Redacción Canal Abierto | A casi 17 años de su última presentación como integrante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, el saxofonista Sergio Dawi mantiene una intensa actividad artística. El reencuentro junto a ex compañeros de ruta, la experimentación sonora y visual, y la construcción de un repertorio propio lo mantienen sobre los escenarios.
Hace dos años, junto a Semilla Bucciarelli y Walter Sidotti, bajista y baterista respectivamente de Patricio Rey, dieron forma a la llamada «Kermesse Redonda», combo que con cantantes invitados reviven la mística de los recitales de la banda comandada por el Indio Solari y Skay Beilinson.
Al tiempo de rodar con esta formación, se sumaron más ex redonditos como Tito «Fargo» D’Aviero y el Piojo Ávalos (guitarrista y baterista de los dos primeros discos de la banda, Gulp y el emblemático Oktubre). También empezaron a participar Willy Crook (saxofonista que grabó esos dos primeros discos), el Conejo Jollivet (guitarrista de los años 80 e invitado regular a partir de los 90), y Gonzalo Palacios (saxofonista en los primeros 80). Esas primeras incursiones ocasionales se convirtieron este año en la Kermesse Redonda, con actividad constante en distintos puntos del país.
«Este año, después de estar plenamente convencidos de que tenía un sentido esto de poder hacer los shows que hacían en la época de Los Redondos, respetando la estructura de dos entradas y bises. Porque nos encontramos con la sorpresa de que estamos reviviendo ese espíritu donde la fiesta pagana tomaba cuerpo», señala Dawi sobre este reencuentro con viejos compañeros de andanzas musicales.
A ellos se les suman vocalistas de diferentes bandas que tuvieron a la obra firmada por la dupla Solari-Beilinson como motor creativo. «La pieza más difícil era cómo reemplazar al Indio, que es la imagen. Nos dimos cuenta de que estaba la posibilidad de invitar a distintos cantantes que tenían en su historia de haber cantado esos temas en la ducha, no en vivo. Les ofrecimos (hacerlo) en este encuentro en el que estamos con Semilla, Walter Sidotti, Tito Fargo, a veces el Piojo Ávalos y Willy Crook. Es un momento de reencuentro de redondos y de cantantes como Nahuel Briones, Manuel Quieto, El Soldado, también algún cantante de tango como el Cardenal Dominguez. Tratamos de ir variando. Por ejemplo fuimos a Rosario y se sumó Pablo Pino, de Cielo Razzo, y en otros lugares se suman cantantes locales. Eso nos da la posibilidad de llevar el show a distintos lugares y federalizarlo con cantantes. Tenemos un cantante estable nuestro que lo complementamos con cantantes que tienen esos temas incorporados pero le dan el plus de que lo cantan, de alguna manera, a su forma», agrega Dawi.
La propuesta artística de Patricio Rey no consistía solamente en los músicos sobre el escenario. Desde la paleta, el arte visual de Rocambole terminó de conformar la estética ricotera, hoy diseminado en millares de remeras, mochilas y tatuajes. Esto también es recuperado por la propuesta actual. «Nos encontramos con la posibilidad de tener como aliado a Rocambole que nos prestó toda su imaginaria, que la vamos proyectando porque las imágenes estas van acompañando la música», cuenta Dawi. Y agrega: «hay un criterio de que esas imágenes no sean un arbolito de Navidad que están todo el tiempo creando una ficción, y los trabajos de Rocambole son tan potentes que lo sentimos como un complemento necesario. Por ahí hay momentos del show en que no hay imagen, estamos sólo los músicos, pero es también para hacer sentir esa falta».
«No es un tributo. Respetamos los temas como son originalmente, pero con este plus de que cada cantante los canta a su manera. Estamos muy conmovidos con lo que sucede. Esto en realidad es un tributo a la gente, a la gente que son Los Redondos, así que casi te diría que somos parte del pogo. En estos momentos sentimos que tiene un sentido estar presentes y poder ser parte de la fiesta. Por otro lado, estamos sorprendidos por la actualidad de las letras, que parece que están escritas hoy. Se está dando este fenómeno de que estamos llenado cada lugar al que vamos y llegan micros de distintos lugares. La última vez que tocamos fue en 2001, nos dimos como quince años para hacerlo, porque el tiempo pasa», relata Dawi para describir la respuesta de un público que quedó huérfano de banda en agosto de 2001, cuando compartió un escenario con Solari, Beilinson, Bucciarelli y Sidotti por última vez.
Al igual que en aquellos recitales, en las presentaciones de la Kermesse Redonda el público manifiesta malestares sociales que se viven en las calles argentinas hoy. «En Rosario, notamos que aparte del hit había otro tipo de consignas. Yo creo que eso es algo que va a estar presente cada vez más frecuentemente. No es algo que impulsemos desde el escenario, sino que son las canciones que hablan de por sí y hay canciones emblemáticas que disparan el hit u otras cuestiones. Al tener un espacio fraternal y comunitario es algo propicio para que suceda», sostiene el músico.
Antes de este reunirse con este gran crisol ricotero, hubo un primer encuentro con Bucciarelli que dio forma a Semidawi. En esta propuesta prima la improvisación musical y el factor visual es central, ya que el bajista se desempeña desde su rol como artista plástico, faceta que supo dotar algunas imágenes a la discografía de Patricio Rey: «Semilla dibuja en una paleta digital que se proyecta en el escenario que es todo blanco y yo estoy todo de blanco, porque se trata también de que Semilla me pinte a mí. Vamos pasando por estos cuadros que tienen distintas musas inspiradoras. A veces es un tema musical que se complementa con una expresión plástica o viceversa. Esta amplitud nos permite que el que quiera (puede) leer una situación amorosa o, si no, un cuadro que tenga que ver con Monsanto».
Sobre el modo de composición y preproducción de este espectáculo, el saxofonista cuenta: «hay posibilidades de que él trabaje con una escenografía en la que yo estoy en un vagón de tren, en otras el caos es más abstracto. Creo que después de muchos años de estar investigando esto de la imágen y el sonido podemos dosificar y hacer este espectáculo que hemos paseado por todo el país varias veces y conocemos un poco los tiempos nuestros y también de concentración del espectador. Todo tiene una cuota de improvisación, pero sabemos de dónde salimos y a dónde vamos. Hay una libertad que tienen el lenguaje éste y los años de estar trabajando con Semilla: sabemos que nos tiramos sin red y vamos a caer bien parados».
Estrellados es el nombre de la banda con la que Dawi despliega su faceta compositiva. En estos momentos presenta Jaqueados, disco que vio la luz el año pasado, tras Estrellados, de 2004, y Quijotes al ajillo, de 2009. La presentación de este disco de nueve temas se hace con compañías de teatro ciego en la que el público es vendado y, mientras escucha las canciones, se estimulan otros sentidos como el olfato o el tacto.
«Con Estrellados me doy la oportunidad de utilizar la palabra. Éste es nuestro tercer disco y lo estuvimos presentando en formato de teatro ciego. Es algo muy particular porque en general lo visual le ha ganado espacio a todos los sentidos y esta experiencia permite, durante una hora, darle un lugar a lo sonoro, a las sensaciones, encontrarse con los temores que a cada uno le puede producir estar en la oscuridad y sentir un perfume que tiene que ver con lo que está relatando la canción -cuenta Dawi-. Así me doy la posibilidad de mantener la experimentación y la diversidad en actividad. Este disco está planteado como la banda de sonido de una obra teatral. Tiene una dramaturgia que puede hablar del comienzo del mundo, del sexo, y termina con la Pachamama dando su mirada».
Sobre su faceta como cantante y compositor, el músico aclara: «más que cantante me considero un decidor, alguien que dice cuando tiene algo que decir». «El otro día escuchaba un viejo reportaje a Horacio Guaraní, a quien considero un gran compositor, y él contaba sobre ‘Si se calla el cantor’ que él tenía la pluma muy despierta y en un rato te hacía la canción con la letra y la música y prácticamente no ensayaba. En cambio, lo mío es más un trabajo de escultor, que va encontrando la palabra y el sentido», sostiene.
Durante toda su carrera que duró más de quince años y una decena de discos, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota plantearon la independencia y la autogestión, bastión hoy tomado por centenares de propuestas artísticas. En ese marco, Dawi produce su trabajo Estrellados. «Me siento un afortunado de tener la posibilidad de hacerlo y me tomo todo el tiempo que necesito. A través de los años, cuando tengo algo que decir lo llevo adelante. El hecho de ser una producción independiente da permisos que aprovecho», afirma el saxofonista.
En un momento en que la industria discográfica está mutando, producto de la evolución de los formatos digitales y la posibilidad de acceder a la música vía streaming, Dawi considera que «todavía no se ha terminado de encontrar cuál el recambio». «Hoy por hoy, las computadoras no tienen incluido el reproductor de CD y está jodido encontrar en un negocio un reproductor de CD. La música la escuchás online y no hay posibilidad de ver los créditos o las ilustraciones. Por lo menos aquí el vinilo, que era un formato generoso en la posibilidad de transmitir imágenes, no se ha podido instalar. En este sentido, muchas bandas vamos tratando de encontrar una posibilidad de no perder el hecho de que la música tenga un correlato con lo visual que también le da un cuerpo a lo que uno está transmitiendo«, concluye Dawi.
Entrevista completa:
Entrevista: Manuel Rodríguez