Por Manuel Rodríguez | La cooperativa de comunicación El Grito del Sur, que funciona en el ámbito del sitio de la memoria Virrey Cevallos, ubicado en el barrio porteño de Constitución, dio a conocer que recibieron una orden de desalojo desde la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, orbita de la que dependen los Sitios y Espacios de la Memoria.
Dentro de Virrey Cevallos, el medio popular es el último bastión que queda en pie de la apertura de estas experiencias comunitarias. Antes de este desalojo le precedieron el de una escuela de adultos, una escuela de formación política, una asesoría para migrantes y de grupos de teatro que funcionaban en el lugar.
“Lo que buscan ellos es llevarse puesta la participación comunitaria para en una segunda instancia poder cerrar más fácilmente estos sitios”, evaluó Yair Cybel, editor de El Grito del Sur ante la consulta de Canal Abierto.
Los Sitios de Memoria en Argentina surgen como una política de Estado impulsada por organismos de derechos humanos y consolidada en 2011 con la sanción de la Ley 26.691. Así, se busca preservar los antiguos centros clandestinos de detención, tortura y exterminio de la última dictadura cívico-militar para denunciar los crímenes de lesa humanidad y honrar a las víctimas.
Convertidos en lugares de pedagogía, promueven la reflexión colectiva sobre el terrorismo de Estado, articulando memoria, justicia y resistencia desde una mirada crítica del pasado para fortalecer la democracia en el presente. Además, constituyen prueba en los distintos juicios por delitos de lesa humanidad que aún continúan en desarrollo.
Al enterarse de la situación, los integrantes del medio convocaron a una conferencia de prensa que se realizará mañana a partir de las 17 en la puerta del lugar, ubicado en calle Virrey Cevallos 630 de la Ciudad de Buenos Aires. En el encuentro no sólo harán pública la situación que atraviesan, sino también las estrategias a seguir para evitar que los planes del Gobierno avancen.
En tal sentido, Cybel contó: “Venimos en una situación muy mala desde que el año pasado intentaron llevarse puestos a todos los sitios de memoria. De aquel festival grande en la ex ESMA a principio de año en reclamo por el ajuste que venía sobre los sitios de memoria”.
“Nosotros, como El Grito del Sur, fuimos parte activa de esa resistencia. No solamente porque tenemos nuestra redacción hace ocho años en un sitio de la memoria, sino porque somos profundos militantes de los derechos humanos en nuestro país”, agregó.
También en las instalaciones de Virrey Cevallos hubo actividades de visibilización, lo que provocó represalias por parte del Secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños. “Una de ellas fue prohibir el recital de Milo J en la ex ESMA. Y luego rescindir y cancelar unilateral e intempestivamente todos los convenios que venían funcionando en los sitios, entre ellos el convenio que habíamos suscrito nosotros con el coordinador del sitio, Osvaldo López, que es el que nos permitía funcionar con nuestra redacción ahí”, indicó el comunicador.
“Y, dato no menor, nosotros no usufructuábamos nada más que el espacio del sitio. De hecho, tenemos nuestra redacción en algo que era un taller que anteriormente estaba totalmente derruido, derrumbado, asqueroso y al que nosotros en ocho años de trabajo y militancia lo convertimos en una redacción muy bonita”, relató Cybel.
El Grito del Sur se autodefine como “un medio popular y millennial”. “Nuestra agenda es la de los barrios, la de les laburantes, la de la diversidad y los nuevos vínculos, la del medio ambiente y la América mestiza”, se presentan en su portal. En actividad desde 2012, tuvieron su primera redacción en un espacio comunitario del barrio y en 2018 realizaron un convenio y se mudaron a Virrey Cevallos, de donde hoy el Gobierno pretende desalojarlos.
En la vivienda particular ubicada en el edificio de Virrey Cevallos 630 funcionó el centro clandestino de detención, tortura y exterminio conocido como «El Vivero» o «Virrey Cevallos». Operativo entre 1976 y 1978, dependía de la Fuerza Aérea y estaba bajo la orden funcional de la zona 1 con comando en el Cuerpo de Ejército I, subzona CF (Capital Federal), a cargo de los II Comandantes del Cuerpo de Ejército I, Área I con jefatura de la Policía Federal. Allí accionó la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA) -que en un momento funcionó en la Séptima Brigada Aérea- y la Policía Federal Argentina.