Redacción Canal Abierto | Agresiones a keynesianos, casta política y periodistas ensobrados. Bullying a opositores. Anuncios rimbombantes de proyectos faraónicos que quedarán para la historia y autocelebración del Gobierno. Encuadres perfectamente calculados para que el Presidente se vea como esperaba hacerlo la madrastra de Blancanieves en su espejito espejito. Promesa de un futuro venturoso como contraprestación de un presente de sufrimientos. La zanahoria del acuerdo con el FMI. Anuncio de reforma laboral, tributaria y de políticas de seguridad. Cifras y datos falaces o de dudosa comprobación.
El discurso presidencial en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso se presentaba como una reafirmación del manual de estilo del Gobierno. No hubo menciones al Libragate ni al nombramiento por decreto como ministro de la Corte Suprema de Justicia de Manuel García Mansilla, que ocupó una de las sillas en el lugar reservado para el máximo tribunal.
Con una transmisión televisiva controlada al extremo, al punto de evitar los cacerolazos que se desarrollaban en las inmediaciones de la sede del Poder Legislativo y el momento del saludo con la vicepresidenta Victoria Villarruel, y en un recinto semivacío debido a la decisión de ausentarse tomada por los bloques de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda y los Trabajadores, Javier Milei tenía todo servido para que su relato saliera airoso en la conversación pública.
Pero, como el escorpión de la fábula, su naturaleza pudo más que él y le jugó una mala pasada.
Facundo Manes no pasará a la historia por ser el primer opositor en generar contrapuntos ni tirar chicanas contra un presidente en una apertura de sesiones. Quizá si en hacerlo en soledad merced a la ausencia de otros bloques. Y seguramente sí por el bullying descarnado que recibió por parte de un Milei desencajado y el apriete y agresión sufrida por el autopercibido «mago del Kremlin» Santiago Caputo.
– Leéla bien, supuestamente vos entendés cómo funciona el cerebro y parece que no entendiste nada. Quizás tu versión es con inteligencia artificial y cambia de libertaria a kirchnerista como hiciste vos, Manes – dijo un risueño Milei, poniendo en alerta a los televidentes que, fuera de cámara, no todo marchaba acorde al plan.
El discurso pasaba revista al ítem judicial, cuando el neurocirujano le planteó el Libragate y el nombramiento de jueces por decreto al tiempo que enarbolaba un ejemplar de la Constitución Nacional. Nada de esto se vio ni escuchó.
– Manes, te falta mucha teoría política. No podés, no podés confundir – siguió el presidente, antes de que Villarruel llamara al orden.
Cuando el discurso y la cadena nacional terminaron, los canales empezaron a dar cuenta de la subtrama que terminó ganando la agenda. Al igual que con la entrevista con Jonatan Viale, Santiago Caputo generó una situación que no sólo le quitó el protagonismo al Presidente, sino que puso en superficie formas de operar del Ejecutivo.
Manes contó que mientras tenía su contrapunto con el Presidente, Caputo le hacía gestos con los dedos y los ojos con el significado de «te estoy vigilando». Y que, al retirarse, se le apareció y le dijo que le iba a tirar el Estado encima. Si se tiene presente que en el último año logró copar resortes clave como la renacida SIDE y ARCA, la amenaza tiene un sustento.
Como si eso fuera poco, el diputado agregó que alguien que acompañaba a Caputo le dio dos golpes en el pecho. Los pocos registros del encuentro no muestran la situación, pero sí que el megaasesor monotributista va escoltado por Fran Fijap, el influencer que se hizo célebre por su escape de los manifestantes a los que provocaba tras el veto a la Ley de Financiamiento Universitario.
Periodistas acreditados difundieron videos en los que se ve cómo se les impide salir de la salita a la que habían sido confinados luego de años de hacer su trabajo en condiciones más cómodas.
Al finalizar la sesión, Pablo Juliano, compañero de Manes en el bloque Democracia Para Siempre, radicaba la denuncia contra Caputo por lo ocurrido.
Al cierre de este artículo, no abundaban los pronunciamientos de legisladores del oficialismo ni de sus colectoras. Sólo la UCR sacó el obligado escrito en el que manifiesta solidaridad y pide investigación. El radical Rodrigo De Loredo también manifestó su apoyo al correligionario, tras un largo preámbulo con elogios al rumbo del gobierno. Tampoco hubo una evaluación de quienes, con su ausencia, facilitaron el escenario para que la agresión tuviera lugar.