Por Mariano Vázquez | A fines de 2022, Elon Musk compró Twitter por 44.000 millones de dólares, el doble de su valor de mercado, con un objetivo nítido: ayudar a su amigo, el oligarca Donald Trump, a regresar a la Casa Blanca. Y lo consiguió.
Tras dos años de amplificar discursos de extrema derecha y alentar la proliferación de nazis, fascistas y supremacistas en X, Musk hizo dos veces el saludo nazi en un acto de celebración por la llegada de Trump al poder.
Oh casualidad, sus aliados políticos, sus CEO amigos, todos los representantes de la ultraderecha e incluso organizaciones pro-Israel salieron a defenderlo. Fue un gesto “inocente”, dijeron algunos. Otros, como el presidente argentino Javier Milei, lo defendió de manera vehemente, banalizando el gesto, y vociferando amenazas: “NAZI LAS PELOTAS. Elon no está solo. Somos millones. No sólo no les tenemos miedo. Sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta. Zurdos hijos de putas tiemblen”, escribió en su cuenta de X.
Curiosamente, la poderosa Liga Antidifamación, que sigue de cerca las acciones antisemitas, no encontró en el saludo de Musk una señal de nazismo, apenas un “gesto incómodo”, sin embargo, hace apenas unos meses calificaba prácticamente de amantes de Hitler a los estudiantes universitarios que en Estados Unidos se manifestaban a favor de Palestina ante el genocidio del Estado de Israel. Habrá que hacer un esfuerzo de comprensión para entender por qué una sandía es un símbolo antisemita y un Heil Hitler televisado a todo el mundo es un gesto inofensivo.
El hombre más rico del mundo, que apoya abiertamente a los nazis de Alternativa por Alemania, dice que no es nazi. Le podemos dar el beneficio de la duda, tal vez solo estaba homenajeando a sus abuelos maternos, quienes militaban en el Partido Nazi en Canadá y se mudaron a Sudáfrica porque admiraban el sistema de apartheid. La vida de Musk es un homenaje a su raza (aria).
“Sí, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Con esa elocuencia Franklin Delano Roosevelt describió al dictador nicaragüense Anastasio Somoza. El poderoso Elon Musk es un nazi, pero el nazi más influyente del mundo.

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