Redacción Canal Abierto | Un nutrido grupo de representantes de entidades sociales, sindicales y del ámbito de los derechos humanos de nuestro país se convocó este mediodía en las afueras de la embajada del Reino Unido en Argentina, en el barrio porteño de Recoleta, para reclamar la liberación y la no extradición a Estados Unidos del periodista y fundador de WikiLeaks Julian Assange, preso en Inglaterra por revelar información confidencial que expuso crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos por el gobierno estadounidense.
La acción contó con la entrega simbólica de una carta escrita por el periodista norteamericano premio Pullitzer y Ministro presibiteriano Chris Hedges, al embajador británico en Buenos Aires. La misiva también lleva las firmas del exjuez Eugenio Zaffaroni y el analista político Atilio Boron, entre otros.
La embajada permaneció cerrada y ni siquiera un portero se acercó a recibir el sobre, por lo que debió ser ingresado por debajo de un portón. En la semana, una copia será entregada en mano a las autoridades diplomáticas o sus representantes.
Se trata de una iniciativa coordinada por los colectivos Set Julian Free, Free Assange Wave y Libertad Assange Argentina que fue encabezada por el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y que contó con replicas en otras ciudades del mundo como Oslo, en Noruega.
También participaron Ricardo Peidro de la CTA Autónoma, Iris Avellaneda de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, Carlos Loza, sobreviviente de la ESMA, Agustín Lecchi de Sipreba, Miguel Santucho de Abuelas de Plaza de Mayo, Carla Gaudensi de Fatpren, el “Profe” Romero y Marta Maffei del sindicato docente, entre otros y otras.
En su alocución central, Pérez Esquivel recordó: “Lo conozco personalmente, estuve con él dos horas en la embajada de Ecuador en Londres, lamentablemente el entonces presidente de Ecuador, Lenin Moreno lo hizo detener y lo mandó a prisión”
“Todos conocemos lo que significa la prisión de Julian –continuó el titular del SERPAJ- porque nos afecta a cada uno la libertad de prensa, el derecho a informar y ser informados, y la política de Estados Unidos de silenciar cualquier voz que se oponga a las atrocidades que comete en el mundo”.
“Pedimos a la justicia Británica que no lo extraditen porque es una condena a muerte, defendemos la vida de cada uno de los periodistas que dedican su vida a la información”, concluyó.
Por su parte, Elisabeth Uth, coordinadora del tramo local de la campaña, explicó a Canal Abierto que se trata de una acción preparatoria para el caso de que la justicia defina la extradición sin aviso previo y un avión lo esté esperando ese mismo día para llevarlo de inmediato a EEUU.
“Está en una cárcel de alta seguridad –comenzó explicando la mujer-, para criminales muy peligrosos, y está ahí en un cuarto de 3×2 de donde puede salir solamente una hora por día, pueden llamarlo por telefono tradicional, es la única forma que tiene para comunicarse con su familia y abogados, no tiene internet y una vez por semana puede recibir a su esposa pero nunca a solas, es en un lugar en el que otros 40 presos también reciben visitas, se está haciendo insostenible”.
“Esperamos que el Reino Unido respete los derechos humanos de los que siempre habla”, sintetizó Uth.
Assange
El reconocido programador y activista australiano publicó en 2010, a través de su página web WikiLeaks, más de 700.000 documentos confidenciales sobre las actividades militares y diplomáticas de Estados Unidos relativas a las guerras en Irak y Afganistán, que incluían registros de muertes de civiles y torturas realizadas por el ejército norteamericano. La Casa Blanca lo acusó de espionaje y alegó que esta situación puso en peligro la vida de sus soldados, agentes y colaboradores, así como también la seguridad nacional.
En 2011 recibió asilo político en la embajada de Ecuador en Londres, gracias al entonces presidente Rafael Correa. En 2019, El nuevo mandatario ecuatoriano Lenín Moreno le retiró la protección a Assange y las autoridades británicas lo detuvieron. Actualmente, se encuentra en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, en las afueras de Londres, a la espera del final del proceso de extradición a Estados Unidos, donde puede ser condenado a 175 años de reclusión.