Por Pablo Bassi | Tres convocatorias a dos paros generales de 24 horas y a uno de 36 expresan el reordenamiento y atomización de fuerzas en el tablero sindical, escenario en el que también se anticipan las presidenciales de 2019.
Pasadas las elecciones en la CTA Autónoma que conduce Ricardo Peidro y en la del puñado de sindicatos que orienta Pablo Micheli, la CTA de los Trabajadores ratificará a principio de septiembre la jefatura de Hugo Yasky, sin sobresaltos. Mientras tanto, el plenario de secretarios generales de la CGT cristalizó esta semana la continuidad de los triunviros y el límite de quienes posan en la foto de abajo para desplazarlo.
Sólo la política puede explicar que Ricardo Pignanelli haya prestado semanas atrás una capacitación del Smata para sonreír junto a Cristina Kirchner y Hugo Moyano. Una instantánea impensada cinco, tres, un año atrás. Esa representación gremial más la Corriente Federal, encabezada por el bancario Sergio Palazzo y el piloto Pablo Biró, buscó el miércoles ponerle fecha de vencimiento a Juan Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer. Como no les alcanzaban los números vaciaron el plenario, y además Camioneros renunció a su banca en el consejo directivo de la central obrera.
El oficialismo cegetista logró salir del coma gracias a una nueva alianza que cohesiona a los gordos (sindicatos de servicios), los independientes de buena sintonía con los gobiernos, la UOM de Antonio Caló y Barba Gutiérrez, y un pelotón de las 62 Organizaciones que migró tras la muerte del Momo Venegas. Se les acercan y alejan como la marea el MASA de Omar Viviani y Sergio Sasia, y Roberto Fernández de la UTA. Lo que todavía no han encontrado, es a un dirigente justicialista no k que se fotografíe con todos a la vez.
Son varios los hombres del PJ Federal que ponen huevos en alguna canasta de Azopardo 802. Veamos: el ladero de Luis Barrionuevo en su rol de dirigente justicialista es el secretario general Carlos Acuña y el de Florencio Randazzo, Sergio Sasia. El de buena sintonía con Miguel Pichetto es Héctor Daer que, por transición, articula con Sergio Massa y Rodolfo Urtubey. El jefe de la bancada de los senadores que responden a los gobernadores peronistas repitió que no habrá reforma laboral que se apruebe sin el aval de la CGT.
Esta nueva correlación de fuerzas finalmente se impuso sobre la kirchnerista y, cuando todo parecía que la intensidad de la conflictividad social seguiría tan laxa como la ofensiva sobre el rival en su eterno juego de ajedrez, los triunviros irrumpieron con el anuncio de un paro general para el 25 de septiembre.
Del 21F al 21F
El más paladar negro de todos los kirchneristas opositores a la conducción de la CGT es Sergio Palazzo. Los Moyano, en cambio, volvieron a acercarse a Cristina Kirchner a partir del embate judicial del macrismo sobre Hugo Antonio, mientras que Pignanelli lo hizo meses después de oficiar como clown en el Salón Blanco de la Casa Rosada, donde Macri lo felicitó por una modificación a la baja del convenio colectivo de los trabajadores automotrices.
Para darle volumen a la movilización callejera, Hugo Antonio, Pablo Moyano y Palazzo mantienen a partir de la marcha del 21F pasado un acuerdo con Hugo Yasky, diputado nacional de Unidad Ciudadana y secretario general de la única central que se recuerde en los últimos años haber llamado a votar por un candidato. “Para nosotros, es ella”, decía el lema de campaña.
No obstante, entre la multitudinaria movilización estival sobre la 9 de julio y el congreso nacional que el espacio realizó en Atlanta días atrás, hubo fugas. Lo que se intentó presentar como una multisectorial opositora, terminó siendo un reducto hegemonizado por sindicalistas k. No hubo, por ejemplo, ningún dirigente de peso de las organizaciones sociales que acompañara al orador más esperado: Hugo Moyano.
La estrategia del 21F para camioneros y bancarios pasa por constituir un polo opositor a la conducción de la CGT, mientras que para la CTA de los Trabajadores pasa por mantener irrigada su identidad política-electoral y encendida la llama de un deseo expresado por Yasky: retornar a la calle Azopardo. Con la mirada puesta en ese blanco, lanzaron un paro de 36 horas del 24 al 26 de septiembre.
En constitución
Desde su primera peregrinación conjunta de Liniers a Plaza de Mayo, los cayetanos se han convertido en la novia más buscada (o novio más buscado) en el movimiento de trabajadores. El poder de movilización de la CTEP, Barrios de Pie y la CCC va acompañada de una extraordinaria capacidad de organización productiva en el territorio, creatividad de intervención mediática y muñeca de negociación con el Gobierno.
A partir de que el movimiento Evita se desprendiera del Frente para la Victoria a los pocos meses de asumido Macri, la CTEP fue objeto de una campaña macartista impulsada por sectores kirchneristas que desde Página 12, pasando por Nuestras Voces y El Cohete a la Luna, acusaron al tridente de haber firmado la paz social cuando le arrancaron a Cambiemos la ley de Emergencia Social en diciembre de 2016.
De todos modos, la CTEP, Barrios de Pie y la CCC balancean sobre un péndulo de alianzas que incluye oportunamente al sindicalismo k, aunque su estrategia más definida pase hoy por incorporarse a la CGT. Si bien ya solicitaron formalmente su ingreso, sólo Juan Schmid les ha abierto los brazos.
Según las consultas relevadas por Canal Abierto, las organizaciones sociales pondrán toda la carne al asador el 25. El 12, en tanto, protagonizarán con ollas populares la jornada de lucha de la CTA Autónoma de Ricardo Peidro, que también llamar a parar el 25.
La unidad de la CTA Autónoma con los cayetanos tuvo su coronación en la Marcha Federal de junio pasado. Para la central fundada en los ’90, es tradición aglutinar al movimiento de ocupados, desocupados y jubilados. Esta convergencia fue más necesaria en el último tempo, por cuestiones de política interna.
Es que tras la fractura de la CTA en 2010, los denominados autónomos volvieron a partirse cuando Pablo Micheli intentó direccionarla sorteando instancias de debate colectivo. La mayoría de la Mesa Ejecutiva Nacional resolvió desacatar sus decisiones inconsultas y construir una política independiente en alianza con sindicatos combativos y las organizaciones sociales.
Semanas atrás la división quedó plasmada en dos elecciones paralelas que han sido anuladas por el Ministerio de Trabajo. Una convocada por Micheli, acompañado por Luz y Fuerza de Mar del Plata y La Pampa más el personal jerárquico del sindicato del Gas. Y otra por Peidro, Hugo Godoy de ATE y Claudia Baigorria de Conadu Histórica, legitimada con la participación de una inmensa mayoría de 200 mil trabajadores, según informaron.
Un nuevo dato que emergió con poca difusión en los medios de comunicación fue el lanzamiento de un espacio político conjunto que dieron en llamar En Marcha. Las representaciones políticas más hegemónicas de estas organizaciones sindicales se mostraron juntas. Estaban allí Esteban Castro y Juan Grabois de la CTEP junto a Leonardo Grosso y Lucila de Ponti del movimiento Evita; Daniel Menéndez de Barrios de Pie junto a Victoria Donda de Libres del Sur; Juan Alderete de la CCC y Víctor de Gennaro de Unidad Popular, entre otros.
“Mientras intentamos convencer a los partidos que incorporen nuestras demandas a sus programas, nosotros tenemos que crear nuestro propio espacio político”, soltó entonces en reserva uno de sus dirigentes.