Por Mariano Vázquez | El 5 de septiembre, Javier Milei y Santiago Abascal inauguraron en Buenos Aires eI III Encuentro Regional del Foro Madrid Río de la Plata 2024, un engendro de la extrema derecha 2.0 que reúne a diversas formaciones neofascistas de todo el mundo. El lema del encuentro reza que “en Argentina se libra una batalla por la libertad que va a definir el futuro de las naciones de Iberoamérica”.
Durante sus discursos, el presidente argentino y el líder de la formación española VOX arremetieron contra lo que denominaron el “zurderío inmundo” y la “izquierda criminal y terrorista”, y calificaron al socialismo como “una enfermedad del alma aberrante”. También criticaron la imposición de impuestos a las grandes fortunas. Según la web oficial del evento, el festifacha durará dos días y contará “con ocho paneles que versarán sobre temas como la importancia de consolidar las redes conservadoras entre Europa, Estados Unidos e Iberoamérica; el estado de la guerra cultural contra la izquierda; y el compromiso con el derecho de Israel a existir y defenderse”.
En el CCK –rebautizado como Palacio de la Libertad–, la Policía copó por la mañana todos los pasillos y espacios para brindar la seguridad de los distinguidos oradores. También se observaron muchachos rapados y muchachas rubias muy vigilantes portando credenciales del “III Encuentro Regional de Foro Madrid Río de la Plata 2024”. Entre los cuarenta expositores de quince países, destacaban varios funcionarios, como Diana Mondino, Luis Petri, Manuel Adorni y el diputado Alberto Benegas Lynch.
El encuentro también contó con las participaciones de José Antonio Kast, excandidato presidencial de Chile e hijo de exsoldado nazi; Andrew Olivastro, director de Desarrollo de la Fundación Heritage de Estados Unidos, Ernesto Araújo, excanciller de Jair Bolsonaro; Hermann Tertsch, eurodiputado y vicepresidente del grupo Patriotas por Europa del Parlamento Europeo, y Mark Klugmann, redactor de discursos de Ronald Reagan, entre otros.
En diálogo con SANGRRE, Adriana Fernández, presidenta de la Asociación de Recuperación Memoria Histórica Argentina (ARMH) y querellante contra los crímenes del franquismo, expresó su indignación: “Es vergonzoso que en nuestro país, que ha sido ejemplo en la defensa de los derechos humanos al llevar adelante los juicios contra los crímenes de lesa humanidad, tengamos que recibir a estos personajes negacionistas que intentan borrar la memoria e instalar el olvido. Es una falta de respeto a tantos años de lucha”.
Federico Funes, profesor adjunto de Historia Social Contemporánea de la UBA, comentó: “A diferencia de lo que históricamente ocurrió con la unión de todos los trabajadores del mundo en asociaciones internacionales, actualmente es la derecha la que está adquiriendo una dimensión global. El Foro de Madrid es un claro ejemplo de este proceso de internacionalización, que reúne a personajes de la ultraderecha posfascista, como Milei y Abascal. Esto demuestra que no se trata de figuras aisladas, sino de un entramado político e ideológico que avanza globalmente, aprovechándose una clase obrera muy golpeada por las crisis de capital. Es urgente repensar estrategias para movilizar a estos sectores que están siendo cooptados por una derecha radical que recorta derechos y demandas”.
El Círculo Podemos Argentina repudió “la presencia en Argentina del autodenominado Foro de Madrid y de sus adoradores de Franco, Pinochet y Videla, que son promotores del neofascismo global de mercado”. Y agregó: “Tanto en la Argentina como en España, el país de países de nuestras abuelas y abuelos, merecen una democracia profunda y participativa, con justicia social, con respeto para vivir dignamente”.
La anterior edición del Foro de Madrid tuvo lugar el año pasado en Bogotá, Colombia. Sus encuentros son posibles gracias a una red generosamente financiada por fundaciones, instituciones y otras tapaderas que mueven millones en la supuesta defensa de la “libertad”, los “valores tradicionales” y la “democracia”. Aunque el fenómeno ultra parece nuevo, ya cumplieron sus bodas de plata promoviendo su agenda de odio, racismo, macartismo y xenofobia. En 2021, WikiLeaks publicó un informe titulado The Intolerance Network, en base a más de diecisiete mil documentos de dos organizaciones internacionales de campaña pro-derecha, HazteOir y CitizenGO. Ambas, junto con The US Center for Family, Religion and Society, con sede en Estados Unidos, proveen fondos frescos para acciones directas contra cualquier proyecto progresista y para promover su modelo conservador y excluyente.
Entre los más beneficiados por esta red está VOX, no solo en el ecosistema político español, sino también en América Latina a través de la Fundación Disenso, presidida por el propio Abascal. El manifiesto que los une ya supera holgadamente las diez mil firmas. De nuestra fauna local figuran el presidente Javier Milei, el diputado José Luis Espert y varios dirigentes del PRO. En su lucha contra el marxismo imaginario, aseveran que “una parte de la región está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países. Todos ellos, bajo el paraguas del régimen cubano e iniciativas como el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, que se infiltran en los centros de poder para imponer su agenda ideológica. La amenaza no se circunscribe exclusivamente a los países que sufren el yugo totalitario. El proyecto ideológico y criminal que está subyugando las libertades y derechos de las naciones tiene como objetivo introducirse en otros países y continentes con la finalidad de desestabilizar las democracias liberales y el Estado de Derecho”.
El término “Iberosfera”, acuñado por el Foro, señala que América Latina “tiene todas las condiciones para ser una región de libertad, prosperidad e igualdad ante la ley. Sus pueblos no están condenados por ningún tipo de determinismo histórico”. Sin embargo, para el historiador Daniel Campione, “la Iberosfera es una actualización de la hispanidad tan declamada por el franquismo”.
El presidente argentino, habitué del megafestival Viva, que cada año realiza VOX en la capital de España para reivindicar la dictadura franquista, también se convirtió en una asiduo a la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), promovida por la Unión Conservadora Estadounidense, que se referencia en el magnate Donald Trump. Milei ha asistido este año a dos de los encuentros de esa plataforma, en EE.UU. y en Brasil.
El 18 y 19 de mayo de este año, fue la estrella central del Europa Viva 24. Eufórico, junto a Abascal y sus falangistas bailaron al ritmo de Volver al 36, una patética canción de ritmo pop lavado que glorifica el golpe de estado de Francisco Franco contra la II República Española: “Cabreamos siempre a los comunistas, feministas y progres. / La izquierda ya va a gobernar, la dictadura va a empezar. / Rodeados de revolucionarios, pajilleros de sofá. / Los lobbies temblaban al ver, / que la subvención de este mes iba a desaparecer. / ¿Y ahora qué coño van a hacer? / Somos la resistencia / Somos fachas / Si eres gay y quieres ir a ver el Orgullo LGTB / al COGAM debes enseñar el carnet de buen homosexual. / Las feministas protestas por la violación grupal / hay diez más que investigar, / me da igual son de Senegal. / Somos la resistencia / Somos fachas. / Cómo me gusta la libertad, menos la tuya que votas mal. / La iglesia es muy patriarcal, / ven conmigo a hacerte musulmán. / Todos los veréis / Vamos a volver al 36”.
El ensayista Alejandro Kaufman nos dice que, si bien este fenómeno de internacionalismo fascista no está exento del gran impacto que ocasiona y que no puede sino ser perturbador, resulta necesario llevar a cabo una doble operación analítica, de infrecuente abordaje hasta el momento.
“Por un lado, es necesario reconocer cuánto ese fenómeno, en particular en el caso argentino, no está dotado de una configuración política, de sujeto político, sino solo de destrucción de toda politicidad a favor del mero poder totalitario de las corporaciones monopólicas globales. En ese sentido, muchas de las declaraciones de Milei son aplaudidas porque se parecen a las de otras derechas y porque se entusiasman con un gobierno realmente existente; pero, al mismo tiempo, esas declaraciones no son congruentes con el flujo discursivo prevaleciente en esa pretendida internacional, más apegado a tradiciones conservadoras e intereses económicos territorializados. En comparación con el mileísmo, esas ultraderechas son menos distópicas y, por lo tanto, están en mejores condiciones de gobernar efectivamente, como ya lo han venido demostrando al menos en Europa, o aun en Brasil. Tales diferencias auguran futuros distanciamientos o fricciones, que podrían debilitar la fuerza con que parece advenir en conjunto todo este movimiento. No es esperable que factores del poder económico concentrado que apoyan a las ultraderechas desde larga data se mantengan a favor del fenómeno Milei si fracasa. A la vez, es cierto que esta internacionalidad fortalece el discurso de Milei en nuestro país, y es una razón seguramente de haberse erigido Buenos Aires en sede. Por ahora les resulta táctico apoyar el experimento extremo y de incierto destino que aquí sucede: cumple una función de propaganda política que les resulta gratis. Los viajes de Milei son pagados por los contribuyentes argentinos”.
“En segundo lugar”, continúa Kaufman, “el fenómeno acertadamente designado por Sangrre como ‘extrema derecha 2.0’ supone nuevas formas de violencia y odio virtuales con repercusión en el mundo analógico que no tienen hasta ahora correlato con las del siglo pasado, en que la propaganda necesitó del Estado totalitario para sostener los regímenes fascistas en el tiempo. En la actualidad, la propaganda, el odio y la violencia simbólicas que embargan a las masas se gestionan desde redes globales, dotadas de algoritmos y autorreproducción viral, lo que constituye uno de los rasgos de novedad de gran relevancia que nos hacen prestar atención cautelosa al curso de los acontecimientos”.
Y puntualiza: “Si, por un lado, estos nuevos fenómenos son de burbuja, inconsistentes, dispersos y precarios, susceptibles de desvanecerse de un día para el otro, a la vez resultan eficaces como herramientas deliberadamente articuladas para producir los efectos devastadores que nos agobian. La lucha opositora a estas némesis políticas y culturales dependerá de todas las fuerzas societales emancipadoras: las estatalidades (el caso Brasil contra X o las regulaciones europeas aportan datos relevantes); las multitudes usuarias, complacientes con el uso de las redes, pero damnificadas por ellas; y los movimientos sociales y de derechos humanos. Todo lo que en estos contextos suceda a favor de las luchas emancipatorias llevará necesariamente mucho más tiempo de sedimentación, concientización y organización que las erupciones volcánicas de las redes. Vivimos una época interesante”, concluye Kaufman.
Publicada originalmente en Sangrre