Redacción Canal Abierto | Por primera vez desde el inicio de la escalada militar, el Consejo de Seguridad de la ONU ha acordado exigir un alto el fuego inmediato en Gaza durante el mes de Ramadán (termina el 9 de abril) y la “liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes”.
La resolución fue aprobada por 14 de sus 15 miembros, y sólo Estados Unidos ha planteado su abstención argumentando que esta estrategia pondría en peligro las negociaciones que Washington viene impulsando junto a Egipto y Qatar.
No obstante, que la administración Biden no votara en contra o directamente utilizara su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU no es otra cosa que una nueva muestra del malestar creciente con Benjamín Netanyahu.
El texto reclama también «garantizar el acceso humanitario para atender sus necesidades médicas y humanitarias” y subraya “la urgente necesidad de ampliar el flujo de asistencia humanitaria y fortalecer la protección de los civiles en toda la Franja de Gaza, y reitera la petición de eliminar todas las barreras a la prestación de asistencia humanitaria a gran escala, de conformidad con las normas del derecho internacional humanitario”.
El viernes pasado China y Rusia habían vetado una propuesta estadounidense por considerar que esta abría la puerta abierta para que Tel Aviv lanzara una ofensiva sobre la ciudad gazatí de Rafah, donde se hacinan 1,7 millón de personas.
La actual escalada militar en la región comenzó el 7 de octubre, tras los ataques del grupo islamista Hamás sobre territorio israelí. En represalia, las fuerzas que comanda Netanyahu bombardearon e invadieron buena parte del territorio palestino, forzando a millones de personas a refugiarse en otros países. Una verdadera tragedia humanitaria que ya afecta a toda la región.
En estos seis meses, según cifras oficiales, dos tercios de los más de 32 mil asesinados eran mujeres y niños.