Redacción Canal Abierto | Esta semana, el Gobierno anunció la disolución de la Administración Federal de Ingresos Públicos –la AFIP- y la creación de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). La medida, informada a través de un comunicado de la Oficina del Presidente y luego confirmada por Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación, implicaría una fuerte reducción de personal, del orden del 34% de la estructura actual.
También según fuentes oficiales, el objetivo es generar “una estructura más simple, más eficiente, menos costosa y menos burocrática”. Así, porque el despido de 3.155 trabajadores le permitiría al Estado -arguyen- “un ahorro anual de 6.400 millones de pesos”.
Sin embargo, de acuerdo al Programa de Integración Regional y Financiamiento para el Desarrollo de la Fundacion SES, tal cual está planteada, la medida podría no solo impactar en los contribuyentes de menores recursos sino además debilitar la capacidad recaudatoria del Estado.
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En un hilo de X, con datos de la Central Internacional de Administraciones Tributarias (CIAT) –sobre un análisis de 156 países- desarman los argumentos del Gobierno según los cuales con menos trabajadores y una estructura más chica, el sistema sería más eficiente. Por el contrario, el estudio citado demuestra que en los países de mayores ingresos no solo hay una mayor presión tributaria sino también más agentes de estos organismos, y esto no le implica más costos sino que le ahorra dinero al fisco.
Así, “el costo de la recaudación se reduce a medida que aumenta el ingreso”, sostienen desde la Fundación SES. Y agregan que “entre los países de ingreso medio-alto (como Argentina) es en promedio de 1,14. Es decir, que por cada $100 que el Estado recauda, solo gasta $1,14 en el funcionamiento del sistema de recaudación”.
Por tanto, según el análisis de SES la afirmación de que la AFIP está sobredimensionada es incorrecta. El país está dentro de los parámetros internacionales: “En Argentina, el gasto promedio de la AFIP en relación al PBI es de 0,255%, superior al promedio mundial (0,177%), pero cerca de países de ingresos altos como Portugal (0,252%) o los Países Bajos (0,275%)”, señalan.
Otro dato: “La cantidad de habitantes por cada agente tributario aumenta fuertemente a medida que se incrementa el ingreso. Entre los países de ingreso bajo hay un agente cada 14.997 habitantes mientras que en los países de ingresos altos uno cada 1.692”.
¿Por qué? Porque “en los países de ingresos altos tiene mucho mayor peso la recaudación del impuesto sobre la renta personal y menor peso el impuesto al consumo, lo que hace a estructuras impositivas mucho más progresivas”. Y este tipo de impuestos sobre los ingresos de personas físicas “son más complejos de gestionar”.
¿Quién paga los platos ratos?
Argentina es un país con un sistema impositivo profundamente regresivo: los contribuyentes de altos ingresos explican solo el 49,1% de la recaudación total, muy por debajo de países de ingresos altos como Países Bajos, donde esta alcanza al 67,3%, e incluso de países con ingresos medios y bajos como Brasil, Perú o Paraguay donde estos explican entre el 64 y el 67% de la recaudación.
“Los datos arrojan alguna luz sobre la sensación del ciudadano promedio de que ‘se pagan demasiados impuestos’: para lograr una recaudación similar al PBI, relativamente similar a la de países de ingresos altos, se carga mucho más sobre los sectores de ingresos bajos y medios”, indican.
Entonces, “es claro que los datos demuestran que la administración tributaria actual profundiza la injusticia fiscal, pero ¿una fuerte reducción del organismo resolverá estos problemas o por el contrario los agravará?”, plantean los especialistas.
La respuesta es tajante: “mejorar la progresividad fiscal implica mayor control sobre los grandes contribuyentes para lo que se requiere personal altamente capacitado para perseguir la evasión y elusión fiscal”.
Por el contrario, “despedir una gran cantidad de personal con experiencia no solo desmantela las capacidades recaudatorias sino que los libera para poner esas capacidades en manos de los grandes estudios contables y de abogados que trabajan con las grandes empresas y patrimonios”.
Así, “aunque puede resultar un discurso tentador, reducir hasta en 3.000 trabajadores va a derivar en una mayor injusticia fiscal”. Porque “para sostener la misma recaudación con menos capacidades técnicas es necesario incrementar la presión sobre los sectores de menores ingresos”, alertan desde Fundación SES.
¿Cuánto ganan los trabajadores?
En paralelo al anuncio de la disolución de la AFIP, el Gobierno inició una campaña de demonización de los trabajadores de la Agencia, a los que se les atribuyen sueldos “exorbitantes”.
Ante esto, desde la Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos (AEFIP) y el Sindicato Único del Personal de Aduanas de la República Argentina (SUPARA) dieron a conocer un informe que da cuenta de que el personal de la Dirección General Impositiva (DGI) y la Dirección General de Recursos de la Seguridad Social, percibe en la actualidad, dependiendo de la categoría, antigüedad, cargo, título, entre otros, un salario de entre $2.207.936 a $3.953.894, incluyendo en el total a la Cuenta de Jerarquización.
Los sueldos “exorbitantes”, aclararon, corresponden en realidad a los cargos jerárquicos políticos que son designados por el gobierno de turno. E informaron que en la actualidad hay 17 cargos jerárquicos políticos designados por el Ejecutivo a cargo de Milei, que perciben salarios de entre $17.000.000 a $30.000.000.
Cabe recordar que hoy y mañana, en todas las oficinas de AFIP del país, los trabajadores llevan adelante asambleas, un “apagón informático” y ceses de actividades en rechazo al anuncio del Gobierno.