Redacción Canal Abierto | A días de traspasar el mando a Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, finalmente eliminó a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo en la que había sido incluida en 2021, durante el anterior gobierno del magnate republicano. Según habían adelantado funcionarios norteamericanos a distintos medios, la medida se tomó luego de una evaluación del Departamento de Estado que determinó que no había “evidencia creíble” de un “apoyo continuo de Cuba al terrorismo internacional”.
Según algunas versiones periodísticas, el acuerdo tendría como condición la liberación de presos en Cuba y habría estado mediada por el Papa Francisco. En efecto, inmediatamente antes de anunciar la medida en sus redes, el presidente Miguel Díaz-Canel se refirió a la liberación de 553 personas sancionadas por distintos motivos, pero aclaró que la decisión no respondía a un acuerdo con otros países, sino que se daba de forma “unilateral y soberana”, en el marco de una “práctica habitual en nuestro ordenamiento legal”.
“Como parte de las relaciones estrechas y fluidas con el Estado Vaticano, informé esta decisión al Papa Francisco en el espíritu del Jubileo Ordinario de 2025 declarado por Su Santidad y que recién comienza”, agregó el mandatario.
En tanto, sobre la exclusión de Cuba de la lista “en la que nunca debió estar y que, junto a otras dos medidas adoptadas, ha tenido un alto costo para el país y las familias cubanas”, el Presidente evaluó que la medida era una decisión que iba “en la dirección correcta, aunque tardíamente y con alcance limitado”.
“Siguen en pie el bloqueo y la mayoría de las medidas extremas que se pusieron en vigor desde 2017 para asfixiar la economía cubana y provocar carencias a nuestro pueblo”, recordó Díaz-Canel. “Seguiremos enfrentando y denunciando la guerra económica y las acciones de injerencia, desinformación y descrédito financiadas con fondos federales estadounidenses. A la vez, no renunciaremos a desarrollar una relación civilizada y respetuosa de nuestra soberanía con EE.UU”, afirmó.

Al respecto también se pronunció el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, que puso énfasis en algunas de las sanciones que continúan activas, afectando gravemente a todo el pueblo de la isla y que limitan también las libertades de los ciudadanos y empresas norteamericanas.
“Por solo citar unos ejemplos, continúa la persecución ilegal y agresiva contra los suministros de combustible que Cuba tiene legítimo derecho a importar. Se mantiene la cruel y absurda persecución de los acuerdos legítimos de cooperación médica internacional de Cuba con otros países, amenazando así con privar a millones de personas de servicios de salud y limitando las potencialidades del sistema de salud pública cubano. Las transacciones financieras internacionales de Cuba o las de cualquier nacional que estén relacionadas con Cuba permanecen bajo prohibición y represalias. Los buques mercantes que atraquen en Cuba también siguen amenazados”.
“Por otro lado -ahondó esa cartera- todo ciudadano estadounidense, empresa y entidad subsidiaria de una corporación de ese país, tiene prohibido comerciar con Cuba o entidades cubanas, salvo excepciones muy restringidas y reguladas. El acoso, la intimidación y las amenazas contra el nacional de cualquier país que se proponga comerciar con Cuba o invertir en este país, continúa siendo política oficial de Estados Unidos. Cuba sigue siendo un destino que el gobierno estadounidense prohíbe a sus ciudadanos”.