Redacción Canal Abierto | Bajo el slogan de “revolución del trabajo”, Horacio Rodríguez Larreta ha lanzado una plataforma política que promete modificar las reglas del juego laborales para generar más empleo formal si es electo presidente. Pero, sometidas al olfato de los especialistas, sus recetas parecen oler a naftalina.
“Vamos a crear un puente al trabajo formal extendiendo el período de prueba de tres a seis meses, con un régimen simplificado, con lo cual eliminamos las barreras de acceso al trabajo estable”, sostuvo Larreta hace unos días en un acto de campaña, con su compañero de fórmula, Gerardo Morales, sentado a su izquierda. La iniciativa, al decir del candidato, permitiría que el empleo privado pueda “crecer en cuatro años más de lo que creció en los trece años anteriores”.
Según Juan Manuel Ottaviano, abogado laboralista e investigador sobre el mundo del trabajo en la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín, lo que Larreta propone es “volver a un modelo que nos llevó a la desocupación y la informalidad laboral más alta de nuestra historia”. “Son propuestas modernas que vienen del pasado”, afirma.
Se refiere, en específico, a la Reforma Laboral del año 2000, aprobada en medio de un escándalo de corrupción en el Congreso que pasó a la historia como “Ley Banelco” y que daría inicio al declive del gobierno de la Alianza (en el que Bullrich, pocos meses después de aprobada esta ley, sería nombrada ministra de Trabajo). En su artículo 1 la ley decía que el período de prueba podía extenderse “hasta un período de seis (6) meses” y que, en caso de ser el empleador una pyme, los convenios colectivos de trabajo podían modificar ese plazo “hasta un máximo de doce (12) meses” cuando se tratase de trabajadores calificados.
“La extensión del período de prueba desincentiva la contratación. Asegura la contratación temporal por períodos de seis meses sin derecho a indemnización. Significaría que en vez de crear puestos de trabajo estables, se crearían puestos de trabajo temporales”, asegura Ottaviano.
Dos candidatos, la misma idea
La idea de ir a fondo con la modificación de las condiciones laborales actuales no es sólo del jefe de Gobierno porteño, porque a diferencia de lo que ocurre con el oficialismo, las dos fórmulas con las que Juntos por el Cambio (JxC) llega a las PASO comparten el mismo programa económico. Ambos discursos apuntan a un fuerte ajuste del gasto público, una reforma tributaria, la unificación del mercado cambiario a partir de eliminar todas las restricciones, flexibilización laboral y ninguna descarta una reforma previsional.
La reforma laboral de JxC es una restauración de las reformas neoliberales de 76, 91 y 00. Abro hilo eterno sobre las propuestas modernas que vienen del pasado. Empezamos con Horacio, que busca extender el período de prueba de 3 a 6 meses, igualito al art.1 de la reforma del 2000 pic.twitter.com/3qRnCKIqt5
— Juan Manuel Ottaviano (@ottibus) July 3, 2023
“Vamos a trabajar una ley diferente para todas las personas que hoy están fuera del sistema. Hoy la Argentina tiene 6 millones de trabajadores que están en blanco o en gris. Ahí hay que trabajar sobre la indemnización que hoy es un pasivo brutal sobre todas las empresas: las grandes, las chicas y las medianas. Hoy no es razonable la indemnización —explicó en una entrevista con Alejandro Fantino la titular de la fórmula Patricia Bullrich-Luis Petri—. Los convenios colectivos de ultractividad hay que sacarlos, son convenios del año 75”.
En diálogo con Canal Abierto, Ottaviano es categórico: “La propuesta de Rodríguez Larreta, y muchas de las de Patricia Bullrich, tienen como objetivo flexibilizar los despidos; transformar los nuevos contratos de trabajo que podrían ser estables en contratos temporales utilizando la extensión del período de prueba como herramienta; suspender la negociación colectiva; revisar todos los derechos de los convenios colectivos de trabajo, y todo esto con el supuesto objetivo de aumentar la creación de empleo formal. Y éste es el mayor problema de estas recetas: que no provocan estas consecuencias”.
Luego explica: “El abaratamiento del trabajo no se dirige a la creación de empleo, sino al aumento de la rentabilidad empresarial, de la precariedad, de la inestabilidad y de la informalidad laboral. Esto es lo que se produjo en todas las oportunidades en las cuales se aplicaron estos programas”.
Por el contrario, el especialista detalla que, cuando de 2003 en adelante se retomó un modelo de relaciones laborales “con una negociación colectiva dinámica y con protecciones laborales efectivas, tendientes a estabilizar los contratos de trabajo, restaurar derechos y sumar nuevos, hubo un ritmo de crecimiento mucho mayor a los períodos neoliberales”.
“Si se aplicaran las recetas neoliberales para el mercado de trabajo en un contexto en el cual hay alta creación de empleo, estas recetas sólo servirían para fragilizar el mercado de trabajo, aumentar la precariedad, e inclusive seguir presionando a la baja el valor de los salarios, aumentando la discrecionalidad empresaria para contratar y despedir, y con ella la rotación laboral y la informalidad”, sentencia.
Ilustración: Marcelo Spotti