Redacción Canal Abierto | El 27 de diciembre inició en Alepo, al norte de Siria, una ofensiva en tiempo récord derrocó al régimen de Bashar Al Assad, quien gobernaba el país desde el año 2000, cuando sucedió a su padre, que a su vez ocupaba el poder desde 1971. En solo 10 días, los “rebeldes” del Hayat Tahrir ash Sham (HTS) liderados por un exmiliciano de Al Qaeda fueron ocupando distintas ciudades hasta finalmente llegar a la capital, Damasco, el domingo 8 de diciembre.
En varios países de occidente y en particular en Argentina, distintos medios reflejaron los sucesos reivindicando “la caída del dictador”, como tituló Infobae el domingo, luego de que se conociera que Al Asad ya no se encontraba en Siria y que se había refugiado con su familia en Rusia. En Clarín, al plantear los escenarios posibles, se ocuparon en aclarar que Abu Muhammad Golani había roto lazos “con el grupo extremista hace años”.
Desde el Comité de Solidaridad Kurdistán-América Latina, que organiza acciones para visibilizar el accionar de las milicias kurdas que se enfrentaron al Estado Islámico y hoy defienden su autonomía democrática en la zona noreste de Siria (Rojava), difundieron un comunicado del Movimiento de Mujeres en el que advierten que la caída del régimen de Bashar Al Assad “abre en estos momentos nuevas oportunidades pero también grandes peligros”.
En ese sentido, informaron que el domingo por la noche tras la caída de Al Asad “el estado turco junto con los grupos yihadistas” habían iniciado “una nueva ofensiva para ocupar una de las regiones liberadas en el marco de la revolución: Minbic”.
“Las operaciones militares llevadas a cabo por el Ejército Nacional Sirio (ENS), respaldado por Turquía, y Hayat Tahrir al-Sham (HTS) contra las zonas controladas por el régimen y las zonas de autonomía democrática kurda no son sólo un intento de desmembrar y ocupar un país, sino también un grave atentado contra la destrucción de las estructuras culturales y sociales de los pueblos, la lucha por la liberación de la mujer y los valores humanos”, denunciaron.
En esa línea, señalaron que “los esfuerzos por reestructurar Siria a través de estos grupos yihadistas derivados de las fuerzas terroristas de Al Nusra y Al Qaeda, y por presentar a estos grupos como “actores políticos legítimos” nos recuerdan a la entrega de Afganistán a los talibanes”. “Estas fuerzas y otras similares llevan años cometiendo graves crímenes de lesa humanidad contra pueblos y mujeres”, alertaron.
“El estado turco en este nuevo escenario, y al igual que en los anteriores, aprovecha la nueva coyuntura para continuar con el genocidio sobre el pueblo kurdo y hacer realidad sus sueños expansionistas sobre Rojava-Noreste de Siria. A la vez, las combatientes del YPJ (Unidades de Protección Femenina) que infligieron una importante derrota al ISIS son especialmente objetivo de las bandas yihadistas”. “Como si de una venganza se tratara, pretenden eliminar los logros conseguidos por las mujeres con un intento de genocidio, así como con torturas físicas”, señalaron.
En este contexto, desde el Movimiento de Mujeres de Kurdistán advirtieron por el recrudecimiento de la guerra el Siria y el aumento de la población desplazada, e hicieron un llamamiento a “todas las fuerzas democráticas, pueblos en lucha, movimientos feministas y ecologistas, partidos políticos, sindicatos y organismos de derechos humanos a levantar la voz por Rojava y romper de formas diversas y creativas el silencio mediático”. “La solidaridad internacional juega una vez más un papel clave en la exigencia del cese de los ataques y la garantía en este nuevo escenario de un estatus que asegure la autonomía de Rojava-Noreste de Siria”, expresaron.