Redacción Canal Abierto | En 1977, el ministro de Economía Martínez de Hoz dispuso el cierre de Mina La Casualidad, yacimiento de Azufre ubicado en Salta, en el pueblo al que le dio el nombre. Con el cierre de la mina también se cerraba la población, obligada a dejar su casa y llevada en trenes a Salta Capital.
En 2005, muchos hijos de los mineros comenzaron a realizar visitas de reencuentro al lugar, con el pueblo y sus hogares devenidos en ruinas, como de un lugar bombardeado se tratara. Además de la nostalgia, hay un contenido espiritual en estos viajes, ya que muchos creen que cuando alguien que vivió allí muere, su alma vuelve a ese lugar, con lo que se plantea una suerte de reencuentro con ese ser querido.
La historia de Mina La Casualidad está reflejada en Qué no daría yo por el recuerdo, documental dirigido por Tino Pereira, quien, en diálogo con Canal Abierto contó que el origen de la película se remonta a “hace muchos años. Yo venía con la idea de de hacer una película sobre pueblos fantasmas. Es una temática que me interesaba mucho y en un principio la idea era hacer como una especie de resumen de varios pueblos. Hasta que me topé con la historia de este pueblo y me di cuenta que requería un documental en sí mismo”. El documental tendrá una única funciómn hoy a las 20 en el Cine Gaumont.
La atracción por este caso puntual se debió “tanto por la historia del pueblo en sí misma como la de sus habitantes. A diferencia de lo que pasa en otros en otros casos, los ex habitantes de de Mina la Casualidad se seguían juntando, tenían lazos de comunidad y a partir del 2004, 2005, empiezan a planificar viajes para volver a este lugar, que queda en el medio de la cordillera, en el medio de la montaña en Salta”.
“Desde Salta a capital es más de un día de viaje en temperaturas extremas, clima desértico, en el medio de la montaña, con rutas de tierra, algunos caminos pequeños. Todos los años ellos iban ahí como una especie de ritual a pasar unos días a este pueblo, un pueblo en el que ya no hay nada. No hay luz, agua, gas, no hay ni siquiera señal de internet ni de teléfono. Pero ellos año a año vuelven y me pareció que esa era la historia que había que contar”, agregó el realizador.
Otro aspecto que Pereira entendió que debía conocerse es la historia del pueblo vinculado a la mina, ya que en su visión “resumía un poco la historia económica de la Argentina del siglo XX e incluso del XXI. Mina La Casualidad es un pueblo que se forma a partir de una mina de azufre que se descubre en la década del 30. Luego, el gobierno militar del 43 compra la mitad del paquete accionario y empieza a producir, empieza a explotar esa mina de azufre y cuando llega el peronismo se dan cuenta de que eso era un proyecto bastante productivo y viable y compran el paquete adicional entero. Ahí lo pasan a la órbita de Fabricaciones Militares, a la órbita del ejército, porque la azufre se utilizaba para hacer armamento”.
“Entonces el pueblo empieza a crecer, empieza a crecer enormemente, tanto que era un pueblo que para la década de 60 tenía cloacas, tenía una escuela, se estaba haciendo una secundaria en la época del cierre”, prosiguió. Las políticas neoliberales implementadas a partir de 1976 llevaron a que fuera más barato importar el azufre de Japón, por lo que se dispuso el cierre.
Consultado acerca de la actualidad que trae esta historia en relación al proyecto de gobierno de Javier Milei, Pereira reflexionó: “Creo que de alguna manera hay algo generacional. Yo tengo 42 años, o sea, que mi adolescencia la viví durante el menemismo que obviamente creo que a toda la nuestra generación nos marcó eso. Es esa mirada sobre la política y la economía del país. Además, la película casualmente o no, se produjo durante el macrismo. O sea, se filmó durante el macrismo y se estrena ahora, durante el mileísmo”.
“Eso habla también de algo que a veces yo creo que tiene que ver con necesidades de los momentos y también habla de lo cíclico de los ciclos neoliberales en la Argentina que de alguna manera siempre vuelven”, concluyó el documentalista.

