Los comicios de la comisura de los labios, de los párpados. De la médula y de los traseros. Los comicios de la comicidad cáustica. De la comisión continua de comicidades traseras que parpadean, cáusticas, muy cáusticas, hasta la médula. Los comicios sin pizca de abnegación, sin pizca de ingenio ni luminosidad. Los comicios de la comisión. Comicios desprovistos de cualquier gota de conmiseración. Bazar de comicios.
En un pasaje de El Gatopardo, de Giusseppe de Lampedusa, uno de los protagonistas dice: «Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie. ¿Me explico?»
Los comicios del abatimiento de la comisura de los labios en la sonrisa. Los comicios de la melancolía más inconmensurable.