guinar Soler, Irma Beatriz Márquez, Silvia de Sánchez, Graciela Moreno, Mario Sagroi, Luciano Scimia, Rosita Luján Taranto de Altamiranda, Jorge Máximo Vásquez, Jorge Watts.
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En el primer juicio, el 14 de julio de 2011 el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 4 dictó condenas para siete represores imputados: Héctor Gamen (perpetua); Hugo Pascarelli (perpetua); Ramón Erlán (20 años y seis meses de prisión); José Maidana (22 años y seis meses de prisión); Roberto Zeoliti (18 años y seis meses de prisión); Diego Salvador Chemes (21 años y seis meses de prisión); Ricardo Martínez (20 años y seis meses de prisión). Se analizaron 156 víctimas y 17 homicidios agravados entre los que se encuentran los fusilamientos de Monte Grande de mayo de 1977. Declararon 280 testigos, de los cuales 75 fueron sobrevivientes.
En diciembre de 2014 se conoció el veredicto del segundo juicio oral y público por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico militar en El Vesubio. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°4 condenó a Gustavo Cacivio, Néstor Cendón, Jorge Crespi y Federico Minicucci a prisión perpetua por los delitos de privación ilegítima de la libertad, tormentos, homicidio y delitos sexuales de los que fueron víctimas 203 personas.
En Vesubio III, todos los acusados fueron condenados en abril de 2021. Seis miembros del Servicio Penitenciario Federal y dos oficiales del Ejército recibieron penas que van desde perpetua a 3 años y medio de prisión. El tribunal consideró que la violencia sexual sufrida por las mujeres en el centro clandestino fue “específica, sistemática y planificada”.
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