Redacción Canal Abierto | En Bajo el sol del rocanrol, Mónica Simoncini y Omar Neri del grupo Mascaró reflejan el mundo creativo de Jorge Pistocchi, el creador de revistas emblemáticas como Expreso Imaginario o Pan Caliente, autor intelectual de la estética de la galería Bond Street tal como la conocemos y pionero en actividades tan diversas como la experimentación en video, la agroecología y la autogestión de fábricas.
A pesar de que falleció en 2015, el documental cuenta con los testimonios del propio Pistocchi, gracias a entrevistas que los realizadores registraron en 2012. Las voces de sus amigos y secuaces de proyectos, junto con animaciones y canciones dedicadas a su vida y obra completan la tarea de traer al presenta tres décadas de vivencias.
El documental cuenta quién fue Pistocchi a partir de sus obras y emprendimientos a lo largo de los años. Situaciones de su vida personal se incluyen en el relato sólo cuando estos aportan contexto para explicar el por qué de alguno de sus movimientos.
León Gieco, Andrés Calamaro, Pipo Lernoud y Rocambole son algunos de los nombres que aportan su voz para construir la figura de Pistocchi. Esta sola enumeración da cuenta de la envergadura del personaje.
En diálogo con Canal Abierto, el realizador Omar Neri contó: “Somos hijos del rock nacional. De alguna manera, nos formamos un poco con esa generación de músicos de los 60, de los 70 y muy de principios de los 80. Ellos nos formaron culturalmente, lo llevamos un poco en la sangre y llegamos al cine también con ese bagaje. Entonces cuando Jorge Senno, un amigo que es músico y que colaboró con nosotros en otras películas, nos trajo la idea de que podíamos ir a entrevistarlo a Pistochi que estaba viviendo en un conventillo en La Boca, nos pareció increíble”.
“Fue adentrarnos en su historia con todos los detalles -continúa narrando-. Porque por ahí uno conoce lo más básico que es la revista Expreso Imaginario o la Pan Caliente, pero hay detalles que son increíbles como el Centro Cósmico de La Paternal, todo el tema de la Bond Street y lo de Amat, la fábrica gestionada por los trabajadores a partir de su impulso”.
“Esto fue en 2012, y nos encontramos durante dos años con él en distintos momentos, hicimos toda una serie de grabaciones. Ahí arrancó el trabajo que tuvo un parate por algunos años y lo retomamos ahora ya para hacer el documental”, agregó.
“Cuando fuimos profundizando en las vivencias de Jorge, en todas las experiencias comunitarias, toda esa relación que tenía con la generación beat en Estados Unidos, con Allen Ginsberg, con toda la época psicodélica pre hippie y también cuando fuimos escaneando cada uno de los números y leyendo ahí las notas de la Expreso Imaginario, que tenía corresponsales como Fito Páez o lectores como Charly García, que escribía al correo de lectores y de hecho inspiró una canción de Charly a partir de una nota sobre el inconsciente colectivo justamente; todo el tiempo veíamos que ahí había una historia increíble para contar”, aporta su compañera Mónica Simoncini para esta nota.
Y agrega que “es también la historia de una época y de una música con la que crecimos, con la que nos formamos y además nos permitía también traerlo al presente con un mensaje de un discurso que tiene que ver con plantearse un mundo más bello, un mundo con libre expresión, más vinculado al arte y al amor a la vida. Todo esto es lo que pregonaba siempre Jorge Pistocchi”,
– El documental aborda la obra de Pistocchi, más no así su vida personal. ¿Qué los llevó a este recorte?
MS: Nosotros estábamos plenamente enfocados en la obra de él y en esta fuerza que él tenía de conectar gente, de ayudar músicos, de sacar proyectos adelante con lo que tenía. Creo que en ningún momento nos planteamos en traer una cosa mucho más personal.
ON: Siempre nos pareció que queríamos mostrarlo ahí donde estaba en La Boca. Ese contexto ya mostraba su historia personal. Pero lo importante era la obra. O sea, estaba claro que todo lo que hizo era lo que había que contar, porque hay mucho que se desconoce.
Para las historias personales lo que quisimos hacer es el trabajo que hicimos con las animaciones. Porque tampoco nos parecía que tenía que estar la vida personal. Sí que algo había que contar: por ejemplo lo de la herencia económica que vino del padre y las ideas de la libertad de las que él hablaba que venían de la madre.
Creíamos que lo importante era lo que había hecho y la gente a la que había iluminado. Porque me parece que eso era Pistocchi, un gran iluminador, un tipo que brillaba y que hacía brillar a la gente que estaba cerca suyo. Y eso es lo que creo que teníamos que reflejar.
-Tampoco recurren a música emblemática de cada momento, sino canciones que hablan de su obra. ¿Cómo fue eso? ¿Convocaron músicos para que compusieran esas canciones?
ON: En realidad fue al revés: el guión se armó a partir de las canciones. Nosotros hicimos esas entrevistas al principio en 2012 y 2013. En 2019, Jorge Senno, que es el músico que nos había llevado a Pistocchi, nos cuenta que junto a Rubén de León, que es músico de la Banda del Paraíso, estaban haciendo una cantata a Pistochi en la que cuentan episodios de su vida.
Cuando escuchamos eso estábamos con la idea de escribir el guión y tomamos esas canciones que estaban empezando a componer y organizamos el texto a partir de eso.
MS: Además esas canciones no solamente contaban la historia de Jorge, sino que dieron la posibilidad de que participaran músicos como Miguel Cantilo, Claudia Puyó, Enrique Avellaneda y darle esa forma a la película. La música está disponible en las plataformas y ya están preparando un segundo volumen.
Los dos fueron amigos de Pistocchi. Rubén de León es protagonista de la película y fueron muy amigos desde siempre. A lo largo de la película va compartiendo anécdotas y cuestiones que vivieron juntos, además de ponerle su voz maravillosa e inconfundible y todo su arte. Él acompañó todo el proceso en montaje. Además de haber sido muy amigo de Pistocchi tiene una cabeza muy vinculada al arte, una apertura muy linda, muy ligada a lo psicodélico, a la ruptura.
– ¿Qué aporte puede hacer al presente la figura de Pistocchi y su apuesta a lo comunitario en un contexto como este, en el que prima lo individual?
MS: Hoy vivimos un momento muy complicado con el tema de la cultura. El arte inmerso en este contexto se convierte en un acto de resistencia porque no es un clima favorable para las personas que tenemos otros valores.
Pero también la película viene en este momento a mostrar que con la unidad entre las personas que piensan parecido se pueden hacer cosas de manera comunitaria y se puede pensar en un presente más libre. Pero libre con el sentido de libertad que sentimos nosotros, no el que está ahora de moda, que viene a representar todo lo contrario.
ON: Más allá de esta coyuntura, en cualquier momento viene bien una figura como la de Pistocchi. Esto de pensar igual que como pensabas en los años 60, no claudicar las ideas, siempre poner por delante al ser humano y no a la tecnología. Y todo el espíritu del trabajo comunitario. Y todo esto bajo el sol del rock and roll, amparados por el rock, como decía él.
Entonces me parece que en cualquier momento de la historia la figura de Pistocchi es buena para rescatar a alguien que era capaz de armar equipos y llevar adelante las ideas en cualquier contexto. Porque si nos ponemos a pensar, su revista más importante la hizo durante la dictadura. Y él y el equipo con el que estaba decían `ahora más que nunca tenemos que hacerlo´. Con ese ejemplo, ya te das cuenta de que en cualquier momento la figura de Pistocchi es muy válida.
Y se lo puede reivindicar hasta incluso sus últimos días en el conventillo de calle Olavarría, en La Boca. Él estuvo rodeado de la comunidad afro incentivando a un montón de jóvenes y no tan jóvenes a expresarse, a sacar su arte a mostrar lo que hacían en La Boca y activarlo.