Redacción Canal Abierto | El 13 de septiembre de 2016, Florencia Peralta fue ahorcada en su casa. El único imputado por el femicidio es su ex pareja y padre de su hijo, Damián Ortega. Después de dos años y siete meses, el Ministerio Público cerró la instrucción por el crimen y elevó a juicio la causa. Será el primer juicio por jurado en San Rafael, Mendoza.
El mismo tendrá lugar el 7, 8, 9 y 10 de mayo. El juez Jorge Yapur será el magistrado que dirigirá el proceso, junto a un jurado popular, integrado por 12 ciudadanos, que deberá fallar por la absolución o por la condena.
En diálogo con Canal Abierto, Graciela Bianchi, madre de Florencia, comentó cómo se llega a esta instancia: “Por fin tenemos fecha de juicio. Sin embargo, el único imputado llega libre a esta instancia. Hubo muchas demoras con las pericias que debían hacerse. La Suprema Corte demoró la autorización de dinero para la geolocalización, hubo cabellos que se encontraron el día del hecho y recién fueron peritados en diciembre del año pasado. También se frenó la causa cinco meses por cambios en los tiempos del juez Pablo Peñasco, hoy fiscal general del Ministerio Público a cargo del juicio”.
Toda la evidencia recabada hasta ahora indica que Ortega es el responsable del femicidio. No se encontró otro ADN más que el suyo en la escena, como tampoco otras huellas digitales. Las imágenes de las cámaras de seguridad también lo sitúan en el lugar de los hechos.
La defensa alegó también que el asesinato de Florencia pudo darse en una situación de robo. Sin embargo, su cuerpo tenía un golpe en la nuca y la autopsia determinó que murió por asfixia. En su cuello se encontraron marcas similares a las que Ortega tenía en la mano, que se presumen hechas por un cable o alambre utilizado para ahorcarla.
“Mi hija no le iba a dar la espalda a alguien que no conocía. Era policía. Si era un robo se hubiera defendido. No tenía ADN debajo de las uñas ni señales de golpes por combate para defenderse”, explicó Graciela.
Con Ortega llevaban cuatro meses separados al momento del femicidio y, según cuenta la familia, la seguía acosando. “Le decía que no podía vivir sin ella, le pedía que no lo dejara, que él fue un chico abusado, nadie lo quería y todos lo rechazaban. Flor soportó hasta donde pudo”.
La profesión de Florencia también generó –dentro de esta cultura machista- que ella no pueda realizar una denuncia por las situaciones que vivía. “Hay una ley, la 6.722 de la policía de Mendoza, que sostiene que si una mujer policía denuncia violencia en el hogar, le quitan el arma, le inician una carpeta psiquiátrica y le reducen el sueldo a la mitad. Por eso mi hija no la pudo hacer, porque tenía su hogar a cargo”, comentó la madre.
Transformar el dolor en algo positivo
En marzo del año pasado se fundó Madres de Pie. “Comenzó con la mamá del corazón de Ayelén Arroyo (víctima de abusos y asesinada por su padre), la mamá de Yanet Zapata, y conmigo, mamá de Florencia. Después se fueron sumando más familiares y víctimas de violencia”, expresó Graciela.
Son un grupo de mujeres que ayudan a otras a salir de situaciones de violencia, brindan charlas y reciben capacitación constante de la Dirección de la Mujer, Género y Diversidad de la Suprema Corte.
Comenzaron trabajando en San Rafael y de allí se trasladaron a todos los departamentos de Mendoza. Como organización implementaron la colocación de bancos rojos como símbolo de la violencia de género y en memoria de sus víctimas.
“Esta ha sido una forma de llegar a la sociedad porque es verdad que son un poco reacios a estos cambios. Ese machismo, el querer mantener todo dentro de cuatro paredes es algo que estamos ayudando a correr, visibilizando y dando charlas. Gracias a los bancos rojos se puede visibilizar lo que pasa dentro de la casa de muchas mujeres y que se animen a denunciar”, dijo Bianchi.
Muchas de las mujeres que asisten a sus charlas se sienten contenidas y piden la ayuda necesaria. A través de su página de Facebook, las Madres de Pie han logrado asistir a más de 25 mujeres en seis meses. “Son 25 vidas que pudimos salvar y para nosotras eso es muy importante. También llevamos un seguimiento de estos casos, para ver cómo están y si necesitan algo”, expresó la mamá de Florencia.
El público al que apuntan también con sus encuentros es al adolescente, sobre todo a aquellos que han crecido en un seno familiar violento. “Creo que es a ellos a quienes tenemos que enseñarles que hay una vida distinta, que existe el respeto mutuo, que las relaciones no se sostienen por conveniencias. Queremos que las mujeres piensen en la vida, en poder ver crecer a sus hijos y que no les pase como a Florencia o a otras chicas, porque ellas están en una tumba y sus hijos crecen con los abuelos porque los padres están detenidos”, explicó Graciela.
Y agregó: “Queremos cambiar el dolor por algo positivo, que la muerte de nuestras hijas no sea en vano. Es necesario un cambio y empieza desde nosotras como mujeres, dentro de la familia y de la sociedad. Si nos quedamos llorando, encerradas en ese dolor, no vamos a salvar otras vidas. Hoy, con la muerte de nuestras hijas, estoy más que convencida de que debemos ser la voz de las que ya no están, que nos levantemos y llevemos la bandera de ellas y salvar otras vidas”.
Desde 2010, en Mendoza hubo 55 mujeres asesinadas, víctimas de violencia doméstica. El juicio de Florencia Peralta sin embargo no será desarrollado con perspectiva de género. Sin embargo, Graciela llega confiada en que la Justicia prevalecerá.
“Creo que cuando el jurado escuche a los testigos y vea la evidencia van a poder vivir en carne propia lo que nosotros venimos pasando hace dos años y siete meses. No creo que ninguno de ellos quiera que un asesino quede libre y otra familia tenga que llorar la muerte de una hija”, sentenció.