Redacción Canal Abierto | Las alertas sobre el mercado financiero que ya se venían prendiendo antes del Libragate terminaron de encenderse con un informe de JP Morgan que le dio dimensión a la debacle: en 2024 el Banco Central gastó US$ 21.000 millones de sus reservas para intervenir en el mercado y evitar que se dispare el precio del dólar.
El número que detalla el banco más grande de Estados Unidos y una de las mayores empresas financieras del mundo mostró el agujero negro del plan económico de Javier Milei y Luis “Toto” Caputo en toda su extensión. Un plan donde la fuga no para, las reservas caen y el poder adquisitivo no repunta.
Con las reservas brutas en el nivel más bajo de los últimos cuatro meses, en Wall Street creen que incluso si el Fondo Monetario Internacional (FMI) se decidiera a aprobar un nuevo préstamo para la Argentina, las reservas netas seguirán en negativo.
El miércoles pasado las reservas habían caído US$ 28.361 millones que, si se les suman lo que se pierde por el dólar blend, ascienden a un drenaje de US$ 38.000 millones para sostener el actual esquema cambiario.
Y es que la inyección de dólares generada por el blanqueo se convirtió en créditos otorgados por los bancos privados —en su mayoría a exportadores—, que han servido para engordar la bicicleta conocida como carry trade, en el sistema financiero. En otras palabras: para generar intereses que deberán pagarse en el futuro, lo que los especialistas señalan como emisión encubierta y crecimiento de la deuda.
El FMI no suelta
Con el criptogate la cosa empeoró y ávido de dólares que sirvan para sostener el tipo de cambio hasta las elecciones de octubre, Milei se reunió en jueves en Washington con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, para seguir puliendo los detalles de un acuerdo que le dé alivio. Pero no ocurrió.
“Recibí al Presidente Javier Milei en el FMI para hablar sobre el plan de estabilización y crecimiento de Argentina, que está dando resultados significativos. Nuestros equipos siguen trabajando de manera constructiva en pos de un nuevo programa con el FMI”, sostuvo la líder del organismo internacional en X, sin anticipar montos ni plazos ni certezas, lo que preanuncia que no habrá desembolsos para Argentina en el corto plazo.
Mientras tanto, las intervenciones del Central para sostener el tipo de cambio se volvieron una constante que drena reservas y preocupa a los mercados y a la opinión pública, donde la posibilidad de una devaluación del peso sube las expectativas, que presionan sobre el precio de la divisa.
“Están rifando todos los dólares que tienen. Hay un nivel de imprudencia total. Ves que las reservas siguen muy presionadas. Y el Fondo mira y dice ‘siga, siga’”, sostuvo “un operador de la City”, según el portal especializado El Economista, de consulta habitual entre los especuladores.
Para compensar, el Banco Central habilitó con limitaciones a los bancos a prestar en dólares a no exportadores, lo que podría hacer que las reservas exhiban un crecimiento, a fuerza e más deuda privada.
Los dólares productivos, en tanto, no aparecen. Y es que la balanza comercial de enero arrojó el valor más bajo de los últimos años “y enciende alarmas sobre la necesidad más acuciante para la economía: dólares”, sostiene el último informe de la consultora Vectorial.
Para el Gobierno, la preocupación consiste en llegar a las elecciones sin devaluar, y en conseguir los dólares para hacerlo, incluso a costa de vender activos del Estado hasta entonces.
Ilustración: Marcelo Spotti