Redacción Canal Abierto | La editorial Chirimbote, dedicada a las infancias desde una perspectiva de género, derechos e igualdad, cumple su primera década de existencia. Conformada como cooperativa y con la búsqueda de prácticas de comercialización justas y respetuosas, el colectivo buscó llegar al público infantil con propuestas que al mercado no le interesaba abordar.
El puntapié inicial lo dieron con la colección Antiprincesas, en la que se abordaron las biografías de mujeres que dejaron su huella en la historia como Juana Azurduy, Frida Khalo, Evita o Susy Shock. También hicieron lo propio con figuras masculinas en Antihéroes, desde donde abordaron a Julio Cortázar, el Gauchito Gil o Marcelo Bielsa.
En otros títulos también se enfocaron en apuntalar la ESI desde cuentos o pensar en los derechos de personas con capacidades diferentes, repensar historias clásicas desde nuevas miradas o buscar el aporte de las propias infancias al momento de pensarlas.
Canal Abierto conversó con Nadia Fink, una de las responsables del colectivo editorial desde el momento de su creación y autora de muchos de los títulos publicados hasta el momento, quien manifestó que estos 10 años «invitan primero a mirar hacia atrás y darnos cuenta de que algo que empezó como una idea sencilla se fue formando, ampliando y con la idea de pensar en las infancias, en revisar la historia, en pensar en los derechos, en pensar en la educación y también en ir trazando redes con quienes consideramos que están ahí en ese mismo camino de la autogestión, el camino de los derechos, el cómo ver cada vez más la inclusión de infancias».
Y agregó: «Estamos viendo no sólo como seguir en este camino, sino también en cómo seguir tejiendo estas redes para que se vayan incluyendo en la toma de decisiones. No digo directamente en la editorial, porque a veces es muy difícil, pero sí en estas redes que vamos haciendo vamos obteniendo la devolución también de las niñeces por el tiempo«.

– ¿Como fueron encarando las temáticas que abordan con el correr de los tiempos y los cambios que hubo, desde la marea verde al triunfo libertario con todo su discurso anti derechos?
Yo creo que son como tres cambios diferentes que hubo en estos 10 años. Porque el 2015, que fue cuando iniciamos, justo coincide el segundo libro con el nacimiento del primer Ni Una Menos y fue todo el boom del feminismo. Digo boom del feminismo y me parece medio horrible el concepto. Pero se entiende pensando que todo esto que se venía construyendo por abajo tuvo mucha relevancia en las calles, en los medios de comunicación, en las familias, en las escuelas. Ahí se lograron leyes importantes, derechos importantes y siempre se pensaron como irreversibles.
Después hubo una segunda etapa donde aparece esta apropiación a veces de las instituciones o de lo que podemos llamar feminismo, blanco de algunas cosas, que sí o sí se necesita de la construcción popular para que no quede sólo en conceptos vacíos. En este ida y vuelta a los conceptos siempre hay que estar llenándolos de acción, de reflexión, de discusión y de sentido de educación popular permanente.
Me parece que esa segunda etapa, más esta tercera, despertó una contraofensiva contra todo eso que se generó y que permitió toda la apertura de estas libertades que sentimos que son importantes. Son las verdaderas libertades y los verdaderos derechos.
Entonces, en esta etapa, desde Chirimbote siempre seguimos construyendo y haciendo de la misma manera. Creo que también ahí la autogestión, el ser una cooperativa, tiene mucho que ver con esto. Siempre nos manejamos con ideas, contenidos e incluso financiamiento propio. Eso garantiza que nuestras ideas no hace falta que las tengamos que mutar para poder seguir sosteniendo y seguir trabajando. Así que eso lo vemos como algo muy positivo y como una ventaja muy grande.
Y en este contexto, lo que estamos haciendo ahora es algo muy similar a lo que veníamos haciendo antes, pero por ahí incluso lo que estamos sintiendo es que volvemos a hacer una resistencia, si se quiere. Porque hay muchas personas y muchas empresas que se retiraron de esto y de pronto dicen «esto del feminismo ya no lo trabajamos; la perspectiva de derecho, corramos y volvamos a hacer otras cosas». Para algunos el feminismo fue una moda, pero para nosotros no lo es. Sigue siendo nuestro leit motiv y nuestra idea de cómo seguir construyendo.
Como lo son la perspectiva niña, la perspectiva de clase, la perspectiva de derecho. Todo eso está englobado para nosotros. Y, de hecho, nuestros libros siguen teniendo vigencia aún después de 10 años y sentimos que somos resistencia, aunque es una palabra que puede sonar demasiado grande. Pero en esto de la batalla cultural, que ahora es un término que está apropiado desde otros lugares, sentimos que seguimos siendo eso. Hoy quieren volver a decir, «la historia de Argentina hay que seguirla contando». Bueno, están las mujeres, está Juana, está María Remedios del Valle, están las Abuelas y seguimos teniendo todos esos materiales a disposición.
Obviamente nos modernizamos con cosas, por ejemplo, estamos trabajando en este momento muy fuerte el tema de pantallas. Es un tema que hoy preocupa a niñeces, jóvenes y adulteces por igual. Así que eso lo seguimos trabajando, pero con esa misma base.

-El de la invasión de las pantallas es otro gran cambio que se dio en los últimos años. ¿Cómo se paran frente a eso y cómo buscan enfrentar esa especie de competencia que les genera en la atención de potenciales lectores?
Creemos que este cambio, que siempre es una competencia, por supuesto, pero ahora hay algo de un exceso que se está notando y que ya preocupa tanto que empezó a ser un tema recurrente el plantear ¿Qué hacemos? ¿Hasta qué edad? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Qué pantallas? Porque no son todas las pantallas. Yo me acuerdo hace 30 años o más, el problema era “pasa mucho tiempo adelante de la televisión”.
Me parece que hoy pedimos que no usen el celular, pero nos parece una buena medida por ahí que vean una película de 1 hora y media, incluso para personas adultas. Estar una hora y media o 2 horas mirando una película sin mirar un celular, nos parece que es un tiempo que ganamos. Así es cómo se va modificando. Sí hay una competencia con las pantallas de los libros, pero creo que es una cosa histórica. Cuando salió la radio decían que los libros iban a morir y los libros siguen estando.
También sentimos que para las infancias, los libros siguen siendo necesarios en papel. Porque las primeras infancias necesitan tocar, necesitan ver colores, necesitan un montón de esas cosas. Después lo perdemos un poco, pero como familia, como educadoras y educadores, el libro se sigue acercando mucho a los primeros años.
De cualquier manera, esto que pensamos también lo llevamos a un espacio de talleres que hacemos desde Chirimbote. Se está dando de manera virtual, pero pronto se están pensando otras estrategias. También post pandemia un poco quedó toda esta idea de hacer virtual, lo que también permite algo que en Chimbote es un objetivo permanente, que es federalizar todo lo que hacemos.
Así que desde ahí ya se dio un taller que duró dos encuentros sobre la idea de como criar en tiempos de pantalla, cómo pensar recursos para que podamos correr un poco de ahí a las infancias.
Además de estos talleres, estamos ya trabajando en un libro para niñeces que transcurre en una sala de espera y en un libro para personas adultas, una compilación para que desde diferentes lugares se piense esto de problematizarlo, pero también pensar estrategias, dejar caminos abiertos para seguir pensando ideas de cómo nos toma la vida. Porque también estamos en las puertas de inteligencia artificial, que ya es un hecho y, como editorial, también nos preocupa y es un tema que estamos trabajando.

-¿Qué devoluciones han tenido a lo largo de estos años, sobre todo a parte de chicos y chicas?
En general siempre son muy lindas las devoluciones. En un principio lo que nos pasaba era que nos escribían contándonos sobre las hijas, porque en general nos escribían las familias, aunque también después nos pasó con docentes. Por ejemplo, sobre los cumpleaños infantiles, pasaba que hasta hace 10 años, los cumpleaños eran todos de princesas solamente. Y en ese momento nos llegaba mucho esto de que había niñas que querían hacer cumpleaños temático de Gilda, de Juana, de Frida, de los personajes de nuestros cuentos. Incluso nos pedían algunas imágenes porque no existía ir a comprar eso a un cotillón. Entonces, las propias familias tenían que procurar los nuevos cotillones o la decoración de los cumpleaños.
También hay devoluciones de gente un poco más grande, niñeces que ya leen y que escriben para decir que se interesaron en un personaje en especial y lo siguieron investigando o que nos piden personajes nuevos. O también tenemos el tema de quienes quieren ser escritores o escritoras que por ahí se empiezan a tentar a partir de la lectura.
Y después mucho también de no solo niñeces, sino también docentes, que por ahí empiezan a trabajar los libros con algunas temáticas chicas en particular y que nos muestran los resultados o de cómo empiezan los chicos y las chicas llevar ese personaje a la familia y terminan generando ahí como toda una revolución a partir de algún personaje en especial.
Incluso llegamos a tener devoluciones de personas que hace 10 años tenían, por ejemplo, 8 y hoy tienen 18. Y por ahí tienen sobrinitos, sobrinitas o hermanos más pequeños y les transmiten los libros. También hay muchas hoy adolescencias trans que nos escriben y nos cuentan que se criaron con nuestros libros y que acompañaron esas transiciones o que se sintieron con mucha libertad para poder hablar, para poder decir. En general son lindas las devoluciones que tenemos.
O a veces nos pasa que estamos en una feria y hay algún adolescente y te cruza y dice, “Uy, estos libros yo los leí”, y tal vez hasta con algo de nostalgia se compra un libro nuevo que no tenía. Así que en general siempre son lindas. Y, en épocas de haters, estar pudiendo recibir eso nos da mucha alegría.
Foto: Pamela Durán/Anccom