Redacción Canal Abierto | En un nuevo giro de su política económica, el Gobierno anunció la eliminación de retenciones para el sector agroexportador hasta el 31 de octubre.
Presentada como un “incentivo a la producción y la liquidación de divisas”, la medida se inscribe en un contexto de fuerte recesión y desesperación oficialista por la caída de reservas (más de 1.100 millones de dólares del Banco Central sólo en las últimas dos ruedas cambiarias).
Pero, por sobre todas las cosas, se trata de un intento por contener la divisa y las expectativas inflacionarias de cara a octubre, cuando el gobierno se jugará a todo o nada en las legislativas nacionales.
Por supuesto, la iniciativa fue celebrada por las patronales del campo, aunque especialistas pusieron en duda su impacto real en el corto plazo: ¿comprará el agro esta «zanahoria» que le ofrece el Gobierno o aguardará la actualización del tipo de cambio que el mercado descuenta vendrá tras el resultado en las urnas?
En caso de surtir efecto y se produzca la ansiada liquidación de granos, otros enfocan sus críticas al costo fiscal y deterioro en el endiosado superávit. El potencial déficit futuro, ¿volverá a caer sobre la espalda de trabajadores públicos, jubilados y las provincias?
En cualquier caso, es unánime la interpretación de este como un “manotazo de ahogado”, una señal negativa para un proyecto político y económico que depende de la baja del riesgo país (hoy por encima de los 1400 puntos) para refinanciar sus deudas.
El frente externo: deuda y condicionamientos
El anuncio llega en paralelo a las negociaciones entre el Ministerio de Economía y el Tesoro de los Estados Unidos por un nuevo programa de financiamiento. Según trascendió, la administración norteamericana busca que la Argentina “acelere reformas estructurales, consolide el recorte del gasto público y asegure un flujo de divisas para el pago de compromisos externos”.
La coincidencia entre la flexibilización de las retenciones y las tratativas con Washington no pasó desapercibida. Distintos analistas señalan que la estrategia oficial apunta a mejorar la relación con el complejo agroexportador —responsable del ingreso de la mayoría de los dólares al país— para garantizar las divisas necesarias que permitan sostener el esquema de endeudamiento.
En cualquier caso, por estas horas el oficialismo salió a moderar las expectativas que el propio Gobierno había generado al filtrar un supuesto préstamo del Tesoro de USD 30 mil millones. Una suma astronómica -incluso para un endeudador serial como Luis “Toto” Caputo-, pero sólo un poco por encima de los vencimientos por 28 mil millones que deberá afrontar la Argentina en 2026.
Ajuste hacia adentro, concesiones hacia afuera
Mientras los sectores populares sufren tarifazos, pérdida de poder adquisitivo y el vaciamiento de programas sociales, el Gobierno concede nuevos beneficios a las corporaciones del agro y refuerza su alineamiento con Estados Unidos. El contraste alimenta críticas que apuntan a un modelo de sumisión externa y profundización de las desigualdades internas.
Lejos de resolver los problemas estructurales de la economía, la eliminación de retenciones por apenas un mes aparece como un parche coyuntural que posterga la discusión de fondo: ¿qué proyecto productivo y qué soberanía económica son posibles en un país que depende cada vez más de la renta agraria y de la voluntad de los organismos financieros internacionales?

