Redacción Canal Abierto | El paro de 72 horas de los trabajadores siderúrgicos de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), la denominada rama 21 de los metalúrgicos, encuentra a los empleados de Acindar con un conflicto múltiple y un recuerdo amargo.
“Este 20 de marzo es el 49º aniversario de la represión al Villazo que fue la antesala del golpe de Estado de 1976. Para nosotros es una fecha muy dolorosa, este mismo día en 1975 comenzó una operación que nos dejó 40 compañeros asesinados y 300 encarcelados”, sostiene en diálogo con Canal Abierto Pablo González, secretario general de la UOM Villa Constitución.
En marzo de 1974 tiene lugar el Villazo, aquella gesta de los obreros y activistas de Acindar que gracias a una huelga con toma de fábrica consiguen la restitución de los delegados combativos, expulsados por la UOM burocrática conducida por Lorenzo Miguel, y la realización de elecciones limpias en la seccional local que permite el triunfo de la Lista Marrón encabezada por Alberto Piccinini en noviembre de ese año. Pocos meses después, el gobierno de Isabel Perón lanza el operativo Serpiente Roja del Paraná.
“La lista marrón le gana a la burocracia contundentemente y, después, la Comisión Directiva electa casi no llegó a estar en gestión, vinieron los milicos con la connivencia de la UOM nacional y de las fábricas Acindar, Marathon y Metcon (o Paraná Metal) con todos los representantes de Relaciones Laborales apuntando a los compañeros y compañeras. Los fueron a buscar a las casas con las credenciales. Hubo un terrorismo de Estado con la complicidad cívica de los representantes de la empresa y también eclesiástica, porque había un cura párroco que fue cómplice de esa situación”, explica Pablo.
En la madrugada de ese día, a las cuatro de la mañana, según narró el testigo Pedro Alfaro a la Conadep, una columna de 105 autos sin patente, la mayoría Ford Falcon, ingresaron a la ciudad desde San Nicolás y Rosario. Por las ventanillas asomaban armas largas y se entreveían caras de tipos con boinas, muchos con la cara cubierta por pañuelos. Esa misma mañana, mientras transcurría la carnicería, el gobierno nacional distribuyó un comunicado de prensa donde afirmaba que los organismos de inteligencia habían detectado “un complot subversivo tendiente a paralizar la actividad industrial, con epicentro en Villa Constitución”. El texto era rubricado por el ministro del Interior, Alberto Rocamora, junto con los ministros de Defensa, de Justicia y de Trabajo, y la presidenta María Estela Martínez de Perón.
Un detalle de color -negro-, el presidente del directorio de Acindar era un tal José Alfredo Martínez de Hoz. Meses más tarde sería ministro de Economía de la dictadura. Villa Constitución fue en esos días el laboratorio de lo que vendría a partir de marzo del 76. Una pequeña muestra.
La situación en Acindar hoy
“La situación en Acindar es grave, crítica. Tenemos muy poco trabajo, no hay mucha producción, no hay obra pública. Acindar tiene el 60% del mercado en la obra de construcción pública y privada. Tiene un porcentaje importantísimo en el agro, todo lo que son insumos, implementos para el agro, alambre, etc. También tiene una injerencia importante en el mercado automotriz, no vende la chapa, pero sí vende lo que es barra de dirección, bulonería, todo eso lo tiene Acindar. Con este escenario de baja actividad y cierre de obra pública, tenemos un 50% de lo proyectado de producción para el 2024”, explica González.
La reciente liberación de las importaciones es otra luz de alerta para los trabajadores. “Si empieza a entrar acero importado, los empresarios van a dejar de producir en la Argentina y van a traer el acero de China ganando una comisión sin tener el riesgo empresarial de sostener una empresa que tiene capital intensivo que tiene que producir”.
La situación salarial
Desde el 18 de marzo, la empresa Acindar dispuso el cierre de la planta por 30 días, escudándose en la caída de las ventas. “Nosotros tenemos nuestra planta parada casi por completo y aún así hicimos las medidas de fuerza. Obviamente, esto genera rispideces y discusiones con el empresariado y, también, debates con los compañeros porque algunos no quieren perder plata, quieren ver alguna alternativa diferente. Pero la empresa no te va a dar el aumento si no se lo sacamos con una medida de fuerza; lo que pasa es que tampoco hay mucha correlación de fuerzas debido al momento económico”, reconoce el titular de la UOM local.
Los metalúrgicos de la rama 21 están peleando por los salarios de diciembre. La patronal del sector siderúrgico firmó un acuerdo en diciembre que implicaba un aumento del 25,5% pero no quiere reconocerlo. Ofrecieron un 15% para diciembre, y un 13% para enero y febrero respectivamente. La UOM rechazó la propuesta y las empresas pagaron esos aumentos de manera unilateral sobre los salarios de octubre y noviembre de 2023.
Por el contrario, “a la rama 17, la metalmecánica, las cámaras patronales les han actualizado los salarios más favorablemente”.
Ayer, Martínez de Hoz. Hoy, Rocca
“En aquel 75, el personaje principal enfrentado a los metalúrgicos combativos de la lista Marrón era Alfredo Martínez de Hoz. Hoy, nos enfrentamos con el dueño del acero, con Paolo Rocca, el principal exponente del acero en la Argentina. Produce entre cinco y medio y seis millones de toneladas al año y tiene todo el holding de empresas que constituye un monopolio vertical, no horizontal. Él maneja todo y, además, está en el gobierno, porque todos los representantes de sus empresas están llegando al gobierno de Milei. Es claro que le pagó la campaña.”
“El que era director de Tecpetrol, Horacio Marín, ahora es CEO de YPF, su competencia. Es el responsable de comprarle los tubos justamente a Tenaris (Techint). El secretario de Empleo de la Nación, Julio Cordero, era gerente de Relaciones Laborales de Techint. Es muy difícil que podamos revertir esta situación con el dueño del acero discutiendo a ambos lados del mostrador. El que siempre traba todo, el más duro en la paritaria siempre es Rocca”, concluye.
Acuerda en esto con Abel Furlán, secretario General de la UOM a nivel nacional, quien sostuvo en diálogo con el programa Pasaron Cosas en Radio con Vos que “el grupo Techint está teniendo una estrategia de dilatar la negociación y negar la posibilidad de que los metalúrgicos podamos recuperar el salario perdido respecto a la inflación. Están jugando, de verdad, a que los trabajadores naturalicemos salarios de hambre”, denunció. Desde diciembre, la UOM discute una paritaria para igualar a la inflación, ni siquiera discute aumentos con una patronal oligopólica que ha por lo menos duplicado el valor de lo que sus trabajadores producen.