Por Federico Chechele | Más allá de las encuestas que remarcan un rechazo del 70% a su gestión, Mauricio Macri aceleró los tiempos y anunció que irá por la reelección. Mandó a sus ministros para que lo proclamen, desarticuló el Plan V que tenía a la gobernadora María Eugenia Vidal como su sucesora y promete darle la vice al radicalismo. En la oposición reina la vacilación.
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, salió con los tapones de punta y dijo que «el candidato a presidente de Cambiemos es el presidente Mauricio Macri, que va a ir por la reelección» desistiendo de un eventual plan de emergencia. Días después no descartó que Martín Lousteau acompañe a al presidente como vice en las elecciones.
Un día antes, el amigo presidencial Nicky Caputo hizo trascender que él mismo le recomendó a Macri no presentarse y difundió la formula Vidal-Lousteau. En sintonía con las magras encuestas que la semana pasada le había arrojado Durán Barba al Presidente.
Fue tan real el operativo Vidal Presidenta que el propio Macri tuvo que ir a fondo: Vidal «es tan buena que la queremos poner en todos lados, pero ella tiene que ser candidata a gobernadora», dijo, y logró que se deje de dudar de su candidatura y trasladó el Plan V al Plan Vice.
Con esta intención de apertura ante el temor de perder todo, la Rosada le abrió la puerta al radicalismo y lo convocó para el próximo lunes en una clara señal para contener reclamos y evitar fugas y, de ser necesario, cederle la vicepresidencia. Inquietos y apretados, previo a la formalidad de la reunión, el jueves cenaron en la Rosada María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Marcos Peña, Rogelio Frigerio y los gobernadores radicales Alfredo Cornejo y Gerardo Morales.
En el medio, como lo marca el adn partidario, explotó la interna del radicalismo por el dilema de seguir o romper la alianza con el Gobierno. El presidente de la Convención, Jorge Sappia, aseguró que «la mayoría del radicalismo votaría por terminar con la alianza Cambiemos» y varios dirigentes le salieron al cruce con un fuerte comunicado ratificando que van a «construir, conformar y fortalecer Cambiemos».
El amigo presidencial Nicky Caputo hizo trascender que él mismo le recomendó a Macri no presentarse y difundió la formula Vidal-Lousteau, en sintonía con las magras encuestas que la semana pasada la había arrojado Durán Barba al Presidente.
Sobran motivos para dudar por la continuidad de Macri
Lo más llamativo fue la definición de Gabriel Torres el referente de Moody’s. La calificadora de riesgo aseguró que «en cualquier otro país, la aprobación de Macri no llegaría al 5%”. De acuerdo a las consultoras, las políticas del Presidente tienen el visto bueno del 30% de la población.
Algo similar sucede con los inversores que llevaron al riesgo país cerca de los 800 puntos a pesar del escandaloso desembolso de USD 10.900 millones que efectuará en los próximos días el FMI
En esa sintonía, si bien los bancos argentinos siguen batiendo récord de ganancias, sus acciones en Wall Street valen cada vez menos.
De este lado del mostrador, la crisis sigue golpeando con indicadores negativos: el Indec anunció esta semana que en 2018 se amplió a 20 veces la brecha entre el ingreso de los más ricos y más pobres: el 80% de los que trabajan gana menos de $28.000.
La calificadora de riesgo Moody’s aseguró que «en cualquier otro país, la aprobación de Macri no llegaría al 5%”.
Indefinición en la oposición
A pesar de los números negativos y las encuestas el Gobierno cree poder ganar en octubre más por debilitamiento ajeno que por méritos propios. Mucho de esto tiene que ver la crisis del peronismo. Si va partido será un triunfo de Cambiemos. Si Lavagna va por afuera también festejarán con globos amarillos; pero si la oposición resuelve encuadrarse para ganarle a Macri tendrá buenas chances. Hay una realidad: en estos cuatros años no se logró salvar las diferencias y ningún espacio prevaleció con solvencia sobre otro.
El domingo pasado Sergio Uñac ganó las PASO obteniendo el 55,7% de los votos, resultado que no sólo lo apuntala para retener la provincia en los comicios del próximo 2 de junio, sino que lo ubica directamente en la discusión del peronismo. Y se prevé que será el articulador de la unidad entre Argentina Federal y en el kirchnerismo.
Dentro de las distintas vertientes del peronismo saben que cuentan con algo a favor: de acá al 16 de junio tendrá resultados positivos en la mayoría de las elecciones primarias y generales en las provincias pero deberán lidiar con los egos de los ganadores. Este domingo Cambiemos saldrá tercero en Río Negro.
El que sigue arriba en la exposición mediática y no usa metáforas para instalarse como precandidato es Roberto Lavagna. La semana pasada sostuvo que no tenía ningún interés en reunirse con Cristina Kirchner. Esta semana se diferenció de Sergio Massa: «Estamos en dos proyectos distintos». Massa le respondió con una recorrida por el conurbano junto a Marcelo Tinelli.
La pregunta que no resuelven las encuestas -porque todas tienen dueño- es quién le está quitando los votos a Cambiemos. Si Lavagna, el kirchnerismo o la liga de gobernadores que no tiene candidato.
El Gobierno continúa apostando a polarizar con Cristina Kirchner y que haya un peronismo dividido. Esto último tiene su cálculo. Tanto Urtubey, Schiaretti y Pichetto no quieren saber nada con el kirchnerismo. Massa tampoco aunque le hayan ofrecido la provincia de Buenos Aires.
¿Y Cristina? Probablemente su decisión se conocerá días antes de presentarse las candidaturas. Aunque los Kirchner nunca dudaron en presentarse en todas las batallas la expresidenta se siente acorralada por las causas judiciales.
Sin Paro General, las centrales también liman diferencias electorales
El jueves pasado hubo una fuerte presencia en la calle del sindicalismo representado por todas las centrales obreras. Como estaba previsto no se convocó a un Paro General y se disputaron más las internas y el escenario electoral.
«No hay consenso para una huelga», había anunciado Héctor Daer, uno de los titulares de la CGT para disipar cualquier tipo de dudas sobre la posición de los sindicatos de la calle Azopardo. «No vamos a cambiar ni con un paro ni con una marcha el modelo económico», bramó.
Desde el moyanismo tampoco salió una proclama fuerte para unir fuerzas y convocar a una huelga general. De hecho, movieron poco en la plaza de los Dos Congresos y se los escuchó decir que preferían apostar por “representatividad y no masividad”. Es más, armaron un escenario donde leyeron un documento ante la sorpresa de los sindicatos de la Corriente Federal que esperaban ansiosos por un acto con premisas contra el gobierno. La disputa interna de la CGT y la partidaria prevaleció sobre la medida de fuerza.
Sólo la CTA Autónoma conducida por Ricardo Peidro convocó a la unidad por un Paro General en el acto a escasos metros de la plaza, y lo propio hizo Hugo Yasky, al mando de la CTA de los Trabajadores en declaraciones a la prensa.
En síntesis, son pocos los que pregonaron por un Paro General, aunque en las próximas semanas se debatirá internamente en plenarios regionales para llevar el mandato de las bases para una futura medida de fuerza.
De cara a las elecciones, Héctor Daer y varios dirigentes de la CGT deslizaron palabras de aliento a una posible candidatura de Roberto Lavagna. Lo mismo hizo durante esta semana Juan Carlos Schmid, ya alejado de la conducción cegetista.
Los Moyano en cambio continúan apostando por Cristina Kirchner de la misma manera que varios sindicatos de la Corriente Federal, a pesar de los desencuentros del jueves en el Congreso.
Sólo la CTA-A conducida por Ricardo Peidro convocó a la unidad por un Paro General, y lo propio hizo Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores en declaraciones a la prensa.
Dato: El mismo jueves que las centrales se movilizaron en todo el país, Carlos Acuña, líder de los empleados de estaciones de servicio, firmó una paritaria del 28% en 3 cuotas en los términos que pide el Gobierno.
Foto: Macri y Cornejo, archivo.