Redacción Canal Abierto | Casi como un botón de muestra, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno podría ejemplificar cómo el gobierno de Javier Milei funciona en muchas áreas como una suerte de macrismo recargado.
En el marco de un trascendido que incluye un instructivo para despedir estatales con motosierra, los trabajadores de la Biblioteca se enteraron de que este martes dejarían sin empleo a un 30% del personal de ese organismo.
La medida es un calco de lo que ocurrió durante el gobierno de Cambiemos, cuando —a través de mecanismos como jubilaciones compulsivas, no renovación de contratos, persecuciones sindicales y los clásicos telegramas— un 30% del personal fue despedido a lo largo de los cuatro años. En ese entonces, bajo la dirección de Alberto Manguel, primero, y Elsa Barber, después, el edificio de Recoleta se fue convirtiendo en una biblioteca más, vaciada de actividades.
Luego y de a poco, el edificio recuperó algo de su esplendor perdido, que ahora vuelve a correr riesgo de vaciamiento.
Custodia de la memoria
La Biblioteca Nacional —fundada en 1810 por Mariano Moreno y cuyo edificio actual fue inaugurado en los 90— alberga aún los volúmenes donados por Manuel Belgrano. Se trata de la institución cultural más antigua del país que, precede, incluso, a la Nación Argentina. Entre sus directores, figuran algunos de los nombres más destacados de la cultura nacional: Paul Groussac, Jorge Luis Borges y Horacio González.
Según su página web, su misión es “custodiar, acrecentar, preservar, conservar, registrar y difundir la memoria impresa del país o sobre el país”. Pero el congelamiento del presupuesto institucional y los anunciados despidos, de concretarse, “ponen en riesgo el funcionamiento de la entidad y el mantenimiento de sus colecciones”, explican sus trabajadores en una solicitada donde juntan firmas para impedir el vaciamiento.
En ella se dirigen a las autoridades pertinentes (al presidente de la República Argentina, Javier Milei; a la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello; al secretario de Cultura, Leonardo Cifelli y a la directora de la Biblioteca Nacional, Susana Soto Pérez) para solicitarles “la urgente revisión de esta situación en favor de la identidad nacional y el bien social”.
La institución cuenta en la actualidad con tres sedes; un Museo (del Libro y de la Lengua); centros de documentación e investigación dedicados a los pueblos originarios, la historieta, la literatura infantil, la cultura afro, la novela policial, el psicoanálisis y a la figura de Jorge Luis Borges; un programa de Derechos Humanos, programa de radio, una editorial y becas de investigación.
Las diferentes áreas contemplan las técnicas de conservación del libro: la restauración, la microfilmación y la digitalización, equipadas todas con avanzada tecnología. Se brinda servicio de lectura y referencia especializada a un público tanto presencial como remoto. Se catalogan y clasifican libros, diarios, revistas, mapas, láminas, discos, CDs, DVDs, dibujos originales y manuscritos, archivos institucionales y personales, entre otros materiales y soportes que dan cuenta de la historia y la cultura argentinas. Se investigan, diseñan y publican catálogos y libros. Se producen y concretan exposiciones, ciclos, conferencias, presentaciones, entrevistas, filmaciones de ficciones, documentales y todo tipo de contenido audiovisual.