Redacción Canal Abierto | “La guerra no es inminente, pero tampoco imposible”, declaró la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen (en la foto junto a Volodomir Zelenski en Kiev, septiembre de 2022). “Europa tiene que despertarse, urgentemente. Somos conscientes de que están en juego nuestra libertad y nuestra prosperidad. Tenemos que empezar a trabajar en el futuro de la arquitectura de seguridad común en todas sus dimensiones y con toda la velocidad y determinación política de la que seamos capaces”, sostuvo a fines de febrero ante el Parlamento de la Unión Europea. “No se deben exagerar los riesgos de guerra, pero sí debemos prepararnos para ella”.
Así de sencillo, un continente que vivió las peores masacres de la historia moderna en las sucesivas conflagraciones mundiales de 1914 a 1918 y de 1939 a 1945, se va alistando para una tercera Guerra Mundial que podría marcar el fin de la humanidad… ¿O es que sus dirigentes preparan un escenario de excepcionalidad para ir aún más lejos con las políticas de rearme, militarización y control social, de la mano de la industria armamentista y de la seguridad globales?
Antes de ocupar este lugar en 2019, Von der Leyen, representante de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), partido de la centro derecha de Alemania, fue ministra de Defensa de su país. Su reemplazante actual, Boris Pistorius, los primeros días de marzo, visitó Suecia para estudiar el modelo de servicio militar que existe en el país escandinavo desde 2017. Su intención es volver a instalar la obligatoriedad del servicio antes de 2025, para lo cual está preparando una propuesta para presentar ante la Bundestag (el Parlamento Federal alemán).
A las declaraciones belicistas de Von der Leyen, le siguieron las del presidente francés Emmanuel Macron quien señaló que “no hay que excluir” el envío de tropas de la OTAN para apoyar a Ucrania en su guerra contra Rusia. A lo que Moscú respondió: “No debemos hablar de la probabilidad, sino de la inevitabilidad (de un conflicto)”, en palabras de Dmitry Peskov, secretario de prensa de Vladimir Putin a medios locales.
¿Vuelve la “colimba” a Europa?
Austria votó en 2013, con una mayoría del 60%, a favor de la continuidad de un servicio militar obligatorio de seis meses, o nueve de un servicio social en su reemplazo. Todos los varones, a partir de los 18 años están obligados a cumplir con este requisito. Las austríacas pueden hacerlo en forma voluntaria.
En Suiza, todos los hombres mayores de 18 años están obligados a cumplir con el servicio militar, mientras que para las mujeres es voluntario.
El presidente francés Jacques Chirac puso fin al servicio militar obligatorio en 2001. Macron pretende desandar el camino de su antecesor y desplazar a la ultraderechista Marine Le Pen siendo más extremo que ésta. Su gobierno estableció en 2019 un servicio cívico voluntario destinado a adolescentes que no atrae demasiado a los jóvenes. Su intención es que el Servicio Nacional General sea obligatorio para los jóvenes entre los 15 y los 17 años, pero se lo desaconsejan propios y ajenos. El frente ruso-ucraniano ha repuesto el tema en la agenda de su gobierno.
En Italia, la Liga Norte de Matteo Salvini, integrada al gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni, presentó un proyecto de ley para crear una fuerza de reservistas que apoye al ejército para hacer frente a futuras amenazas. En este país, el servicio militar obligatorio estuvo vigente hasta 2005 cuando fue reemplazado por un reclutamiento voluntario.
Cabe señalar que la primera ministra italiana expresó su oposición a la sugerencia del presidente francés de un posible despliegue de fuerzas de la OTAN en Ucrania, destacando que tal medida puede provocar una “escalada inaceptable” con Rusia.
En los países bálticos, el servicio militar obligatorio ha sido repuesto: en el caso de Letonia, a partir de este año, y en el de Lituania, en 2015, luego de la invasión de Rusia a Crimea. En Estonia es obligatorio desde la independencia del país para los ciudadanos entre los 18 y los 27 años. Finlandia siempre tuvo un servicio obligatorio y Dinamarca anunció la intención de incluir a las mujeres y extender su duración de 4 a 11 meses, para ambos sexos.
El militarismo en España
“La amenaza de guerra es absoluta y la sociedad no es del todo consciente”, sostuvo Margarita Robles, ministra de Defensa del gobierno español que preside Pedro Sánchez (PSOE). “Hoy en día, un misil balístico puede llegar perfectamente desde Rusia a España”, sostuvo la funcionaria en una entrevista con La Vanguardia. “El Gobierno está plenamente volcado en este escenario bélico. El presidente, el ministro de Asuntos Exteriores y yo misma estamos las 24 horas del día pendientes de esta cuestión”. De todas formas, en la misma nota, negó que Moncloa estuviera pensando en enviar tropas al frente.
“España forma parte de la organización militar de la OTAN y formar parte de ese club puede arrastrarte a un conflicto en base al artículo 2 de adhesión. Desde la invasión de Rusia a Ucrania en 2022 se comenzó a generar un relato en el que se justificaba la necesidad para Europa de tener una defensa en caso de agresión. Esto ha tenido como desenlace que los gobiernos han comenzado a aumentar la inversión en gastos militares con un respaldo social que hacía muchísimos años no tenían. En el último Consejo de Europa se ha aprobado seguir incrementando los presupuestos militares”, explica a Canal Abierto Vicente Baeza Martínez, del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL), de España.
España por sí sola no va a participar directamente en el conflicto militar. La posición de los países europeos respecto a esto es responder ante una agresión en sus territorios, el famoso derecho a la defensa. El presidente francés ha sido quién ha llegado más lejos abriendo la puerta a que si las condiciones fueran necesarias podría enviar soldados a combatir”, explica el Coordinador de Movilización Social y Comunicación del MPDL.
¿Qué posibilidades hay de que vuelva “la mili” a España de la mano de Pedro Sánchez?
-En la actualidad no está incorporado en el debate político. En España la eliminación del servicio militar obligatorio supuso una mayor profesionalización del ejército así como el cumplimiento de una reivindicación histórica del movimiento pacifista. En mi opinión no creo que ninguna de las fuerzas políticas del arco parlamentario tomen el camino de abrir ese debate salvo la ultraderecha que en el año 2019 lo defendió con vehemencia pero que no ha vuelto a proponerlo.
Hay una naturalización de los relatos belicistas en Europa. ¿La sociedad española se está movilizando para rechazar la guerra?
-Esta misma mañana el jefe de la diplomacia europea Joseb Borrell -político español, vicepresidente de Von der Leyen en la Comisión Europea- hacía unas declaraciones en las que “tranquilizaba” a la ciudadanía europea sobre un riesgo inminente del conflicto, “los europeos no son parte del conflicto de Rusia y Ucrania”, sostuvo. La sociedad española es mayoritariamente pacifista, la historia reciente ha llevado a una toma de conciencia que incluso en alguna movilización ha roto los marcos ideológicos de izquierda y derecha, para que comprendas el rechazo social a la guerra.
Las organizaciones sociales pacifistas nos oponemos a la política de bloques militares en Europa y a la vuelta a la militarización de las relaciones internacionales.
La mejor prevención de las guerras es impulsar la seguridad compartida de toda Europa, desde el Atlántico a los Urales, como solución para eliminar o disminuir la tensión vinculada al conflicto y proporcionar la estabilidad necesaria para vivir en Paz. La única solución es impulsar el diálogo y la consecución de un acuerdo entre ambas partes lo antes posible.
España, inequívocamente, tiene que formar parte de la opción que trabaje por el diálogo y la diplomacia. La paz es la única solución: el diálogo, la diplomacia, el objetivo de la paz siempre en el horizonte.