Por Federico Chechele | El miércoles iba a ser recordado como el día que las hinchadas de fútbol fueron a bancar a los jubilados en una nueva jornada frente al Congreso de la Nación para reclamar una jubilación digna. Iba a ser una imagen pintoresca, camisetas de todos los clubes abrazando a los viejos, cantando canciones de la cancha ahora con tono político contra el Gobierno, con el acompañamiento del Diego presente en cientos de remeras y cánticos. Fotos que iban a recorrer el planeta en un capítulo más de “Argentina, el mejor país del mundo”, frase que se suele utilizar cuando los argentinos se ríen de sí mismos.
Fue todo lo contrario. La Argentina oscureció como en las peores páginas de nuestra historia. Hubo cinco horas de represión desde el Congreso hasta Plaza de Mayo. Motos atropellando a manifestantes, policía pegándole garrotes a jubilados, gases repugnantes que sobrevolaron por horas como si fueran nubes, y miles de disparos; disparos a quemarropa para matar. Porque el Gobierno del presidente Javier Milei es cruel y brutal, pero además está compuesto por funcionarios oscuros, con pensamientos, sentimientos y actos de violencia contra otros, lo cual es la característica de personas que proyectan su propia maldad en los demás, se sienten bien cerca del mal. Para reprimir y para hambrear. Las fotos al final terminaron siendo grises, llenas de humo y de bronca.
La Ministra de Seguridad Patricia Bullrich -que quedará en la historia como la mujer que reprimió en tres gobiernos diferentes a su propio pueblo- advirtió días antes que iba a enfrentar a los barrabravas. No sólo lo hizo, provocó todos los incidentes cuando empezó a abrir fuego una hora antes de la convocatoria. Hubo cinco horas de represión permanente porque la gente resistió y se quedó. Todo finalizó en la madrugada porque luego de los hinchas y trabajadores que se movilizaron comenzaron los cacerolazos. Un rato antes terminaba la cacería con más de un centenar de detenidos.
El camión hidrante de la Policía de la Ciudad que avanzó al grito de “vengan, zurdos” o el policía pateando un arma dejándola en el piso para que la recojan los manifestantes fueron claras muestras de la rienda suelta que el Gobierno le habilitó a las fuerzas represivas. Hubo patrulleros abandonados para que los destrocen, policías en autos civiles, policías de civil rompiendo vidrieras, toda una gran puesta de escena y con permiso para matar. Porque todos los policías saben que tienen prohibido disparar de manera horizontal y al fotógrafo Pablo Grillo le partieron la cabeza así, además de a decenas de manifestantes que terminaron con heridas de balas de goma. Lo hicieron en vivo y a la vista de todo el mundo.
Por toda esta situación es que la jueza Karina Andrade ordenó la liberación de los 114 detenidos argumentando que la información sobre cómo fueron apresados era “deficitaria, las detenciones estaban siendo informadas sin los datos básicos”, defendió también el derecho a la protesta y sentenció: “nadie me trajo información de que había barrabravas”. No hubo barrabravas, la barbarie estuvo siempre del lado de las fuerzas policiales.
Como una provocación más, al día siguiente el Gobierno anunció que ampliaba el presupuesto de la Secretaría de Inteligencia en 7.366 millones de pesos, de los cuales 1.655 millones son para gastos reservados. Y ayer la beneficiaria fue Patricia Bullrich a quien le asignaron $25.000 millones en partidas presupuestarias de personal. Una premiación para los servicios de inteligencia y la Policía Federal que el miércoles realizaron su Lollapalooza por las calles de la Ciudad.
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El recorte más grande que hizo y mantiene el Gobierno nacional es a los jubilados, y en segundo lugar, a la obra pública. La trágica inundación en Bahía Blanca y la represión del miércoles es el resumen perfecto del daño planificado desde la Casa Rosada. Todo un país a la deriva.
A principios de semana, el Jefe de Gabinete Guillermo Francos declaró que “la reconstrucción es un tema del municipio y la provincia”. Ante las críticas, llegó el anuncio por parte del Gobierno para destinar fondos para Bahía Blanca. Hasta tuvo que viajar el presidente en secreto, pero fue insultado toda vez que asomó la cabeza en público a pesar de las siete camionetas negras que lo trasladaban de un lugar a otro como si fuera a firmar el final de la guerra a Potsdam. Un nuevo acto de cobardía presidencial.
Sin embargo, todo había comenzado con el DNU con el que Milei se autorizó a endeudarse con el FMI. Sin anunciar el monto ni las condiciones, todo indica que es más oscuro que el cuco, además de ilegal porque todo acuerdo con el FMI tiene que pasar por el Congreso y convertirse en ley.
Sea el monto que sea, seguramente será destinado, tal como intentó Macri, a intentar ganar las elecciones legislativas de este año, tanto para financiar la campaña como para seguir planchando el dólar y mantener la inflación baja. No se materializará ni en una señal de tránsito. Será una nueva estafa de Milei que ya cuenta con una denuncia penal por parte de diputados del bloque de Unión por la Patria y el rechazo público expresado por las dos CTA.
Pero la estafa es peor de lo que representa. Según informó el ministro Luis Caputo es para pagar deuda al Banco Central, deuda interna. Es como que una persona que le debe dinero a su padre, en lugar de manejar los tiempos de pago y la confianza va a un banco a pedir plata para pagarle a su propio familiar y quedar enganchado a que el banco le regule la vida y se le metan dentro de su casa. A saber: el préstamo a Macri de 2018 fue de USD 44.000 millones, se llevan pagados unos USD 12.600 millones entre los gobiernos de Macri, Alberto Fernández y Milei. Sin embargo, Argentina debe hoy alrededor de USD 41.400 millones. Así funciona el FMI. Como se dijo en esta columna el sábado pasado, no hay un solo presidente argentino que haya salido ileso luego de pedir un préstamo al Fondo.
En paralelo con el escándalo de la criptomoneda, Milei volvió a aportar su imagen y las redes presidenciales para promocionar otro negocio. Esta vez se trató de la universidad privada de su amigo Alberto Benegas Lynch, la misma que en 2022 le regaló un Doctorado Honoris Causa que tiene el mismo valor que una cajita de fósforos. En esta ocasión fueron los diputados de la Coalición Cívica quienes lo denunciaron. Y otro tanto sucede con la denuncia contra Laura Belén Arrieta, vinculada a la Conferencia de Acción Política Conservadora, que pasó la aduana argentina en un avión privado con 15 valijas sin declarar y con orden de la Casa Rosada de no revisarla.
Es un escándalo tras otro, que la protección mediática ayuda a paliar pero que no detiene la bronca que hay en la calle. Para contextualizar la represión del miércoles, conviene recordar que hace menos de un año se discutió en el Congreso un aumento de 15 mil pesos para los jubilados, se aprobó, luego Milei lo vetó, y con el apoyo de varios diputados que se dieron vuelta el Congreso logró sostener definitivamente el veto. Esa ingeniería de hambre luego fue agasajada con un asado en la Quinta de Olivos, con “los héroes” que cambiaron su voto. El contrapunto es la carne picada de pollo que se está imponiendo para bajar costos. Así es la gran estafa de Milei.
Federico Chechele en X: @fedechechele