Por Sergio Ferrari, desde Suiza*| La ausencia de prominentes marca esta nueva edición 2019 del Foro Económico Mundial que se realiza entre el 22 y el 25 de enero en Davos. A última hora decidieron no venir a la ciudad alpina suiza Donald Trump, entrampado en su shutdown; ni Theresa May, confrontada al rompecabezas del Brexit; ni Emmanuel Macron, desbordado por las movilizaciones sociales que desde semanas estremecen Francia.
Sí estarán presentes, en cambio, unos 3.000 representantes del gran poder mundial. Esencialmente, dirigentes políticos y representantes de las más conocidas multinacionales convocados para debatir sobre La Globalización 4.0: modelando una arquitectura global en la era de la cuarta revolución industrial.
Entre los asistentes, el presidente brasilero Jair Bolsonaro, cuya presencia en Davos ha desatado múltiples repudios ciudadanos en sus más diversas expresiones. Una veintena de importantes ONG de cooperación, asociaciones de solidaridad, sindicatos y actores políticos helvéticos (como el Partido Verde), a iniciativa de SOLIFONDS, enviaron una carta el lunes 21 al gobierno suizo exigiendo que no se reuniera con Bolsonaro y su comitiva.
La misiva -firmada entre otros por KOBRA, Tierra de Hombres Suiza, el sindicato SIT, Multiwatch, Campax, ALBA Suiza, Juristas Democráticos, Greenpeace Suiza y el Foro Democrático Ciudadano- denuncia no sólo la retórica homofóbica, sexista, antiambientalista y racista del presidente brasilero, sino también las primeras medidas antisociales, antiindígenas y antiecológicas del nuevo gobierno.
En paralelo, la Sociedad en defensa de los Pueblos Amenazados distribuyó un comunicado exigiendo que la Confederación Helvética defienda los derechos de los pueblos autóctonos ante el presidente sudamericano. Un grupo de brasileros y suizos protestaron el lunes 21 frente al hotel donde el mandatario se hospedó a su llegada a Zúrich, en tránsito hacia
Davos.
Aunque menos numerosa que las tradicionales protestas anti-Davos de la década pasada, más de mil personas desfilaron el sábado 19 en las calles de Berna en contra de la cita de la élite mundial. Iniciativa que se repetirá el miércoles 23 de enero en la acción de protesta convocada en la misma Davos por la Juventud Socialista.
Lucha contra el sistema, solidaridad internacional y defensa ambiental aparecen como ejes de la movilización de la sociedad civil suiza de estos últimos días. La más sorprendente por su impacto, la “huelga en defensa del clima”, que convocó a más de 20 mil estudiantes secundarios y universitarios el tercer viernes de enero en todo el país, la que se repetirá el próximo 2 de febrero.
El movimiento estudiantil prodefensa ambiental, iniciado hace algunos meses en Suecia, adquiere ya una relevancia singular en varios países europeos.
Una distribución dramática de la riqueza
Riqueza versus pobreza creciente, aparece nuevamente como las dos caras de esta edición de Davos. El Foro de Davos es una iniciativa permanente que congrega en torno a mil socios que son empresas con una media de 5 mil millones de dólares de actividad comercial anual y que abonan unos 45 mil dólares anuales al foro. La categoría de asociado industrial estratégico, con más poder de decisión, implica una cotización de 250 mil dólares o bien de 500 mil dólares anuales.
Muchos de estos miembros y socios del Foro de Davos hacen parte de los multimillonarios cuya riqueza ha aumentado 900.000 millones de dólares el último año, a un promedio de unos 2.500 millones diarios. Tal como lo señala el último informe de OXFAM ¿Bienestar público o beneficio privado?, que acaba de ser publicado la tercera semana de enero, 26 multimillonarios -un año antes eran 43- poseen hoy la misma riqueza que los 3.800 millones de personas que componen la mitad más pobre de la humanidad.
El informe señala también que 3.400 millones de personas -casi la mitad de la población mundial-, en particular mujeres, rozan la pobreza extrema y viven con menos de 5,50 dólares al día.
El documento de Oxfam sostiene que, si el 1% más rico del planeta pagase un 0,5% más de impuestos sobre la riqueza, se recaudaría el dinero necesario para escolarizar a los 262 millones de niñas y niños que actualmente no tienen acceso a la educación y se podría proveer servicios de atención sanitaria que salvarían la vida a 3,3 millones de personas. Y subraya que 7,6 billones de dólares de las fortunas más concentradas escapan a todo control impositivo protegidos por los paraísos fiscales.
Gentileza: Ecupres