Redacción Canal Abierto | El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) número 9 de Lomas de Zamora condenó a 22 años de prisión a Daniel Lagostena por el asesinato de Érica Soriano, bajo la carátula de homicidio simple en concurso real con aborto en contexto de violencia de género.
María Esther Romero, madre de la víctima, expresó: “Hemos estado esperando 8 años por esto. Nosotros pedimos 25 años. No por una cuestión de venganza por lo que le hizo a mi hija, eso ya no se puede cambiar, sino para que no le haga daño a nadie más. Esta persona tiene 58 años y cuando salga va a ser alguien indefenso”.
Si bien el cuerpo nunca apareció, las pruebas y los testimonios de testigos fueron determinantes para establecer que Lagostena la mató e hizo desaparecer el cuerpo, en complicidad con personas vinculadas a casas crematorias.
“Para nosotros, hace unos años atrás, era impensado llegar a un juicio sin la aparición del cuerpo. Pero gracias a la visibilización de la violencia de género y de la lucha de las mujeres, esto fue posible, y estoy segura que el caso de Érica va a servir de precedente en el futuro”, remarcó Esther.
La familia del acusado era dueña de una casa velatoria, por lo que se sospecha que ese fue el contacto que utilizó para deshacerse del cuerpo. Este hecho se tradujo en la apertura de una causa paralela para dar con los responsables de la cremación del cuerpo de Érica.
“La causa surgió a raíz de las escuchas telefónicas, donde se descubrió el tema de la mafia de los crematorios. Por eso esto va a seguir. Van a seguir investigando y seguramente va a ser terrible lo que aparezca”, contó Romero.
El caso
El día de su desaparición, ella y Lagostena fueron al ginecólogo y regresaron a la noche a su casa en Lanús. Durante el juicio, una amiga de la víctima dijo que habló con ella por teléfono mientras regresaban a su hogar y notó que la pareja estaba discutiendo en el auto. También se estableció que en la casa de Lanús había una tercera persona que la Justicia no pudo identificar y que, cerca de la medianoche, Lagostena intercambió varios mensajes de texto con su sobrino Diego Poublán, de 25 años.
Luego, registraron seis llamadas cerca de las 5:00 entre Lagostena y el teléfono de su madre, primero ubicado en la Costanera Norte y luego en Lanús. A la mañana, los familiares de Soriano intentaron comunicarse con ella y no obtuvieron respuesta. Lagostena les dijo que se había marchado hacia la casa de ellos, en Villa Adelina. Sin embargo, la familia, sabiendo de la mala relación de la pareja, decidió ir a la casa de Lanús con la policía. Ahí encontraron la ropa que, según el acusado, Érica llevaba puesta al momento de salir, junto con el ácido fólico que tomaba por su embarazo y todas sus pertenencias, excepto el celular.
Érica Soriano tenía 30 años. Estuvo 8 meses en pareja con Lagostena, 4 de novios y 4 conviviendo. Era madre de una nena de 12 años, y estaba embarazada de dos meses y medio. Fue vista por última vez el 20 de agosto de 2010.