Redacción Canal Abierto | “Día horrible en los mercados. Los mercados internacionales ponen en precio las medidas arancelarias de Trump + la incertidumbre local no cede (la entrevista de Caputo de ayer no resolvió nada)”. Así resumió el economista Hernán Letcher, en un posteo de X, la jornada bursátil de ayer que arrancó mal y terminó peor.
Y es que este lunes, al maremoto financiero local -signado por la volatilidad cambiaria, la sangría de reservas y el préstamo no concretado del FMI- se le sumó el internacional. La inminente llegada del “Liberation Day” (Día de la Liberación), previsto para el 2 de abril, tiene tensos a los inversores: este miércoles, Donald Trump anunciaría la imposición de impuestos a los socios comerciales de Estados Unidos, que los trascendidos establecen en torno al 20%.
La estrategia trumpista, en un país que anualmente importa bienes por más de 3 billones de dólares, apunta a proteger sectores claves de la industria estadounidense frente a la competencia extranjera, sobre todo frente a los productos provenientes de China.
Por lo pronto, Estados Unidos ya comenzó a cobrar impuestos al aluminio, el acero y los automóviles y desde China y la Unión Europea ensayan respuestas proteccionistas, ante el peligro de una recesión global.
El efecto en territorio nacional
En ese escenario, los inversores son prudentes y la Argentina no se vislumbra como un mercado confiable debido a la volatilidad interna, donde los dólares financieros se dispararon y en el mes ya acumulan subas cercanas al 8%.
Además, este lunes y martes cayeron los bonos y acciones argentinas en Wall Street y el riesgo país superó los 800 puntos y tocó su máximo en cinco meses.
Algunas firmas argentinas han recibido solicitudes de información para conocer los componentes de los productos y determinar qué tarifa pagarán. A nivel local, los aranceles de Estados Unidos han impactado en sectores como la construcción y la industria aeroespacial, ya que encarecen la producción.
El combo letal para el mercado nacional se completa con las medidas del propio gobierno de Javier Milei, ya que la apreciación cambiaria, la caída del consumo y la apertura de importaciones no vaticinan buenas nuevas para los industriales argentinos.
Lejos de cerrarse, el modelo anarcocapitalista no planea ningún volantazo que corrija el plan inicial, de mercados abiertos.
Los que pueden, huyen a invertir en Vaca Muerta.