Redacción Canal Abierto | El coltán es el nuevo oro negro. Un mineral muy escaso del que se obtienen dos metales raros utilizados para la fabricación de instrumentos electrónicos. Las restringidas reservas de esta roca se encuentran en Tailandia, Brasil, Australia y en la República Democrática del Congo (RDC) que concentra el 80% de las existencias. Lejos de ser una fuente de riqueza extraordinaria, este país ocupa el puesto 176 del total de 187 países en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, la pobreza alcanza al 80% de su población y los conflictos armados han desplazado a varios millones de sus habitantes de sus hogares.
Breve historia del Congo Belga
La RDC (antiguamente conocida como Congo Belga) se encuentra en el corazón del África subsahariana, en la región ecuatorial. Es la segunda nación más extensa del continente y, con sus más de 100 millones de habitantes, es el país francófono más poblado del mundo. Obviamente, el francés es la lengua oficial, y es hablado por cerca del 50% de su población, pero se utilizan cientos de otros idiomas y dialectos precoloniales. Su límite occidental es la República de Congo, cuya capital es Brazzaville (antes conocida como Congo Francés).
Entre 1971 y 1997, tiempo en que gobernó a través de una férrea dictadura Mobutu Sese Seko, el país era conocido como República del Zaire. Tras la Primera Guerra del Congo (1996-97), el dictador fue derrocado y huyó del país. Al asumir la presidencia, el líder guerrillero Laurent-Désiré Kabila marchó a la capital Kinsasa y proclamó la República Democrática del Congo, recuperando el nombre original.
El extenso territorio de la RDC alberga a cientos de etnias y está sacudido por varios focos de combate y enfrentamientos entre las fuerzas regulares del estado y grupos rebeldes. El origen de estos conflictos y rebeliones está relacionado a la situación de las distintas etnias frente al estado de la RDC. Por ejemplo, a las poblaciones de habla kinyarwanda, tanto hutu como tutsi y otras, se les niega el status de ciudadanos y se los considera inmigrantes de origen ruandés, cuando muchos de estos pueblos habitan el país antes de la colonización belga y el surgimiento del estado-nación.
A partir de finales del 2021, el grupo rebelde M23 (Movimiento 23 de marzo), dirigido principalmente por comandantes tutsis, intensificó los ataques en la zona oriental del país en el área fronteriza con Uganda y Ruanda -lindera con el área de los grandes lagos del África-, provocando el desplazamiento interno de cientos de miles de personas. En la RDC 4,5 millones de personas debieron abandonar sus hogares y su tierra para huir de la guerra y las matanzas, y 13 millones de personas de las provincias de Ituri, Kivu Norte y Kivu Sur, Kasai y Tanganica precisan ayuda humanitaria.
Goma, sitiada por el M23
Los rebeldes del M23 están bloqueando las dos carreteras principales que llegan a la ciudad de Goma e impiden el paso de los productos agrícolas. Esta ciudad, capital de la provincia de Kivu del Norte, de más de 2 millones de habitantes, a los que se suma día a día la gente que huye del conflicto en el interior, puede quedarse sin comida en los próximos días.
El M23 comenzó a operar en 2012 para proteger de los ataques y la discriminación a la población tutsi en el este de la RDC. Según expertos de la ONU el grupo cuenta con el respaldo de Ruanda, liderada por tutsis. En noviembre de ese año, se hizo conocido internacionalmente cuando ocupó durante 10 días Goma. Luego en 2013 la acción conjunta del ejército de la RDC y una misión de mantenimiento de la paz de la ONU, vencieron a esta fuerza irregular cuyos cabecillas se exiliaron en Uganda y Ruanda.
Los acuerdos de paz firmados tiempo después de la rendición (2016) no resolvieron las razones que originan este conflicto y el M23 ha resurgido. Es evidente también que el mapa de este conflicto se superpone con el área de incidencia de la minería del coltán.
El coltán, origen de todos los males
De las montañas del parque Nacional Kakuzi Biega, a 170 kilómetros de Goma, se extrae el 80% del coltán del mundo. Este nombre deviene de la abreviatura de columbita y tantalita, minerales que contiene esta roca. De estos se extrae el tantalio y el niobio, metales raros superconductores de la electricidad, capaces de soportar temperaturas muy elevadas y resistentes a la corrosión. Son utilizados en aparatos electrónicos, centrales nucleares, misiles, fibra óptica, satélites, aunque la mayor parte de la producción se destina a la fabricación de condensadores y otras partes de los teléfonos móviles y computadoras.
La guerra por el coltán se cobra día a día miles de víctimas mortales, desplazados, hambrunas. Ejércitos mercenarios y cascos azules de la ONU conviven en medio del horror para que no se detenga el flujo mineral mientras perece la vida… la de los gorilas del Parque Nacional y la de millones de congoleños. Pero el circo no para.
Mientras los mineros congoleños trabajan en condiciones de esclavitud y vigilados por fuerzas paramilitares, el contrabando internacional hace un gran negocio en un país empobrecido y con una esperanza de vida de 58 años. Miles de niños trabajan en las minas y en consecuencia abandonan los estudios, como sus padres que dejan las tareas del campo para dedicarse a la minería lo que profundiza las hambrunas.
En este escenario endemoniado, países vecinos como Ruanda, Uganda y Burundi, que no poseen grandes reservas de coltán, son los principales exportadores del mineral. Ruanda es el primer exportador mundial. Desde allí se financian a los grupos rebeldes que facilitan el tráfico del mineral y provocan muerte y destrucción en la RDC. Según la ONG International Rescue Committee entre 1998 y 2007, sin incluir las víctimas de la guerra entre 1996-1997, 5,4 millones de personas murieron en el Congo.
Los smartphones de todo el planeta contienen sangre proveniente de la región de los Grandes Lagos del África. Hello!